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Garbiñe Muguruza se aleja del tenis: “Hoy día no tengo ninguna intención de volver”

La española, ausente de las pistas desde enero por decisión propia, dice que no echa en falta la rutina profesional y que no se plantea un regreso a corto plazo

Garbiñe Muguruza
Garbiñe Muguruza atiende a los periodistas el 5 de julio en el Real Club Tenis Chamartín de Madrid.AFP7 vía Europa Press (AFP7 vía Europa Press)
Alejandro Ciriza

Alejada de las pistas desde finales de enero, cuando disputó su último partido y decidió hacer una pausa sin final definido, Garbiñe Muguruza sigue distanciándose del tenis y dice no echar en absoluto en falta la actividad en la élite, sino más bien todo lo contrario. Cuenta la tenista en una entrevista concedida a la revista Women’s Health que hoy por hoy es “muy feliz” alejada del circuito y que no añora la rutina, y ofrece un serio indicio de por dónde va su pensamiento ahora mismo. No tiene ninguna prisa por regresar y, de hecho, dice no haber planificado todavía su retorno de cara a la próxima temporada.

Cuestionada sobre si tiene la intención de volver a la competición, la ex número uno contesta: “A día de hoy no tengo ninguna intención. Mi plan ahora mismo es dormir, descansar, estar con los míos, recuperar tiempo perdido… No veo más allá de lo que estoy haciendo hoy, mañana y esta semana”. Y a la pregunta de cómo está viviendo este paréntesis que anunció a mediados de abril, harta de la vorágine profesional y del juicio semanal de los medios y los especialistas, agrega: “Estoy viviendo este parón de manera muy feliz, ya que era algo que mi cuerpo y mi mente necesitaban, así que estoy disfrutando mucho de estos momentos”.

Muguruza jugó su último partido el 30 de enero —una derrota en Lyon, frente a Linda Noskova, entonces 56ª del mundo– y comunicó que se detendría hasta el verano. Las circunstancias, sin embargo, fueron cambiando progresivamente y antes de que acabase la primavera ya sabía que esta temporada no volvería a competir, y que necesitaba desintoxicarse. Es decir, cero tenis. “No ocupa ningún lugar en mi rutina”, afirma a Women’s Health; “sigo pendiente de mis compañeras y de vez en cuando puedo jugar, pero no de manera intensa, sino más bien por diversión. No ocupa mi mente, ni mi día, ni mis rutinas. Realmente me estoy tomando un descanso de verdad e intento estar alejada de las pistas”.

En lugar de empuñar la raqueta, Muguruza prefiere hoy bailar zumba —participó recientemente en un multitudinario evento en Málaga—, jugar al pádel, dar paseos y moverse de aquí para allá. Pero el dinamismo no obedece ahora al tenis. “Mi forma física ha cambiado porque al no estar en competición intento mantenerme en forma sin necesidad de entrenar al límite. Voy al gimnasio regularmente, las máximas veces a la semana; me encanta hacer entrenamiento de pesas, completar mi parte de cardio con zumba, clases de pilates, de yoga, de boxeo... Aprovecho para hacer todas esas cosas que cuando estaba entrenando para el tenis, no me daba el tiempo”, responde sin atender lo más mínimo al ranking, que la clasifica en estos momentos como la 1.038 del mundo.

Azkoitia, la excepción

Muguruza, que el pasado domingo cumplió 30 años, ha aprovechado todo este tiempo para disfrutar de opciones tan dispares como la Feria de Abril o el Zinemaldia, además de haber invertido horas en la costa andaluza y la naturaleza. También acudió a Madrid para recibir en el Real Club Tenis Chamartín la Medalla de Oro de la Real Orden del Mérito Deportivo, y aquella tarde prorrogó los puntos suspensivos: “He sido un poco valiente al parar, algo que me costó mucho, así que estoy feliz. No tengo fecha de vuelta, pero este año seguro que no, porque quiero estar con mi familia. No es un adiós definitivo, sino un año sabático. No echo de menos la competición, ganar sí. Pero quiero descansar”.

A la campeona de Roland Garros (2016), Wimbledon (2017) y la Copa de Maestros (2020) tan solo se le ha visto pelotear en público en una ocasión, cuando en julio visitó Azkoitia acompañada por su padre José Antonio, que emigró a Caracas en 1978. Allí inauguró junto con 250 niños una pista cubierta que lleva su nombre y ya dejó caer que no pasaba por su cabeza reaparecer a corto o medio plazo, postura que mantiene.

Muguruza y su pareja, Arthur Borges, recientemente en la gala de clausura del Festival de San Sebastián.
Muguruza y su pareja, Arthur Borges, recientemente en la gala de clausura del Festival de San Sebastián.Raúl Terrel / Europa Press (Europa Press)

“No me quiero plantear una fecha porque entonces no descansas mentalmente. Quiero estar tranquila y volver cuando realmente tenga ganas”, manifestó ese día, en consonancia con el discurso otoñal. No echa en falta la adrenalina de la élite y, en cambio, sigue descubriendo los placeres de un modelo de vida que hasta ahora desconocía, puesto que a los siete años se marchó a Barcelona para emprender su carrera. Feliz en la nueva cotidianeidad, de alguna manera liberada, sigue apostando por mantener la distancia con su deporte, del que solo echa de menos “el compartir” con su equipo, “esa unión que trae muy buenos momentos de apoyo, de sufrimiento, de estar juntos...”.

El próximo curso será especial para ella, ya que en 2024 se casará con la pareja que ha compartido el día a día durante los dos últimos años. Entretanto, interiormente continuará deshojando la margarita, mientras desde su entorno más cercano se le arropa y a la vez se le concede distancia para que decida con libertad y sin interferencias, sin presiones de ningún tipo. “Está en manos de ella, la decisión es exclusivamente de Garbiñe”, transmite su círculo a este periódico. El caso es que hoy por hoy, la respuesta está meridianamente clara: si ha de volver el tenis, no será ahora.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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