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Simone Biles se cubre de oro: campeona del mundo en barra y suelo

La estadounidense cierra el Mundial de Amberes con cuatro medallas de oro y una de plata, para un total de 37 metales entre mundiales y Juegos Olímpicos

Simone Biles en el Mundial de Amberes
Simone Biles, durante uno de sus ejercicios este domingo.YVES HERMAN (REUTERS)
Irene Guevara

Simone Biles y Rebeca Andrade se abrazaban al terminar su rutina, se deseaban suerte antes de empezarla. Dos rivales, pero compañeras. Un mano a mano entre la estrella brasileña y la leyenda estadounidense. Se enfrentaron por primera vez en los Juegos de Río 2016, y las dos grandes gimnastas se reencontraban en el Mundial de Amberes, que suponía la vuelta por todo lo alto de Biles. La estadounidense se ha colgado la medalla de oro en barra de equilibrio (14,800) y suelo (14,633), y ha sumado un total de cinco metales —cuatro oros y una plata— en el campeonato. Los dos años de ausencia por sus problemas de salud mental no han mellado en su nivel. Al contrario. Andrade, por su parte, ha logrado el tercer puesto en barra (14,300) y el segundo en suelo (14,500). El oro en salto ha sido para Jake Jarman (15,050), en paralelas para Lukas Dauser (15,400) y en barra fija para Daiki Hashimoto (15,233).

El último día del mundial aterrizaba con incógnitas. La gran sorpresa llegaba cuando el campeón del mundo en salto, Artur Davtyan, giraba demasiado pronto, aterrizaba hacia adelante —casi metiéndose debajo del potro— y perdía la opción a podio. Y si bien Khoi Young —plata con 14,849— estrenaba el salto con el listón muy alto y los ucranianos Nazar Chepurnyi —bronce con 14,766— e Igor Radivilov luchaban por el tercer puesto, Jake Jarman se concentraba para un —casi— perfecto salto y se colgaba el oro con un 15,050.

Pero la tensión crecía sobre la barra de equilibrio. Shilese Jones —bronce en all around—, Zhan Qingying y Pauline Schaefer-Betz se caían. Los jueces se demoraban en anunciar las puntuaciones, y el speaker preguntaba entre el público si había algún estadounidense. Biles era la siguiente. El amor hacia el aparato de la campeona del mundo se materializaba en un gran ejercicio con una enorme dificultad (6,5). Tres saltos enlazados al subir a la barra. Tres giros de 360 grados. Muy seria, Biles hacía parecer que la barra de 10 centímetros era de lo más estable. En tan solo un minuto y siete segundos terminaba su rutina. Y al salir, se abrazaba sonriente a su entrenadora por su 14,800.

Aún quedaba Andrade. La brasileña entraba con mucha amplitud, pero sufría un pequeño traspiés al final de la barra. Tras un ejercicio de precisión y potencia, salía poderosa en su aterrizaje. Pero no podía superar a Biles, y tampoco a Zhou Yaqin —plata con un 14,700—, y quedaba tercera (14,300). Estaba satisfecha y sonriente. Biles le colocaba bien el cuello de la chaqueta antes de salir al podio, donde volverían a encontrarse tras el suelo.

En paralelas no había hueco para la sorpresa. Lukas Dauser, subcampeón mundial de 2022 y olímpico en paralelas, no dejaba dudas: muy pocas penalizaciones y un gran ejercicio. Al caer, gritaba, alzando los brazos al aire, y celebraba la medalla de oro mientras el pabellón se ponía en pie por su 15,400. La plata era para Shi Cong (15,066) y el bronce para Kaito Sugimoto (15,000). La barra fija se decidía en el último momento: la victoria era para Hashimoto (15,233), la plata para Tin Srbic (14,700) y el bronce para Su Weide (14,500).

Y en suelo volvían a encontrarse Biles y Andrade. La estadounidense derrochaba fuerza sobre el tapiz, con ejercicios de gran dificultad al ritmo de los aplausos. Pero, con su elemento Biles I, la potencia la llevaba a sacar un pie del tapiz al aterrizar. Al terminar, le deseaba suerte a Andrade. Acababa de marcar un 14,633 con un atronador 6,7 de dificultad. Una nota que la brasileña, repleta de dinamismo y con el público y su empatía en el bolsillo, no podía superar. Anotaba, con la plata en el cuello, un 14,500, mientras que su compatriota Flavia Saraiva era tercera (13,966).

Biles escuchaba el himno de su país con la mano en el corazón. Era su medalla número 30 de 33 finales disputadas en mundiales, con 23 títulos en el campeonato. Ella destaca por su potencia. Sus 142 centímetros de altura se convierten en metros en sus saltos, que dibujan una gran sombra: la de la mejor gimnasta de la historia. Las miradas apuntan a los Juegos Olímpicos de París 2024. Acaba el Mundial, pero empieza la cuenta atrás.

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