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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Carta abierta a la Asociación de la Prensa de Madrid

Vicepresidenta de la Asociación de Licenciados en Ciencias de la Información

Entre las múltiples formas que existen de desaprovechar el tiempo, está la de sentarse en una mesa de negociación para llegar a la unidad profesional de los periodistas, con la Asociación de la Prensa. Al menos esta es la conclusión a que se llega después de recibir y leer la carta que, desde la Asociación de la Prensa de Madrid, se envía a los licenciados en Periodismo por la facultad de Ciencias de la Información. En ella, nos comunican la grata noticia de que, por fin, podemos entrar a formar parte de ese histórico organismo -patrimonio liquidado de todos los periodistas- con el único requisito de poseer el título de licenciado y sin necesitar ya, por tanto, de una nómina que justifique la relación laboral fija con una determinada empresa periodística. Y, además, nos invitan a que respondamos por escrito a estas dos cuestiones:

a) ¿Cree que la facultad de Ciencias de la Información debe ser la vía única de acceso a la profesión?

b) ¿Cree conveniente la unión de la Asociación de Licenciados y de la Asociación de la Prensa en un colegio profesional de periodistas?

Cuestiones a las que, efectivamente, hay que responder, pero de forma pública. Porque la importancia de ambos temas para el futuro de la profesión periodística así lo requiere; porque el sistema de consulta por carta anónima se presta a todo tipo de manipulaciones evidentes, y porque si me dan a elegir entre un refresco de naranja o uno de limón, posiblemente no se me ocurra pensar que existen otros muchos. Esto es lo que en la facultad de Ciencias de la Información nos enseñaron a denominar tergiversación de la opinión pública.

Un primer paso, previo a cualquier consulta unilateral, debería haber sido el restablecimiento de las conversaciones entre los tres organismos profesionales, sobre la base de un acuerdo común, en el que todas, las partes ceden. Acuerdo que, posteriormente, sería sometido a consulta entre todos los periodistas en un congreso estatal. Se trataría de llegar a un lugar de encuentro, lo suficientemente espacioso como para permitir todo tipo de enmiendas y retoques posteriores.

Y habría que volver a intentar -¡inasequibles al desaliento! -agrupar a todos los periodistas, sin distinción dé ideologías ni de titulación en un único organismo profesional, capaz de solventar por su propia fuerza los verdaderos problemas que hoy carcomen a la profesión: la libertad de expresión, el secreto profesional y la cláusula de conciencia, recogidos en una nueva ley de bases para la información, acorde con la Constitución vigente; el paro, las nuevas salidas profesionales y la regulación legal de un estatuto del colaborador; la elaboración de una nueva ley de Ayuda del Estado a la Información, complementada con la exigencia de plantillas mínimas en determinados medios de comunicación; la reforma de los estudios en las facultades de Ciencias de la Información...

Y, en esta línea, el único acuerdo posible hoy es el que suscriben la Unión de Periodistas y la Asociación de Licenciados (periodismo) y que está pendiente de discusión con la Asociación de la Prensa.

En líneas muy generales, se entiende que la unidad profesional puede darse en el marco de las asociaciones de la prensa, una vez transformados sus estatutos actuales. En ellos, se garantizará el ingreso automático de los licenciados y de los titulados por las antiguas escuelas de periodismo, así como de aquellos profesionales que, hasta el momento, hayan adquirido la condición de tales por la vía de la práctica.

Una vez regularizada la situación, la vía de acceso a la condición de periodista será la licenciatura en CCII (rama de periodismo). Existirá, además, un cauce autocontrolado por una comisión profesional con representación sindical, para posibilitar el acceso de todos aquellos periodistas no titulados que demuestren el ejercicio de la profesión durante un período mínimo de cinco años. La cuestión, por tanto, estriba en situar las vías de acceso a la profesión periodística en una línea que reconozca la necesidad y existencia de unos estudios de periodismo a nivel universitario y que, al mismo tiempo, no cierre de manera absoluta la posibilidad del ejercicio profesional al margen de estos estudios específicos.

La solución planteada contiene, pues, un doble mecanismo para situar el ejercicio profesional en unos términos de equilibrio y realismo. De equilibrio, porque lo enmarca así en unas coordenadas que se separan, tanto de una concepción liberal-empresarial, como de los peligros que contiene el corporativismo académico.

Y es una solución realista, porque a partir de los presupuestos anteriores, afronta la grave situación de Paro, desde una perspectiva que permite resolverlo, al menos en parte. El acuerdo contempla, en este sentido, el compromiso de las centrales sindicales, CCOO y UGT, de incluir en los convenios colectivos una cláusula de prioridad en la contratación para los periodistas en paro integrados en el organismo unitario.

Los diferentes artículos publicados por EL PAÍS, así como en otros diarios, demuestran que la polémica ha sido viva y encontrada. Sin embargo, demuestran también que, frente a posiciones autoritarias que pretenden imponer sin más el resultado obtenido mediante desfasadas y mediocres técnicas publicitarias, la Unión de Periodistas, la Asociación de Licenciados (periodismo), CCOO y UGT, así como otros organismos que deseen adherirse, han sido capaces de despegar hacia un debate más amplio -que incluiría, por supuesto, a las asociaciones de la prensa, así como a todos los periodistas encuadrados o no en una organización profesional o sindical-, en definitiva, hacia un congreso estatal de periodistas.

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