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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Precisión a Gironella y Lara

Con la natural extrañeza he escuchado las manifestaciones formuladas por José María Gironella y José Manuel de Lara en el espacio televisivo a cargo de Alfredo Amestoy, del 5 de junio, titulado La verdad de...

Con relación a su novela Los cipreses creen en Dios, Gironella manifestó que vino a Madrid para mendigar editor y que sólo encontró a uno que le entregó 3.000 pesetas a cuenta, cantidad que al día siguiente le reclamó, renunciando a publicar dicha novela. Tanto Gironella como Lara aclararon al auditorio que dicho editor era el que suscribe.

Ante semejantes infundios, conviene precisar que nuestra relación personal no se redujo a una jornada, sino a tres años, lo cual reviste notable diferencia.

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En las cartas que dirigí a Gironella y Lara el día 10 de agosto de 1966, saliendo al paso de unas declaraciones similares que aparecieron en el diario madileño Pueblo, les indicaba que rectificaran, sugerencia que no fue atendida, motivo por el cual dirijo esta nueva carta abierta.

Nuestras relaciones editoriales se iniciaron estando Gironella en París, en febrero de 1951. En carta, también desde Gerona, Gironela me solicitó el anticipo de las 3.000 pesetas, que le facilité el 16 de julio de 1952, lo cual se reflejó luego en el contrato que suscribimos el 3 de octubre siguiente, a cuenta del 7,5% de derechos de autor.

Posteriormente, Gironella me expresó que preferiría publicar su novela con el editor Lara, quien le había ofrecido el 8%, en vez del 7,5%, y que podría superar cualquier problema que surgiera con la censura, razones que estimé suficientes para rescindir nuestro contrato. Hasta el 23 de junio de 1953 -casi con un año de retraso- no le fue posible a Gironella reintegrarme el anticipo, para aquella época importante, y cuando ya estaba en el mercado la segunda edición de Lara de Los cipreses creen en Dios.

Durante 1954 seguimos manteniendo relación amistosa Gironella y yo. Este, en unión de su esposa, me confiere su representación para gestionar la adaptación cinematográfica de algunas de sus novelas.

Sólo me resta añadir haber padecido el lamentable espacio de la televisión, que, al menos en lo que a mí se refiere, podría haberse titulado La mentira de...

Madrid

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