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Aprilia ficha a Jorge Martín y le abre a Marc Márquez la puerta del equipo oficial de Ducati

La fábrica de Bolonia, que le había llegado a ofrecer el asiento de 2025 al madrileño, cambia de planes a última hora, rompe con el líder del certamen y ya prepara la firma del ocho veces campeón del mundo

Jorge Martín y Marc Márquez, en el podio del GP de Cataluña.
Jorge Martín y Marc Márquez, en el podio del GP de Cataluña.Bruna Casas (REUTERS)

Jorge Martín, actual líder del campeonato del mundo de MotoGP y una de las perlas del universo Ducati, ha decidido cambiar de aires tras el último desplante de la fábrica de Bolonia en las negociaciones para subir al equipo oficial y ha firmado con Aprilia para 2025. “Bienvenido a la familia de Aprilia, Jorge”, anunciaba la marca de Noale, por sorpresa, este lunes por la tarde. Las rocambolescas conversaciones que se han producido en las últimas horas en Mugello, durante el transcurso del GP de Italia, han desembocado en la rotura del vínculo entre el piloto madrileño del Pramac y la fábrica que marca el paso en la categoría reina, con la que ha firmado seis victorias, 18 podios y un subcampeonato desde su llegada en 2021.

La marcha de Martín abre las puertas del conjunto oficial de Ducati a Marc Márquez, que todavía no ha rubricado su contrato, pero tiene muy avanzadas las negociaciones con la estructura que lidera el vigente campeón del mundo Pecco Bagnaia. El catalán, que todavía busca su primera victoria en más de dos años y medio sobre la pista, está a punto de apuntarse la carrera más importante del curso en los despachos. Después de haber decidido abandonar su calvario físico y deportivo en Honda hace menos de un año, logrará el asiento más codiciado del certamen, el que acumula dos títulos de pilotos y cuatro de constructores desde 2020 gracias a un dominio técnico apabullante, si nada se tuerce ahora.


Una vez recuperada la sonrisa y el apetito encima de la moto, demostrada su velocidad sobre la misma máquina que fue campeona del mundo en 2023, Márquez ha sabido moverse mejor que nadie en el juego de las sillas desatado en el paddock estos últimos días. Gracias a un órdago inesperado e impecable en casa de su próximo empleador, el octocampeón logró cambiar la decisión en firme de Ducati, que el domingo por la tarde en Montmeló, en el anterior gran premio, ya había comunicado al entorno de Martín su elección para vestirle de rojo.

El pasado jueves, durante la previa del GP de Italia en Mugello, el madrileño se imaginaba ya enfundado en sus cueros rojos y no escondía su satisfacción, mordiéndose la lengua tras haber recibido la llamada del propio Gigi Dall’Igna, máximo responsable de Ducati Corse, adelantándole la decisión. Sin embargo, se trataba de un acuerdo de palabra. Cuando Márquez leyó en La Gazzetta dello Sport la filtración de la noticia el jueves, compareció en la rueda de prensa oficial con ganas de sacudir el tablero y forzar la mano de los dirigentes italianos. Sentado al lado de Bagnaia y Martín, rechazó sin miramientos recalar en la principal estructura cliente de la fábrica, el Pramac, descolocando al madrileño, actual líder del certamen, y también a los cabecillas de la marca. De repente, la sonrisa de quien vio por momentos cumplido su gran y trabajado sueño, se desvaneció al escuchar el órdago que ha terminado por romper, precipitadamente, su vínculo con Borgo Panigale.

“El Pramac no es una opción para mí, soy un hombre con las ideas claras”, contestaba Márquez, sin querer entrar en más detalles a pesar de la insistencia de los periodistas desplazados al trazado. En su cabeza, probablemente, resonaban todavía las palabras de Fonsi Nieto, actual director de rendimiento de la escuadra cliente de Ducati, sobre aquel sonado incidente con Valentino Rossi en 2015. “Se equivocó, se portó mal”, dijo en su día el expiloto. Gino Borsoi, director deportivo del equipo, también cercano al 46, se mostró indignado con la actitud de Márquez por aquel entonces.

De la noche a la mañana, el plan A de Ducati, que pretendía situar a Márquez en el Pramac con una moto oficial, se fue al traste. El temor a perder al ocho veces campeón del mundo hizo recular a los gerifaltes de la marca, que enseguida retiraron la oferta a Martín a pesar del notable desplante al actual líder del Mundial. El sábado, con la llegada de Claudio Domenicali, CEO de la compañía, al circuito, Márquez reiteró su preferencia por vestir de rojo justo después de firmar su sexto podio (tres ‘sprint’ y tres GP) consecutivo. Martín, dolido, lanzó entonces un ultimátum y amenazó con marcharse a otra fábrica de inmediato, como finalmente ha hecho, heredando la Aprilia oficial que deja libre su gran amigo, vecino y mentor, el veterano Aleix Espargaró.

El líder del certamen no pudo esconder su estrés sobre la pista a lo largo del fin de semana. Cayó el sábado y luego tuvo un par de errores de novato el domingo que le hicieron perder gran parte de su renta al frente de la tabla. Al bajarse de la moto tras perder la segunda plaza en la última curva, honesto como pocos, reconoció que las turbulencias en los despachos le habían desestabilizado encima del asfalto. En su cabeza tenía todavía frescas las negociaciones de las dos últimas temporadas, en las que Enea Bastianini le arrebató un puesto que creía sobradamente merecido, el mismo que ahora le ha arrebatado Marc Márquez.

La respuesta de Martín fue cumplir con su amenaza, tomar las riendas de su futuro y cerrar los últimos flecos con Aprilia, la noche del domingo, para adelantarse al próximo comunicado de Ducati.

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