Las tenistas se rebelan contra la WTA: “Nadie nos escucha, nos faltan al respeto”

La semana pasada, cuando las ocho mejores tenistas de la temporada aterrizaron en Cancún para disputar la Copa de Maestras se indignaron al ver que la estructura inacabada de la pista en la que iban a disputar los partidos de estos días. La número uno, Aryna Sabalenka, alzó inmediatamente la voz, en un discurso que no solo recogía el sentir de las jugadoras presentes en México, sino el de la mayoría de sus compañeras del circuito. “Estas no son las mejores condiciones para jugar. No creo que respondan al nivel de este torneo. Espero que la próxima temporada la WTA haga un trabajo mejor”, expresó la bielorrusa, quien dos días después elevó el tono mediante un comunicado tras disputar su primer partido: “Estoy muy decepcionada con la WTA y la experiencia que estamos teniendo aquí. Nos están faltando al respeto. No me siento segura moviéndome sobre esta pista y el bote no es consistente, además de no haber podido entrenar más que una sola vez antes del comienzo de la competición”.

Cancún, marco de la cita que sellará la temporada del tenis femenino, ha sido la gota que ha colmado el vaso. Así que las palabras de Sabalenka (y el hecho de que ella fuera el altavoz) impactaron, pero no sorprendieron del todo. Las jugadoras denuncian que el hecho de tener que adaptarse sobre la marcha y a la carrera al escenario mexicano –donde también sopla con fuerza el viento– es tan solo el último incidente propiciado por un sistema deficitario y desigual, en el que a las buenas intenciones no les acompañan del todo los hechos. Entienden las tenistas que esta Copa de Maestras –la guinda anual, que esta edición reparte 9 millones de dólares en premios– es una clara muestra del trato descompensado que reciben respecto a los hombres y de una gestión mejorable por parte de la WTA, el organismo que dirige el circuito y vela por sus derechos profesionales desde 1973.

“Trabajamos muy duro todo el año para llegar hasta aquí, pero está siendo una decepción. El estadio no está listo y siento que a la WTA no le interesa cómo nos sentimos. Sentimos que nadie nos escucha y a nadie la interesa nuestra opinión, y eso es muy triste”, lamenta la checa Marketa Vondousova, campeona este año en Wimbledon y debutante en el torneo maestro.

Ella es una de las 21 firmantes, según publicó este martes The Athletic, del escrito de tres páginas que las tenistas hicieron llegar a los altos mandos del circuito a principios de octubre para transmitirles su malestar, después de haberse reunido durante el torneo de Pekín por esas mismas fechas para formalizar una serie de peticiones con el objetivo de que se mejoren sus condiciones. En la nota, las jugadoras –entre ellas figuras como Sabalenka, la kazaja Elena Rybakina o la tunecina Ons Jabeur– demandaban mejores salarios; horarios más sostenibles desde el punto de vista físico y mental; compensaciones económicas en el caso de que deban parar por lesión o a razón de la maternidad; así como una representación en el Consejo de Jugadoras de la WTA por parte de su propia organización independiente, la Asociación de Tenistas Profesionales (PTPA, por sus siglas en inglés) que impulsaron Novak Djokovic y el canadiense Vasek Pospisil en 2020.

Improvisación y parches

Del mismo modo, las tenistas lamentan que no se confirmara la sede de Cancún hasta principios de septiembre, al igual que el curso pasado, y que la Copa de Maestras se haya convertido en un escenario improvisado. Si entre 2014 y 2018 logró asentarse en Singapur, después ha ido mudándose de Shenzhen (China) a Guadalajara (México), pasando por Forth Worth (Estados Unidos) antes del desembarco actual. En contraste, el Masters masculino se instaló de 2009 a 2020 en el O2 de Londres, y de 2021 a 2025 transcurrirá en el Pala Alpitour de Turín. En 2018, la WTA llegó a un acuerdo para que el torneo que reúne a las más fuertes se celebrase entre 2019 y 2028 en Shenzhen, en una apuesta firme (y estratégica) por expandirse en China. Sin embargo, la pandemia alteró todos los planes y ante la disfunción se ha reaccionado con parches. Si hace cuatro años las pérdidas fueron de un millón de dólares, al siguiente ascendieron a 16,5 y en 2021 a 15,1.

Según precisa The Athletic, las tenistas todavía no han recibido una respuesta por escrito a la solicitud enviada el 5 de octubre, y en cambio fueron emplazadas a dos reuniones con el presidente y director ejecutivo de la WTA, el estadounidense Steve Simon. Durante el último encuentro, el pasado jueves en Cancún, “dos de las mejores jugadoras” lo abandonaron a causa de la frustración.

“Este no es el nivel organizativo propio de un torneo así. Esta situación no es aceptable cuando hay tanto en juego. Agradezco a todos aquellos que han participado en la construcción de la pista a última hora y a todos los que trabajan aquí. Sé que no se su culpa. Estoy muy feliz en México, pero decepcionada con la WTA y esta situación”, incide Sabalenka. “No estoy muy contenta… En un torneo tan grande, todo debería haber estado listo para que pudiéramos entrenar en la pista. Esperamos que esto no vuelva a suceder jamás”, se suma Jabeur, triple finalista de Grand Slam. Según el citado medio, la número dos del mundo, la polaca Iga Swiatek, también ha querido trasladar su malestar, aunque lo ha hecho mediante una carta independiente.

Mejora... a largo plazo

La sensación predominante entre las deportistas es la de que el compromiso del organismo es ambiguo, y que los mensajes proyectados chocan con la realidad. La pista temporal de Cancún –con aforo para 4.000 personas, en un lujoso resort al borde del mar– ha levantado ampollas tanto por el acabado como por la dificultad a la hora de jugar, expuesta a los vientos marítimos. También se percibe con recelo el desembarco próximo del circuito en Arabia Saudí –por el trato hacia la mujer y la persecución de la homosexualidad– y se alude a varios episodios de esta temporada que realzan los agravios. Por ejemplo, al vivido en mayo en Madrid, cuando a las campeonas de dobles no se les permitió dirigirse a los aficionados tras la victoria, o al que se produjo una semana después en Roma, donde Rybakina y Kalinina tuvieron que disputar la final femenina de madrugada como consecuencia de la lluvia, en lugar de postergarla al día siguiente y emparejarla con la masculina.

Desde la WTA, mientras, Simon y sus colaboradores defienden su implicación y destacan las maniobras financieras destinadas a incrementar el poder del circuito. A comienzos de 2023 anunciaron que la compensación de las jugadoras aumentará en 400 millones de dólares durante los próximos 10 años, y en junio oficializaron un acuerdo con los directores de los torneos para garantizar la equidad salarial entre hombres y mujeres, con un matiz: hasta 2027 no se hará efectivo en los de máxima envergadura, y deberán esperar hasta 2033 para que se aplique a los de menor dimensión. La diferencia en muchos casos sigue siendo importante y las profesionales definitivamente se han movilizado. ¿Por qué esperar? Aquí y ahora, reclaman.

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