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Carlos Sainz mantiene a raya a Sébastien Loeb a tres etapas del final del Dakar

Audi escolta al español, su gran baza para ganar su primer y último Dakar, con sus otros dos coches y en una novena etapa que mantiene el ‘status quo’ de la carrera

Carlos Sainz, durante la etapa de este lunes.
Carlos Sainz, durante la etapa de este lunes.PATRICK HERTZOG (AFP)

Carlos Sainz dio otro paso más hacia la consecución de su cuarto Touareg en la novena etapa del Rally Dakar 2024. A pesar de que su Audi aguanta fuerte en cabeza, bien escoltado por sus dos compañeros de equipo, Stéphane Peterhansel y Mattias Ekström, su consigna sigue siendo la misma. “Contento de acabar otro día más”, comentó nada más cruzar la línea de meta a 4m14s del ganador, el francés Sébastien Loeb. El aspirante de Prodrive recortó distancias tímidamente y se sitúa a 20m33s del madrileño, uno de sus mentores y primeros compañeros de equipo en el mundo de la competición.

“Estoy satisfecho teniendo en cuenta que abrí pista gran parte del día. Al final fue algo estresante dentro del coche, la navegación era muy difícil”, celebró Sainz. Cuando se colocó líder a comienzos de la prueba, ya avisó de que su lema para la presente edición iba a ser cholista: “partido a partido, día a día”. La especial de 436 kilómetros entre Hail y Al Ula empezó suave, con vistas preciosas entre los valles más elevados de Arabia Saudí, pero presentó a los competidores una ratonera de caminos invisibles en terrenos arenosos y pedregosos en el tramo final.

El español pudo contar con el cobijo del equipo Audi al completo, que nada más empezar la especial frenó a Monsieur Dakar, Peterhansel, el piloto con más victorias del rally, para que se pusiera justo por detrás de su gran baza. “Somos dos coches preparados para ayudar a Carlos en todo momento, y en términos estratégicos eso es una gran ventaja”, apuntaba Peterhansel, un gregario de lujo para Sainz. “Los tres coches rodamos muy cerca, sabía que tenía apoyo detrás de mí”, constataba el líder. Eso le permitió empujar sin demasiados miramientos, ya que contaba con ruedas de sobras para pinchar y reemprender la marcha en un abrir y cerrar de ojos.

Tan rápido rodó que alcanzó a Ekström, la otra gran figura de los alemanes, con un perfil más modesto y desconocido para el gran público, en el kilómetro 280 y a partir de ahí se encargó de dictar el ritmo de la prueba. Por detrás, Loeb volvió a empujar al máximo, y eso le provocó dos pinchazos que probablemente le costaron unos buenos minutos de recorte para presionar a Sainz. Igualmente, pudo presumir de su cuarta victoria en la presente edición, con un tiempo de 4h17m33s, y mantener la persecución viva. “Hacer una buena navegación y empujar es lo único que podemos hacer. no podemos pensar en lo que estén haciendo los otros”, declaró el francés. Ritmo para molestar a su rival tiene de sobras, aunque su gran pesar es que Nasser Al-Attiyah, su compañero de equipo, no podrá ayudarle después de otra fallida mecánica. El catarí, ganador de las dos últimas ediciones, se marchó del vivac sin mediar palabra con los medios, visiblemente mosqueado, y abandonó a su suerte a Loeb y el resto del equipo. A pesar de no poder pelear por la general, tenía en sus manos reengancharse a la prueba para hacer el mismo papel que Peterhansel y Ekström ejercen para Sainz.

A pesar de todo, el español y el francés, excompañeros, amigos y leyendas, sacaron conclusiones positivas del día. Uno se irá a la cama pensando que mantiene a raya al oponente, mientras que el otro se animará pensando que mantiene vivas sus opciones. Tienen razón y el Dakar sigue bien vivo cuando quedan tres etapas.

En categoría de motos, Honda siguió exhibiendo músculo con la victoria del francés Adrien Van Beveren (4h36m36s), la gran esperanza gala en dos ruedas desde el último alirón de Cyril Despres hace ya más de una década. Ricky Brabec quedó a 42 segundos de su compañero de la fábrica japonesa en la especial y amplió su margen al frente de la clasificación, donde goza de una renta de 6m58s sobre Ross Branch (Hero). El botsuano es el último piloto que resiste a la exhibición de la marca del ala dorada, con tres corredores entre los cuatro mejores de la general y seis victorias de etapa en lo que va de rally.

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