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La penúltima estación de Muniain y De Marcos

Ambos jugadores, que han perdido cuatro finales de Copa, afrontan la que puede ser su última gran reválida con el Athletic

Jon Rivas
Muniain, durante un encuentro con el Athletic.
Muniain, durante un encuentro con el Athletic.Cordon

Iker Muniain (Pamplona, 31 años) debutó con el Athletic una semana antes que Óscar De Marcos (Laguardia, Álava, 34 años), por eso es el primer capitán. Curiosamente lo hicieron frente al mismo rival, el Young Boys, suizo, en la previa de la Europa League, uno en la ida y el otro en la vuelta –encuentro en el que Iker marcó su primer gol rojiblanco–. Se habían incorporado al primer equipo unas semanas después de que el conjunto que entonces dirigía Joaquín Caparrós perdiera su primera final de Copa del siglo XXI frente al Barça de Messi y Guardiola. Eran dos chavales.

Catorce temporadas después, y cuatro finales perdidas más tarde, aspiran a conseguir su primer título grande, aunque por el camino hayan disfrutado de dos Supercopas. En su caso, puede ser la penúltima oportunidad, si no la última, de conseguirlo. “Le estoy diciendo a mi cabeza que disfrute de esta final más que de las anteriores por si acaso es la última a la que llegamos”, confiesa Óscar De Marcos, que aplaza al final de temporada su decisión de seguir en el Athletic o retirarse del fútbol. No contempla otra opción, y el club respetará lo que decida. Es titular para Ernesto Valverde, y renovará si lo desea, pero aspirar a un título no es fácil. “Ganar sería algo único”, dice. “Lo llevo como puedo. Todos estamos ilusionados y eso al final te genera mariposas en el estómago”. Para Muniain, “un título le viene bien a todo el mundo”. “Esta será mi quinta final, pero lo importante es que el club, en todos estos años, ha podido sacar chicos que dan un paso adelante y se fijan en los mayores para seguir creciendo, y eso es una buena noticia para el Athletic”, comenta el futbolista. El navarro prefiere no hablar de él, sino del equipo. “No quiero centrarme en lo personal, pero para el grupo sería una alegría tremenda ganar una final, todos los adjetivos se quedan cortos”, añade.


Los dos veteranos, 14 años después de su llegada al Athletic se acuerdan de todos los que jugaron junto a ellos desde que llegaron. “Somos la cara visible, pero en estos días pienso en mis excompañeros, en muchos de ellos, en los que lo han intentado y no han llegado ni a jugar, en los que lo buscaron conmigo y no lo conseguimos”, confiesa De Marcos. “Estamos aquí de paso y vamos dejando nuestro legado. Ellos dejaron el suyo en situaciones mucho más complejas para que ahora podamos disfrutar de una final. En caso de lograrlo, ellos serían parte del éxito”, apuntala. También Iker Muniain recuerda a quienes pasaron junto a él. “Somos un club diferente también por eso, porque la familia que se crea aquí creo que es más fuerte que en otros sitios. A esos que han pasado antes los tenemos presentes porque son de los nuestros”.

De Marcos no reniega de las finales perdidas, a pesar de la decepción por haberse quedado tan cerca de un título tan especial para el club rojiblanco. “No hay que borrar nada. Son experiencias que vives y de las que tienes que aprender”, asegura. “Por supuesto que son palos duros, pero fueron finales complicadas, vividas en diferentes épocas y edades”. Sin embargo, matiza: “Ahora veo al equipo convencido, preparado y con ganas de afrontarlo”. El futbolista alavés ha jugado tres finales. Se perdió la de 2015, porque en el partido de vuelta de la semifinal ante el Espanyol vio una tarjeta amarilla, necesaria para detener un contragolpe, y no pudo alinearse. En la cuarta, aspira a llevarse, por fin, una alegría, aunque no se trate de ninguna revancha. “En el fútbol, nadie le debe nada a nadie, pero estamos insistiendo, nos gusta la Copa, llevamos años peleando por ella. Hemos conseguido que llegar a una final sea algo que debe pasar, y no es así. Hay que dar el mérito a lo que hace este equipo”.

Para Muniain, que ahora ocupa un rol diferente, con menos presencia en el equipo, esta no es una final diferente a las anteriores: “Lo llevo igual que todas las que he vivido, con toda la ilusión como si fuera la primera. Tengo otro rol, pero aquí hay que estar preparado para todo y siempre con el equipo por delante. En lo personal, la ilusión es máxima”, afirma antes del duelo de este sábado contra el Mallorca en La Cartuja, y acaba con un mensaje a los más jóvenes del equipo: “Si algo he aprendido todos estos años es a disfrutar del camino. Nos hemos llevado desilusiones, pero también el camino es importante, y vivirlo es ilusionante. Es lo que les trato de decir a los jóvenes del equipo”. Esta noche, una última estación hacia la Copa.

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