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Verstappen le niega la gloria a Ferrari en el GP de Italia

El holandés hace historia en Monza al sumar su décimo triunfo consecutivo, Checo Pérez es segundo y Sainz amarra un podio ante el Leclerc más feroz. Alonso, noveno

GP Italia F1
Carlos Sainz (izquierda) y Max Verstappen combaten por una posición en una curva de Monza, este domingo.Ryan Pierse (Getty Images)
Oriol Puigdemont

No hay milagros en la Fórmula 1 y esa máxima volvió a retumbar este domingo en Monza, donde los tifosi acudieron en masa, enfervorecidos por la pole position que Carlos Sainz se adjudicó el sábado, gracias a una de las mejores vueltas de su vida. A pesar de la machada del español, el Ferrari que conduce no le alcanza para mantener a raya al Red Bull, el monoplaza al que muchos han colgado la etiqueta del más dominante de siempre. Menos aún si quien va al volante es Max Verstappen, un animal competitivo único como dejan claro sus números. El actual campeón volvió a darse un paseo de domingo, esta vez en Italia, donde encadenó su décimo triunfo consecutivo, un nuevo récord absoluto. A pesar de no conseguir adelantar a Sainz en la arrancada, el piloto de Red Bull cocinó a fuego lento su asalto al liderato, que se precipitó en la vuelta 15, después de varios achuchones potenciados por el efecto del alerón trasero móvil (DRS). Para Mad Max, este es el 12º de los 14 que se han puesto en juego. Los otros dos llevan la firma de Checo Pérez, su compañero en la escudería del búfalo rojo, que sigue arrasándolo todo y que no ha dejado de ganar desde la última prueba de la temporada pasada (Abu Dabi).

En Monza, el holandés y el mexicano se quitaron de en medio a la versión más peleona de Sainz, que se defendió con todo lo que pudo, especialmente en frenada, tanto de los dos Red Bull como de Charles Leclerc, su vecino de taller, a quien Ferrari dio libertad total para tirarle el coche en la gresca final de ambos por el podio. El duelo a cuchillo de los bólidos rojos se lo llevó finalmente el madrileño, que ensanchó su monoplaza tanto como pudo en un rifirrafe tan delicioso para el espectador como innecesario para los intereses de la Scuderia. Esta es la primera vez que Sainz se sube al cajón en lo que llevamos de calendario y la cuarta vez que lo hace la marca de Il Cavallino Rampante, que gracias a este resultado y al resbalón de Fernando Alonso –terminó el noveno– se coloca tercera en la estadística reservada a los constructores, por encima de Aston Martin.

De Red Bull se ha dicho y escrito ya casi todo. De Ferrari, también. La tropa energética firmó en Monza su sexto doblete del curso. Todos ellos son fruto de la brutal pegada del RB19, combinado ello con el acierto de los estrategas que establecen la hoja de ruta desde el muro. En la Scuderia es difícil interpretar el plan que se aplica en cada carrera, como volvió a ponerse en relieve ante su hinchada. A pesar de estar cómodamente colocados el tercero (Sainz) y el cuarto (Leclerc), el equipo italiano permitió que sus dos corredores se las tuvieran peludas en las últimas cinco vueltas. Una vez que Pérez pudo superar a Sainz (vuelta 46 de 51), el muchacho de Guadalajara salió disparado dejando a su rival completamente expuesto ante el apetito del monegasco, siempre dispuesto a dejar claro quién manda en Maranello. En muchos momentos, la agresividad de Leclerc a final de recta traspasó los límites razonables entre compañeros que no se están jugando nada más que la posición.

“Chicos, cuadremos esto y llevémoslo a casa”, soltó Sainz ante la fogosidad de su colega, que a punto estuvo de llevárselo puesto a solo dos giros del final, en lo que podría haber sido el desenlace más triste de un fin de semana que comenzó a lo grande para Ferrari.

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