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El Real Madrid corona ante el Partizán otro imposible

El equipo blanco, lanzado por Sergio Rodríguez, remonta 18 puntos al grupo de Obradovic (98-94) en una noche épica, es el primero en la historia que supera un 0-2 y alcanza la Final Four

Sergio Rodríguez durante el quinto partido de los cuartos de final de la Euroliga entre el Real Madrid y el Partizán, en el Wizink Center este miércoles.
Sergio Rodríguez durante el quinto partido de los cuartos de final de la Euroliga entre el Real Madrid y el Partizán, en el Wizink Center este miércoles.JUANJO MARTIN (EFE)
Juan Morenilla
Euroliga - cuartos - jornada 5
Real Madrid
Real Madrid
98 94
Finalizado
Partizan
Partizan

Otra gesta imposible lanzó al Madrid a la Final Four de la Euroliga. Cuando todo parecía perdido, con 18 puntos en contra (41-59) en el quinto partido de cuartos frente al Partizán del gurú Obradovic, el conjunto blanco sacó de nadie sabe dónde una remontada épica para volver a hacer historia. Nunca nadie en la competición europea había superado un 0-2 en contra en una eliminatoria. Si alguien podía escribir esa hazaña, ese era el Real Madrid, rival del Barcelona el próximo viernes 19 de mayo en la semifinal en Kaunas (Olympiacos y Mónaco se medirán por el otro lado). La increíble reacción la comandó en el último cuarto Sergio Rodríguez (19 puntos) para congelar a Kevin Punter (28), apuntalar la primera victoria local en la serie y castigar a Obradovic con su segunda derrota en 22 cruces europeos. Los blancos accedieron a la Final Four por quinta vez en los últimos seis cursos.

Los jugadores del Real Madrid celebran la victoria.
Los jugadores del Real Madrid celebran la victoria. JAVIER SORIANO (AFP)

El Wizink Center quería ser el Stark Arena de Belgrado. Volvía el baloncesto al Palacio después de la pelea del segundo partido y la caldera lucía a reventar con más de 12.000 espectadores. Sobre la pista, sorpresón. Sin el lesionado Deck y el castigado Yabusele en la posición de cuatro, Chus Mateo envidó con el senegalés nacionalizado español Eli Ndiaye, un júnior de 18 años inédito en la serie, para escoltar a Tavares. El Partizán echó mano de esa receta habitual que consiste en sacar al gigante de la cueva, Smailagic mediante, para buscar el bingo exterior o la penetración. Las canastas caían a cuentagotas porque la tropa de Belgrado estaba fría desde el perímetro y al Madrid tampoco le sobraban los huecos más allá del balón a su torre. Un bosque de brazos rodeaba a Tavares cada vez que el caboverdiano recibía. Hasta tres hombres vestidos de negro edificaban una muralla. La primera canasta blanca que no llevara la firma de su pértiga tardó cuatro minutos en llegar (Williams-Goss). El Partizán cortocircuitaba las líneas de pase.

Ndiaye se vistió de Tavares para taponar a Leday y cazar un par de rebotes llenos de furia. Fue el joven quien espoleó a la grada en un inicio muy parejo (10-10, 18-19). Musa sacó réditos con sus incisivos ataques al aro y en defensa resistía el marcaje individual. El partido se cocinaba a fuego lento, salpicado por un carrusel de aciertos desde el tiro libre. El juego se movía por dentro más que por fuera: solo se cantó un triple, de Papapetrou, en todo el primer cuarto (22-23).

Eli Ndiaye, durante el partido.
Eli Ndiaye, durante el partido.JAVIER SORIANO (AFP)

La sequía la rompió Sergio Rodríguez al regreso de la pausa. El base canario, que a los 36 años apura su contrato en la casa blanca, es siempre una fuente de iluminación. Claro que en la jugada siguiente respondió Kevin Punter con el mismo dardo. El escolta estadounidense, sancionado en las dos citas de Belgrado, despertó de repente y castigó la red blanca otra vez a distancia (25-34). Lessort picaba también en la zona y Chus Mateo rescató a Tavares después de su descanso por dos faltas. El técnico pasó a la zona 2-3 con Llull en la cancha y Hezonja de cuatro para frenar la sangría.

Causeur y Nunnally intercambiaron triples (30-37) y Tavares volvió a acaparar los focos en cada tablero. Primero con un tapón monumental que hundió a Trifunovic, y pocos segundos después con su tercera falta cuando restaban 4m 30s para alcanzar el descanso. El mejor cromo volvía a sentarse y Hezonja y Ndiaye debieron remar como pareja interior. Obradovic olió la sangre y el Partizán aceleró exhibiendo muñeca. Los triples de Nunnally, Punter y Leday abrieron una brecha de 16 puntos antes del descanso (39-55) tras un parcial de 17-32 en ese segundo capítulo. En el Madrid solo Williams-Goss y Tavares habían sumado más de una canasta de campo por barba. Y atrás el equipo concedía demasiado botín. Desde los tiros libres, un festival en los dos bandos: 13 de 14 los blancos, 18 de 18 los visitantes.

Tavares lucha por la pelota ante Yam Madar (izquierda).
Tavares lucha por la pelota ante Yam Madar (izquierda).JAVIER SORIANO (AFP)

Acorralado, el Madrid no podía reservar ni una gota de gasolina: Tavares a la pista, vuelta a la zona. La fiebre de Hezonja para un doble mate y de Musa con sus incursiones en la pintura lideró el intento de remontada ante la sangre fría que conservaba Punter (46-61). La noticia fue que el Partizán erró el primer tiro libre de la noche, a cargo de Papapetrou. El duelo ya se vivía a mil revoluciones, envuelto en un concurso de puntería: triple de Hanga, de Punter, de Musa, de Exum (54-67). El conjunto de Obradovic acumulaba faltas (Smailagic, Lessort) y debía alistarse sin un cinco puro. Casi al instante, la cuarta de Tavares. Pero ya no había vuelta atrás y el grandullón siguió presente en la batalla, imparable bajo la red.

El encuentro había entrado sin vuelta atrás en el terreno de las emociones. El Madrid mezclaba cabeza y corazón, ahora sí lanzado para acumular canastas sin tanto sudor. La barrera de los 10 puntos la rebajó Sergio Rodríguez desde el perímetro (66-75) en plena ebullición. El Partizán, un grupo con menos cicatrices pese a la batuta de Obradovic, encaraba una prueba de madurez. Por si a la noche le faltaba algo, Exum y Rudy quedaron tendidos tras un aterrizaje del australiano sobre un hombro del español. Tres tiros libres de Musa apretaron el marcador: 69-76.

El Madrid se movía al ritmo del rejuvenecido y animoso Chacho, el líder de la revolución blanca. El base se multiplicó para asistir y para anotar desde cada rincón (74-78) mientras iban cayendo los eliminados: Ndiaye y Smailagic. Punter tampoco se escondía, ni mucho menos. El espectáculo en el WiZink era de altísimo nivel. Unos cuartos tan apasionantes no merecían otro desenlace. Los blancos alineaban a la vieja guardia (Rodríguez, Llull y Rudy). El canario, en trance, empató el choque a 81 en medio de la locura general y Llull mandó a los blancos por delante (88-83). Obradovic se desesperaba porque sabía que el Madrid ya estaba desatado. Los rebotes en los que solo creía Rudy parecían ser el último clavo (97-91), pero la mejor película del baloncesto europeo no podía acabar sin suspense por el acierto final de Leday y el error exterior de Punter. La gesta era del Madrid. Otro imposible conducía a la Final Four.

REAL MADRID, 98; PARTIZÁN, 94

Real Madrid: Williams-Goss (10), Hanga (7), Musa (20), Ndiaye (4) y Tavares (12) —quinteto inicial—; Causeur (3), Sergio Rodríguez (19), Hezonja (13), Rudy Fernández (0), Llull (8) y Randolph (2).

Partizán: Madar (5), Punter (28), Papapetrou (10), Leday (9) y Smailagic (4) —quinteto inicial—; Lessort (13), Madar, Exum (16), Trifunovic (0) y Nunnally (9).

Parciales: 22-23, 17-32, 30-21 y 29-18.

Árbitros: Ryzhyk, Latisevs y Difallah. Eliminados por faltas Ndiaye y Smailagic.
WiZink Center, 12.867 espectadores. El Madrid se clasifica para la Final Four (3-2).


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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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