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Dos récords de España de medio maratón en Valencia

Carlos Mayo, el único español con las últimas zapatillas de Adidas, y Laura Luengo baten las marcas por 13 y 10 segundos

CELAD
Carlos Mayo y Laura Luengo este domingo durante el maratón de Valencia.Miguel Ángel Polo (EFE)

A Carlos Mayo le cambió el rictus en la recta final. El crono, allá al fondo, no mentía: el récord de España de medio maratón, el viejo registro de Fabián Roncero, iba a ser suyo. Quedaban 500 metros y en su cara chocaban la euforia y la emoción. Un último esfuerzo dando gritos y la explosión de felicidad nada más cruzar la meta en Valencia y ver que había hecho 59m 39s, 13 segundos menos que el tiempo de Roncero un ya lejano 1 de abril de 2001. Unos minutos más tarde, la extremeña Laura Luengo logró también el récord de España de la distancia (1h 9m 41s), rebajando en 10 segundos el tope de Trihas Gebre, de 2018.

Mayo, un aragonés con heterocromía, un ojo de cada color, como David Bowie, lanzaba un mensaje reivindicativo después de un tiempo alejado de su mejor versión. “Esto va dedicado a los que no han dejado de creer en mí y a los que dejaron de creer. La verdad es que lo he pasado mal. No ha sido fácil”. El atleta de Adidas es el único español al que la marca ha concedido un par de las célebres Pro Evo 1 de solo 136 gramos. El jueves las estrenó, ayer las usó para batir el récord de España y rápidamente las guardó en una bolsa para el maratón de Valencia, el 3 de diciembre, donde luchará por la mínima para los Juegos de París.

El nuevo plusmarquista salió desbocado y llegó al kilómetro cinco en un tiempo (13m 58s) que le permitía pensar incluso en el récord de Europa de Julien Wanders (59m 13s). “Se me ha pasado por la cabeza, pero luego me he pedido calma”. La liebre que debía guiar a este segundo grupo de atletas no aparecía y Mayo decidió colaborar con el portugués Samuel Barata y el italiano Pietro Riva para tirar cada uno un kilómetro. Mayo intuía que el récord de Roncero, casi una rareza de los tiempos de las zapatillas sin placa de carbono, estaba a tiro. A su entrenador, Juan Carlos Galán, no le gustan los entrenamientos demasiado explosivos, pero un día lo supo. “El feeling te llega un día que te miras al espejo y ves que estás para correr muy rápido”.

La euforia de Mayo contrataba con el rostro casi impertérrito de Laura Luengo, de 25 años, una atleta que asoma la cabeza a la élite sin perder la seriedad. “Yo, a diferencia de Carlos, nunca pensé que podría batir un récord de España. Y en carrera, como soy muy mala en matemáticas, me cuesta mucho ir calculando los tiempos, pero he visto los parciales cada cinco kilómetros y ahí ya he intuido que sí podía. Solo me preocupé de salir fluida y que fueran pasando los kilómetros. Creo que los récords femeninos de maratón y medio maratón aún se pueden mejorar mucho”.

La nueva plusmarquista, que ha estudiado Derecho y ADE, y entrena en el grupo de Juan del Campo y Luismi Martín Berlanas, logra su mayor éxito deportivo que puede impulsarle en su debut en maratón, el 3 de diciembre.

En la cabeza, Kiwibot Kandie se quedó sin liebres nada más comenzar porque salió decidido a recuperar el récord del mundo que logró en Valencia en 2020 y que le arrebató Jacob Kiplimo al año siguiente por un segundo. El keniano se marchó con Yomif Kejelcha y Hagos Gebrhiwet, más rápidos en distancias más cortas, lo que les llevó a no darle un relevo y arruinar así la opción de plusmarca. Su astucia se vio truncada con un ataque de Kandie a falta de 400 metros que ninguno pudo responder. Los tres, y un cuarto, Barega, lograron bajar de los 58 minutos (esto solo había sucedido en Valencia en 2020). Kandie lograba la mejor marca mundial del año (57m 40s), pero se quedaba a nueve segundos del récord.

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