Un talento alivia a Rusia
Un gran gol de Miranchuk derrota a una Finlandia replegada en un duelo en el que Mario Fernandes termina hospitalizado
Tirando del talento de Miranchuk y con la defensa hecha unos zorros por las lesiones y esa maldición que empieza a acompañar a los rivales de Finlandia, Rusia sumó en San Petersburgo los puntos que necesitaba con urgencia después de la goleada que recibió frente a Bélgica y que tuvo consecuencias en la alineación, portero incluido, ante su vecino del oeste.
Fue un buen partido, entretenido, y los rusos se trabajaron la victoria. Afrontaban el choque casi a vida o muerte, aunque en el caso de Cherchesov, el seleccionador, su gesto funerario lo aparenta en cada partido, y las cosas casi se les complican nada más empezar. Le deben los rusos a las líneas del VAR que no subiera al marcador el contundente remate de cabeza de Pohjanpalo a los tres minutos. Se adelantó el atacante finés apenas unos centímetros que captaron los ojos que todo lo ven, para alegría rusa, porque remontar ante los rocosos jugadores nórdicos hubiera supuesto un trabajo monumental. Y eso que Rusia mejoró su imagen con respecto a la cita con Bélgica, en la que acabó desbordado.
Cedió Finlandia la iniciativa, se replegó con sentido y trató de estirarse en contragolpes, que durante la primera parte no inquietaron. Los rusos jugaron con la paciencia que se puede tener con una situación complicada, y no se alteraron ni con la inquietante retirada en camilla de su lateral Mario Fernandes, que cayó de mala manera en un intento de remate. Se golpeó el cuello y la espalda y tuvo que ser hospitalizado, aunque pronto la alarma inicial quedó desactivada y el jugador se reincorporó con sus compañeros. Jugar contra Finlandia empieza a dar mal rollo, a sus rivales, aunque los nórdicos no hayan hecho nada que se les pueda achacar en los partes médicos, pero ya tienen dos jugadores del equipo contrario en observación.
Rusia perseveró frente a un rival al que un empate le servía de mucho. Miranchuk, Dzyuba, y muchas veces Golovin, movían el árbol con sentido, pero las jugadas morían al borde del área, o dentro de ella, entre un bosque de piernas. Justo hasta el descuento, cuando los dos jugadores más activos de la selección rusa, combinaron en el área. Miranchuk recibió en la derecha, se abrió paso con un regate, perfiló el disparo y colocó la pelota en la escuadra de Hradecky.
Con el marcador en ventaja, Rusia serenó su alma y tuvo las ideas más claras. Decidió seguir jugando en campo finés para evitar desencuentros defensivos con una zaga hecha de retales. Tuvo así más ocasiones para ampliar su ventaja. Sólo cuando se tomaban un respiro, apretaba Finlandia y se tambaleaba la defensa rusa. Pukki tuvo la mejor de su equipo en un remate que detuvo Safonov, pero el equipo local, que jugaba como visitante, decidió que conservar el balón en su poder era la mejor medicina para seguir con el marcador a su favor. No pudieron aprovechar la precipitación de Finlandia en los minutos finales, porque sus contragolpes acabaron en disparos desviados, pero consiguieron el objetivo final, el de ganar el partido, sumar tres puntos y seguir en la pelea por acceder a la siguiente fase.
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