_
_
_
_
_

España se hunde ante Canadá

El equipo de Medina cede en los tres duelos del estreno, sin arañar ningún set, y quedará eliminado este jueves si las norteamericanas ganan un partido a Polonia

Masarova no alcanza la pelota durante el partido contra Stakusic.
Masarova no alcanza la pelota durante el partido contra Stakusic.MARCELO DEL POZO (REUTERS)
Alejandro Ciriza

Comenzó esta Billie Jean King Cup de la peor manera para España, rendida por Canadá en el primer compromiso de la fase de grupos de las Finales. Al borde ya del precipicio. Empezó destemplada con la inesperada caída de Rebeka Masarova ante Marina Stakusic (6-3 y 6-1, en 1h 09m) y pese a revolverse en el segundo compromiso, terminó inclinándose. Sara Sorribes se vació frente a Leylah Fernandez en casi tres horas de refriega, pero no acertó en la definición (7-6(8) y 7-6(7) y de madrugada tampoco sonrió la fortuna en el dobles, resuelto a las 1.03. De la mano, las dos solistas volvieron a perder ante Eugénie Bouchard y Gabriela Dabrowski: 6-2 y 7-5. En Sevilla, por tanto, una cruda realidad. Si la selección norteamericana gana un partido este jueves a Polonia, teóricamente inferior, el equipo de Anabel Medina quedará matemáticamente apeado; de nada serviría un triunfo al día siguiente ante las centroeuropeas.

Empezó tarde y mal la historia, con dos horas de retraso respecto al horario estimado por la demora de los duelos previos y en forma de trampa. Nadie contaba con ello. De entrada, jarro de agua fría en La Cartuja. Una bofetada. Triple derrota (0-3). Ni un set al bolsillo y un escenario terminal. No faltó actitud ni empuje, pero sí acierto y algo de fuego, más rebeldía. Confianza. Entró España con el pie izquierdo en la competición, con una derrota que no entraba en los planes –193 puestos de diferencia entre una y otra– y difícil de digerir en la apertura. La debutante Stakusic (18 años, 258ª del mundo) aprovechó el nerviosismo de Masarova (24 y 65ª) para adjudicarse el punto e inclinar la serie a favor de Canadá, cuya preparadora, Heidi El Tabakh, buscaba el efecto sorpresa y lo consiguió. Vaya que si lo consiguió.

“Ha sido una combinación de todo”, razonaba la española, nacida en Basilea. “Entre que era el primer partido, los nervios de jugar en casa, ella no ha regalado nada… No ha sido una situación fácil. He ido mejorando conforme avanzaba el partido, pero estaba tensa y no terminaba de encontrar mis mejores sensaciones. No veía muy bien por dónde entrarle. A pesar de ser tan joven y de tener al público en contra [4.000 personas], ha estado muy equilibrada y sólida todo el rato. Ha regalado muy poco, bien por su parte. Habrá que ver qué se decide en los próximos días; si me toca jugar otra vez estaré más preparada”, lamentó Masarova, una apuesta que sorprendió, pero hasta cierto punto lógica.

Sin ritmo de competición y ausente desde principios de julio por una lesión vertebral, Paula Badosa presenció el estreno desde el costado, confiando en que su sustituta abriera el cruce con éxito. Sin embargo, a Masarova le pesó en exceso la escena, titubeante e imprecisa, cada vez más desentonada conforme intentaba cosas y no encontraba recompensa. No le salió nada. Con una magnífica planta (1,86), se topó con una adversaria que pese a ser una advenediza se desenvolvió sin una sola duda. El mismo gesto de inicio a fin. De nada le sirvió a la española el buen recorrido de esta temporada y terminó cediendo a la frialdad de la rival; sobre todo, a su propia desesperación.

Sin filo

Al entregarse, su hoja de servicios reflejó 33 errores, por solo nueve de Stakusic. “No estoy contenta con mi nivel”, resolvió Masarova, que previamente había disputado cuatro partidos en la competición, dos triunfos y dos derrotas; el balance ahora es negativo. Recogió el testigo de inmediato Sorribes y, corriente en contra ya, tuvo que remar y remar y remar en el pulso contra Fernandez. La canadiense, un sugerente proyecto venido a menos después de haber protagonizado una irrupción fulgurante hace dos años, cuando alcanzó la final del US Open con 19, posee casi todas las virtudes y pocas deficiencias. Es astuta, lee con inteligencia y no le falta arrojo; combina la sutileza con la determinación, y en términos físicos. Levantó tres bolas de set y convirtió la única que se procuró en el primer parcial. Luego, entre idas y venidas, se rehízo para decantar finalmente un encuentro durísimo.

Esa primera manga se extendió prácticamente hora y media, y la continuación siguió los mismos parámetros: un cara a cara de intensidad máxima. Demarró la valenciana, pero no supo conservar la distancia (5-2) y en el desempate volvió a chocar con la versión más aguerrida de Fernandez, que anuló otras dos opciones más. A Sorribes, 10 series y 11 partidos individuales (balance de 6-5), le sobró el pundonor de siempre y le faltó filo; también le penalizaron las dobles faltas (5) y el pobre porcentaje con los segundos servicios (36%). Todo el ímpetu chocó con el repertorio técnico de la canadiense, que a las buenas formas añade no poca valentía. Tampoco se arruga. Se detuvo el reloj en 2h 53, y el equipo español perdió la primera serie. Sin chispa ni respuesta, no logró arañar siquiera el valioso consuelo del dobles, importante en el caso de que entrasen en juego las matemáticas; ciertamente improbable. De negación a negación. Desagradable panorama. Solo un pleno de Polonia le salvaría, y aún así sería muy complicado que le salieran las cuentas.

En el otro compromiso de la jornada, Italia venció a Francia por 2-1 gracias a los triunfos de Martina Trevisan (2-6, 6-2 y 6-2 a Alize Cornet) y Jasmine Paolini (7-6(6), 5-7 y 6-4 a Caroline Garcia). Suma su buen hacer al del día previo por parte de la República Checa y Eslovenia.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
Tu comentario se publicará con nombre y apellido
Normas

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_