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Nadal: “Tal y como estoy hoy, no jugaría en Roland Garros”

El campeón de 22 grandes deja en el aire su participación en el torneo francés, antes de su estreno en la Caja Mágica de Madrid ante el joven Darwin Blanch

Nadal, este miércoles en la sala de conferencias de la Caja Mágica de Madrid.
Nadal, este miércoles en la sala de conferencias de la Caja Mágica de Madrid.Susana Vera (REUTERS)
Alejandro Ciriza

Dos años después de su última participación, Rafael Nadal regresa a la Caja Mágica de Madrid, escenario que le ha visto triunfar en cinco ocasiones. Lo hace en unas circunstancias anómalas, fuera de las quinielas para alzar el título y en busca del rodaje necesario para poder culminar la gira sobre tierra batida en París. No será sencillo. En un intervalo de una semana, el discurso ha cambiado. Y el realismo se impone. El corazón pide una cosa, pero el cuerpo tira con fuerza en la dirección opuesta, como empeñándose en llevar la contraria. Habla Nadal —38 años el próximo 3 de junio— con gesto serio y sin tapujos, enfrascado en este largo tira y afloja entre la voluntad y la razón: París, hoy por hoy, es más bien una utopía. El tenista tan solo ha podido disputar cinco partidos esta temporada —tres en Brisbane y dos en el Godó— y al avance físico experimentado en Barcelona le ha seguido unos días de sube y baja en la Caja Mágica. Rostro serio, tono reflexivo, pesaroso. El campeón de 22 grandes, pues, no las tiene todas consigo, aunque su conexión con el torneo madrileño le mueve a un último desfile por la central de San Fermín.

“La afronto con ilusión, básicamente. Para mí siempre es especial jugar en Madrid, porque sé lo que me ha dado durante toda mi carrera el apoyo que he recibido probablemente no lo haya tenido en ningún otro lugar del mundo. Tengo ganas de jugar una vez más aquí; es una historia de cariño. La semana ha sido en algún aspecto buena, y en algún otro no. No creo que esté para jugar al cien por cien, pero sí para salir a jugar mañana [contra el joven Darwin Blanch, de 16 años y 1.028º del mundo], y para mí eso es importante. Poder jugar una última vez aquí significa mucho”, expuso este miércoles, durante la jornada previa a su estreno (no antes de las 17.00, Movistar+ y Teledeporte), en una sala abarrotada de reporteros. No cabía un alfiler. Y ante la reiteración en la pregunta sobre si esta es la última vez que jugará ante el público de la Caja Mágica, terreno nadalista por antonomasia, contestó con melancolía: “Sí, yo creo que sí”.

No se sale un ápice del guion clásico, del espíritu guerrero. “Lo he dicho muchas veces, pero es verdad; en este deporte las cosas pueden cambiar muy rápido, así que si no estoy ahí para intentar que cambien, no cambiarán”, esgrime, al mismo tiempo que deja entrever que, hoy por hoy, su destino a medio plazo continúa siendo igual de incierto. Son ya muchos meses litigando con su propio cuerpo y el deseo de tener una mínima continuidad, pero esta no llega y su ánimo se resquebraja. Roland Garros, a partir del 26 de mayo, se aleja de la hoja de ruta y a él se le van abriendo dolorosamente los ojos, porque el tiempo va agotándose y la musculatura y las articulaciones no terminan de responder como quería. Ya no se trata de alcanzar una u otra cota, sino del mero hecho de poder competir a un nivel más acorde a su dimensión. Esto ya no va de ganar, sino de jugar.

Nadal, con Alberto Núñez Feijóo.
Nadal, con Alberto Núñez Feijóo.Tarek Mohamed (PP/EFE)

Respecto a su evolución, sembró la duda sobre su presencia en Roland Garros, a partir del 26 de mayo. A diferencia del discurso ofrecido la semana pasada en Barcelona, más optimista, esta vez Nadal fue más contundente: la realidad es la que es, muy complicada desde el punto de vista físico. Su cuerpo y sus sensaciones van y vienen, y no termina de dar con el punto necesario como para competir a un nivel más elevado que el ofrecido recientemente en el Godó, donde cedió en la segunda aparición —contra Alex de Miñaur, tras haber vencido a Flavio Cobolli— y se diluyó cuando el partido se dilató. Si allí aseguraba haber dado “un paso adelante”, el momento actual es distinto. Hoy por hoy, no lo ve claro. Las molestias persisten y su hablar desprende otro retroceso. El horizonte es una incógnita.

El comodín olímpico

¿Qué sería lo idóneo en su actual circunstancia? “Lo idóneo sería poder jugar y no tener mucha limitación. Pase lo que pase [en referencia a los resultados], me da igual. Las sensaciones de la semana no han sido perfectas. Quizá no saldría a jugar mañana, pero es Madrid y se mezclan muchas cosas a nivel emocional que me llevan a salir a jugar. Eso no quiere decir que renuncie a nada en las siguientes semanas. No es un proceso hacia arriba en línea recta”, apuntó el tenista, que la noche anterior compartió una cena con futbolistas del Real Madrid y este miércoles charló de manera distendida y se fotografió con el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. “El objetivo es terminar el torneo vivo, en términos de físico”, indicó durante el turno en inglés.

Nadal, durante el entrenamiento de este miércoles.
Nadal, durante el entrenamiento de este miércoles.Susana Vera (REUTERS)

Dice que los problemas que le impedían sacar durante los tres últimos meses se han atenuado, y que ahora puede ejecutar la maniobra mejor, pero al mismo tiempo admite que no es capaz de jugar “lo suficientemente libre” y que tampoco puede actuar de acuerdo a su verdadera naturaleza. “Al final soy una persona competitiva y es difícil jugar sin poder dar el máximo“, lamenta. “No estoy preparado para según qué cosas”, reconoció; “hoy no estoy haciendo lo posible para que las cosas salgan bien porque simplemente no puedo, y en otra situación de mi carrera probablemente no estaría jugando. Lo que pasa es que lo quiero intentar y hago las cosas que todos creemos que tengo que hacer para ver si hay una salida hacia delante. Pasará lo que tenga que pasar y yo intento hacer cada día lo que puedo”.

Y resolvió: “No sé qué va a pasar las siguientes tres semanas [entre el Masters de Madrid y el Roma, del 8 al 19 de mayo]. Voy a hacer todo lo que pueda para poder jugar en París [del 26 al 9 de junio] y si se puede, se puede; si no, no voy a jugar tal y como estoy hoy; solo voy a salir a jugar si me siento lo suficientemente capacitado para competir. Si hoy fuera París, no saldría a la pista; esta es la realidad. Voy hacer todo lo posible para ganarme las oportunidades de intentar que esto suceda, y si no, me quedará la satisfacción personal por haberlo intentado. No se acaba el mundo con Roland Garros. No quiere decir que si no juego, se acabe todo allí; también tengo los Juegos Olímpicos por delante. Pero no voy a hacer nada más de lo que en estos momentos me siento capaz de hacer”.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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