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El Everest, vencido nuevamente

Antonio Guerrero

El pasado día 8, a mediodía, una cordada austríaca comandada por Reinhold Messner y su compañero Peter Habeler, de 33 y 35 años, respectivamente, alcanzó la cumbre del Everest (8.848 metros), la cima más alta del mundo. Estos dos escaladores no utilizaron oxígeno en ningún momento. De este modo Messner, que se ha convertido -por sus innumerables ascensiones y su peculiar filosofía para entender la montaña- en un ídolo para los jóvenes montañeros, ha pasado a convertirse en un personaje casi legendario, al haber, realizado la más importante gesta en la historia del himalayismo.

Sin embargo, la carrera por la conquista del Everest (o Chomolungma) se remonta a bastantes años atrás, concretamente a 1921 y 1922, cuando dos expediciones británicas visitaron la zona. La primera exploró todos los alrededores tomando datos para posteriores proyectos, y en la segunda, se intentó, infructuosamente, la ascensión a la cumbre, sin llegar a rebasar los 8.300 metros de altitud. Más tarde, en junio de 1924, Leigh Mallory y Andrew Irvine, desaparecieron en la cara noreste, después de alcanzar los 8.577 metros sin oxígeno. Fueron los primeros que perecieron en el supremo esfuerzo por coronar la montaña más alta del mundo, después de que durante 42 días, toda la expedición sufriera las más adversas inclemencias del tiempo y de pasar muchas peripecias. Precisamente ellos, Mallory e Irvine, decidieron atacar la cumbre después de que sus compañeros Norton y Somervell habían tenido que abandonar a los 8.570 metros, por encontrarse agotados. El día 8 de junio partieron desde el campo sexto y no regresaron jamás.

Durante los años 1933, 35 y 38, varias expediciones, de diferentes países, intentaron alcanzar la cumbre sin éxito.

En 1952 una expedición suiza estuvo a punto de lograr su objetivo, a pesar de no poder subir a la misma altura de otros grupos anteriores. El alpinista Lambert, en unión al sherpa Tensing (que, más tarde, sería uno de los conquistadores del Everest), tuvieron que abandonar, bien a su pesar, cuando ya estaban a 8.600 metros de altitud y debido al famoso monzón y sus terribles tormentas.

Primera conquista

Por fin, en 1953, una expedición inglesa -aunque sin ingleses- dirigida por el coronel John Hunt, venció por vez primera el Everest Edmund Hillary, australiano, y el sherpa nepalí Tensing (con la gran experiencia que tenía a sus espaldas de su anterior intento) fueron los autores materiales de la hazaña.Realmente, Hunt había elegido como cordada principal para realizar esta misión a la formada por Bourdillón y Evans, los cuales fracasaron en su intento, por lo cual hubo que mandar a una segunda cordada que, de una forma magistral, consiguió la cumbre el 29 de mayo a las 11.30 de la mañana.

Con ello se había marcado un hito en la historia, a la vez que se había realizado la más importante ascensión con que pueda soñar un montañero.

Una vez más, en 1956, el Everest volvería a ser escalado por una expedición suiza denominada «Reist».

Después, y durante estos últimos treinta años, han sido numerosas las expediciones, de todos los países que han clavado su bandera en la mayor altura del planeta: japoneses, americanos, hindúes, suizos y chinos. Precisamente estos últimos pusieron en la cumbre a nueve personas a la vez, entre ellos una mujer, siendo, de esta manera, la primera fémina que pisaba la cima de la gran montaña.

La ascensión más peligrosa

Igualmente, de entre todas, cabe mencionar la misión inglesa, dirigida por el afamado Chris Bonington, que en 1975 ascendió por la vía más dura y difícil: la cara suroeste.Ya en 1972 una expedición mandada también por él tuvo que abandonar ante la célebre Rock Band (banda de roca), lo cual influyó mucho en la moral de Bonington, que a partir de esa derrota trabajó afanosamente durante tres años para preparar el mejor equipo de hombres y material que se pudiera encontrar.

Así, en 1975, con un presupuesto considerable y un formidable conjunto humano, compuesto por dieciocho montañeros con gran experiencia en himalayismo, pudo realizar el sueño que venía acariciando desde hace tanto tiempo.

En una ascensión meteórica, el inglés Scott y el escocés Haston, alcanzaban la cumbre el 25 de septiembre.

Al sobrarle tiempo y disponer de muchos hombres capacitados para tal empresa, Bonington dejó partir a dos cordadas más hacia la cumbre. Una de ellas la alcanzó dos días después. La segunda cordada se vio envuelta en una tormenta y el montañero Mick Burke, en su afán de realizar unas filmaciones en la cumbre, decidió seguir solo -ya que su compañero tuvo que abandonar al tener problemas con el oxígeno y haber perdido parte de su equipo- encontrando la muerte y empañándose, de este modo, el fabuloso éxito de la expedición al haber ascendido por el lugar más peligroso del Everest.

Por su parte, España también ha estado presente en esta montaña, sin mucha fortuna, por cierto, pero marcando así la máxima altura conseguida por el alpinismo español: 8.530 metros.

La expedición Tximist, compuesta en su totalidad por montañeros vascos (catorce en total), partió en 1975 en busca de la cima más codiciada y deseada del mundo. Después de varios días de trabajos incesantes y de esfuerzos por parte de todos, la cordada compuesta por Rosén y Uriarte alcanzó los 8.530 metros. Ante la inminencia del monzón, que se avecinaba, Ignacio Lorente, jefe de la expedición, tuvo que tomar la dolorosa decisión de ordenar la retirada, debiendo sacrificar, con gran sentido de la responsabilidad, el posible éxito de la operación, con tal de no poner en peligro la vida de los dos extraordinarios montañeros españoles que tuvieron que realizar el descenso sin oxígeno, resultando éste muy penoso y difícil.

Sin embargo, este mismo grupo sigue trabajando con gran ilusión en la actualidad para poder volver a la «gran montaña» en 1982 si todo marcha bien.

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