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La Dinamarca del 92 también tuvo otra fatalidad

Vilfort, jugador clave en aquel título, vio cómo su hija Line fallecía con siete años dos semanas después

Kim Vilfort (derecha) y el alemán Thomar Helmer, en la final de 1992.
Kim Vilfort (derecha) y el alemán Thomar Helmer, en la final de 1992.PA Images via Getty Images

Cuando la Eurocopa 92 salta al escenario de la actualidad siempre se hace hincapié en que el campeón, Dinamarca, llegó como invitado de ultimísima hora por la sanción a Yugoslavia, que muchos de sus jugadores estaban ya de vacaciones y tuvieron que hacer urgentemente las maletas para acudir a la selección. Esta fue la versión alimentada por los propios daneses, pero existen otras interpretaciones.

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La Federación danesa estaba al tanto de la posibilidad de que Yugoslavia pudiera ser sancionada y que, automáticamente, su selección, disputaría el torneo y tenía a todos los jugadores controlados y avisados, sobre todo a los 12 que jugaban en los clubes locales y acababan de finalizar su Superliga días antes. Un dato es irrefutable, la Federación tenía comprometido un amistoso contra la CEI (antigua URSS) para el 3 de junio en Brondby. Entonces se enteraron de que disputarían la Eurocopa.

Al margen del título, aquella Eurocopa para Dinamarca encerró una historia humana que ha recuperado vigencia con lo sucedido a Christian Eriksen, desplomado en el primer partido con Finlandia. El protagonista directo fue Kim Vilfort. Jugador del Brondby que tenía 29 años. Line, su hija pequeña, de siete años, sufría leucemia. La primera decisión del jugador fue no acudir a la cita del seleccionador, pero la propia niña y la familia le animaron a que fuera.

Gran protagonista en la final

Lo que ni el propio futbolista esperaba es que su selección iba a llegar hasta la final. Después de cada partido, Vilfort regresaba a Copenhague, pasaba unas horas con Line y volvía a la concentración. Dinamarca comenzó su aventura con un inesperado empate (0-0) contra Inglaterra y con una derrota ante el anfitrión Suecia (0-1). Para pasar a semifinales tenía que ganar a la Francia dirigida por Platini en el tercer partido. Lo hizo contra todo pronóstico. Vilfort, titular en los dos primeros encuentros, no jugó el tercero. Su hija había empeorado y había decidido quedarse a su lado.

La emoción de las semifinales y la cercanía de Goteborg, animó al futbolista a regresar a la concentración para jugar contra Holanda. Nueva sorpresa. Dinamarca forzó los penaltis y en la tanda Peter Schmeichel detuvo el lanzamiento a Van Basten. Vilfort marcó el suyo, el cuarto. Los invitados de urgencia estaban en la final contra Alemania y, animado por la familia, Kim decidió jugar. Su participación fue decisiva. El primer tanto nació en una jugada suya y el segundo llevó su firma en una brillante acción individual.

Su celebración fue muy emotiva. Todos sus compañeros y los compatriotas presentes en el estadio Ullevi conocían a quién estaba dedicando el gol. Él sabía que Line estaba viendo el partido y que en ese momento se sentiría la niña más feliz del mundo al ver a su padre con el trofeo de campeón de Europa. Dos semanas después, Line falleció. Durante toda la competición Vilfort se vio arropado por sus compañeros. Uno de ellos era Peter Schmeichel. Su hijo Kasper, tenía entonces cinco años y como sus padres eran compañeros en el Brondby habitualmente coincidía con Line. El sábado Kasper consolaba a la pareja de Eriksen. Su padre, Peter, en la tribuna a buen seguro que recordó a su buen amigo Vilfort.

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