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Los síntomas de desabastecimiento de petróleo en el mercado mundial cada día más evidentes

La certeza de un cercano desabastecimiento de petróleo en el mercado mundial ha forzado a las compañías petrolíferas a pasar de una posición de vendedoras a compradoras de crudo y ha motivado una serie de medidas ejecutivas en los principales países occidentales para paliar los perniciosos efectos de esta situación sobre el consumidor. Ayer, el presidente Carter, ante tal eventualidad, firmó un decreto por el que se conceden a los gobernadores de los estados poderes especiales para regular la distribución de la gasolina e imponer restricciones en su distribución. Simultáneamente, las grandes compañías petrolíferas mundiales han comenzado a comunicar a sus clientes que esperan reducir sus suministros en un 5% durante este próximo verano.

Aunque inicialmente la responsabilidad de estos vaivenes en el mercado petrolífero puede achacarse a los acontecimientos políticos en Irán, expertos petrolíferos consultados señalan que la situación, que trae recuerdos de la crisis de 1974, presenta aspectos y características diferentes, a los que no es ajeno el hecho de que los países consumidores -especialmente Estados Unidos- no hayan adoptado medidas efectivas para reducir su consumo energético.En las últimas semanas, las principales compañías petrolíferas mundiales, primordialmente las del grupo Arameo, han pasado de una posición de vendedoras a compradoras en el mercado mundial. Como consecuencia, el precio del crudo en el mercado on the spot (libre o de entrega inmediata) ha llegado a niveles jamás alcanzados. Así, el ministro de Petróleo de los Emiratos Arabes Unidos, Maneh Said Oteiba, declaró el martes que su país ha estado rechazando ofertas de las compañías para vender crudo a cuarenta dólares por barril. El precio oficial de la OPEP por barril es 14,50 dólares, aunque algunos países miembros (Argelia, Libia) llegan a fijar este precio oficial a veintiún dólares.

Un ejemplo de las distorsiones del mercado mundial lo ofreció el acuerdo al que llegó ayer la Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana (CEPE) con la BPM, para la venta de 720.000 barriles a 36 dólares el barril. Este precio supera en 6,84 dólares el precio fijado para una venta similar la semana pasada. Un portavoz de la CEPE señaló que este aumento de precios confirma la crisis que caracteriza el mercado petrolífero en las últimas semanas, independientemente de la situación iraní.

Reducción de reservas

Otro hecho que avala la gravedad de la crisis es la reducción a menos de cincuenta y sesenta días las reservas de crudos y productos refinados de los principales países occidentales. Estas reservas, que normalmente alcanzan más de tres y seis meses, según los casos, determinan lo que una nación puede vivir sin nuevos suministros energéticos.

Por otro lado, expertos petrolíferos señalan que estas reservas pueden incluso experimentar nuevas reducciones si se confirman las previsiones de un invierno duro que se espera en Estados Unidos. Las perspectivas de un invierno crudo hacen que aumente notoriamente el consumo, mientras se multiplican los problemas de suministros a determinadas zonas.

En cuanto al verano, y pese a que el anuncio por Texaco, Gulf y Continental, en Estados Unidos, y Shell, en Gran Bretaña, de eventuales reducciones de hasta un 5% en sus suministros a las refinerías y gasolineras, se predice que una reducción similar en el consumo energético en Occidente podría paliar el problema de la reducción acordada por Arabia Saudita en su producción de crudo. Este país, que llegó a sacar 9.500.000 barriles diarios de sus pozos durante la crisis iraní, está produciendo actualmente un millón menos de barriles, mientras que incluso ha acordado reducir la producción en medio millón más en los próximos meses.

En cualquier caso, los expertos consideran que esta situación se verá mucho más clara, en cuanto a sus consecuencias, en la próxima reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que tendrá lugar en Ginebra a partir del próximo día 12 de junio.

La situación en EEUU

El presidente Jimmy Carter firmó ayer un decreto en el que se otorgan poderes a los gobernadores estatales para regular la distribución de gasolina, y pronosticó que Norteamérica deberá seguir viviendo en el futuro bajo la amenaza de las restricciones energéticas.

Poco después de que el Congreso rechazara un proyecto de ley gubernamental para racionar la gasolina en caso de emergencia, el presidente Carter tomó esta acción, que no necesita de la aprobación del poder legislativo, para aumentar los poderes de intervención de los gobernadores estatales frente a las restricciones de gasolina.

Cada uno de los gobernadores de los cincuenta estados de la Unión podrá, desde ahora, ordenar la apertura o el cierre de determinadas gasolineras durante el fin de semana, imponer un sistema de racionamiento par-impar, como el que está en vigor ya en algunos condados de California, y potenciar medidas que impidan a los automovilistas llenar completamente los depósitos de sus coches.

El decreto presidencial afectó directamente a los gobernadores de dieciocho estados, que carecían de esos poderes de regulación. En otros estados, la legislación concede ese tipo de autoridad o los gobernadores la habían solicitado a los congresos estatales.

En una conferencia de prensa celebrada en la Casa Blanca, Carter anunció que había firmado este decreto e hizo una relativamente larga exposición de la crisis energética. El presidente advirtió que Estados Unidos tendrá que vivir bajo la amenaza de las restricciones, hasta que disminuya la demanda, se reduzca el consumo, se aumente la producción nacional de petróleo y se desarrollen fuentes alternativas de energía.

Jimmy Carter insistió nuevamente en que Norteamérica debe hacer frente a un problema crónico en sus suministros energéticos y pidió el apoyo de la opinión pública y del Congreso para su plan de desregulación de los precios del petróleo doméstico y su impuesto especial contra los beneficios adicionales de las grandes compañías petrolíferas.

Al anunciar la firma del decreto, el presidente reconoció que esta medida no servirá para reducir el consumo de gasolina o fomentar el ahorro energético, sino simplemente para disminuir en lo posible las colas de automóviles en las gasolineras y garantizar combustible para todos los conductores.

Restricciones

Sin embargo, tres de las mayores compañías petrolíferas anunciaron ayer mismo que reducirán sus envíos a las gasolineras durante el mes de junio. Texaco, Gulf y Continental estimaron entre un 5% y un 10% esta reducción de sus ventas de gasolina, en comparación con la distribuida en mayo.

Los pronósticos oficiales aseguran que no habrá desabastecimiento de gasolina este verano, si bien el Departamento de Energía admite que la cantidad de gasolina disponible en junio será algo menor que la que hubo el año pasado.

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