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Russell Coutts: “El principal reto de España es lograr el éxito comercial”

El legendario marino neozelandés, patrón de SailGP, explica las razones del despido del anterior líder del F50 español y la necesidad de que España siga formando parte de la gran liga de la vela

Carlos Arribas
Russell Coutts
Russell Coutts.Adam Warner for SailGP (Adam Warner for SailGP)

Para ser neozelandés, de Wellington, Russell Coutts es un poco friolero. No hace menos de 14 grados en la terraza sobre la bahía de San Francisco, Alcatraz a la derecha, Golden Gate a la izquierda, pero para el patrón de SailGP no es cuestión de quedarse fuera. Con educación forzada pregunta al entrevistador, ¿dónde lo hacemos, dentro o fuera? Y antes de dar tiempo a responder, decide, lo haremos dentro. La dureza de sus rasgos, como cortados con escoplo en un pedazo de roca, la fuerza con la que estrecha la mano seca, otra piedra, responden perfectamente a lo que se cuenta de él en el mundo de la vela, en la que, se oye, ni una brisa se atreve a levantarse sin haber obtenido su permiso.

Ya dentro de los pabellones provisionales montados para acoger la zona VIP de las carreras del fin de semana, Coutts, de 61 años, se disculpa por no hablar español, y hasta se avergüenza de no hablar más que inglés cuando todos los extranjeros con los que habla pueden cambiar de idioma así, como quien chasca los dedos, y hasta sus hijos estudian español. Curiosa la humildad del que podría ser considerado el rey de la vela mundial, campeón olímpico en Los Ángeles 84 (Finn) y vencedor como patrón de tres Copas América (dos con Nueva Zelanda, una con el Alinghi suizo) y de dos más como CEO del Oracle de su amigo Larry Ellison.

La poesía no está en el objeto que se contempla sino en el ojo de quien mira, y varía, claro. Hace 10 años, desde la misma posición, la Marina de la Bahía de San Francisco, entre el St Francis Yacht Club, a su izquierda, el club de los pijos, y el Golden Gate Club, el club popular y arruinado que admitió a Ellison, desdeñado por los vecinos, tenía una visión perfecta del Golden Gate anaranjado en mitad de la niebla que entraba a la Bahía mientras su barco, el Oracle, conseguía ante Nueva Zelanda una remontada que pasó a la historia de los imposibles. Al mejor de 18 regatas: ganaba Nueva Zelanda 8-1; el barco de Ellison y Coutts, traidor en cierta manera a su patria, mercenario, ganó las nueve últimas para imponerse 10-8 y mantener la Copa. Su mirada desdeñó el escenario, el aire melancólico de la bruma y las sirenas de los barcos llorando, la música de Vértigo que podría invadirlo. En su cabeza bullía otra idea. “Nos propusimos crear un gran producto de entretenimiento con las carreras de los catamaranes con foils”, dice Coutts, que no pensaba en otra Copa América, tan encorsetada por las reglas heredadas del primer desafío entre nobles británicos y millonarios estadounidenses de la industria. “Una liga de varias competiciones al año en diferentes ciudades, como Grandes Premios de F1 con veleros de última tecnología, iguales para todos, con los mismos reglajes, los mismos elementos, y carreras de un máximo de 15 minutos…”

Este fin de semana, en la misma Bahía de San Francisco, entre el Golden Gate y la isla de Alcatraz, bajo el vuelo de helicópteros y pelícanos pardos impresionantes, y sus graznidos, se celebró la carrera final de la tercera temporada. Ya ganadora de las dos primeras ediciones, la Australia de Tom Slingsby (estratega en el Oracle de la Copa América aquel 2013 en la misma Bahía) volvió a imponerse en la tercera.

“Es muy entretenida. Cinco de los nueve equipos han ganado alguno de los 10 eventos ya disputados este año. Es extremadamente competitiva, las carreras son increíblemente reñidas ahora y si comparas nuestras carreras de ahora con las de la primera temporada, es un producto totalmente diferente”, dice Coutts de las competiciones de los F50, dos quillas, 15 metros de eslora, 8,8 metros de manga, un ala rígida de 24 metros, un foque y cinco tripulantes que alcanzan en los circuitos velocidades cercanas a los 100 kilómetros por hora a varios metros sobre el agua sostenidos por foils, y sin motor. “Creo que las carreras son mucho más emocionantes. Y por eso creo que estamos viendo un crecimiento de audiencia tan rápido. En muchos de los países a los que vamos ahora observamos que las carreras las ven tanto los no navegantes como los navegantes, y esa ha sido la gran diferencia”.

Habla Coutts de aumentos de la audiencia vía streaming y medios digitales de hasta un 300%, para llegar a casi 10 millones de espectadores por jornada en todo el mundo. “Se trata de atraer a los no aficionados, como digo, y sé que en Nueva Zelanda, el 90% de los espectadores no ha puesto el pie en un barco en su vida, y también de atraer audiencia joven a una competición que, como todos los grandes deportes, ve como una metáfora de la vida”. Y añade: “Dentro de unos meses, en la carrera de Los Ángeles de la cuarta temporada, estarán gentes de plataformas de streaming, tipo Netflix o Amazon, para ver qué producto pueden hacer. Las historias entre bastidores son la clave. Nosotros tenemos, en YouTube, Racing on the Edge, pero nos gustaría ir más lejos, como están haciendo muchos deportes. Es la lucha de los deportistas, de los propietarios, son los desafíos comerciales de los equipos, los desafíos deportivos. Es la vida. Es vivir bajo presión. La lucha de las personas es siempre el centro. Los deportistas profesionales es que están luchando por su carrera. Y lo hacen de una manera mucho más pública que los demás profesionales. Si estás trabajando en una empresa, puedes tener tus batallas internas para ganar un ascenso y tener éxito, pero en el mundo del deporte y los deportes profesionales, es un proceso muy público y luchas por sobrevivir. Te garantizo que algunas de las personas sentadas en el escenario en esa conferencia de prensa [los nueve conductores de los nueve barcos, algunos leyendas olímpicas y de la Copa América, como Peter Burling, Peter Spithill, Ben Ainslie, Tom Slingsby], es algo que no se dice, pero te garantizo que algunos de ellos están preocupados. ¿Dónde estaré dentro de dos años? ¿Cuál será mi papel? ¿Seguiré sentado aquí? O seré desplazado por alguien más joven… Y es increíble lo rápido que cambia, puedes estar en la cima del mundo en un momento. Drive to survive [la docuserie de la F1 en Netflix] es un gran nombre para eso”.

SailGP es dueño de todos los equipos, salvo del británico, propiedad de su conductor, Ben Ainslie, y un fondo de inversión que pagó 40 millones de euros, y lo controla todo. Económicamente, por ahora, depende de la inversión de Ellison, el multimillonario de Oracle. “Tenemos el objetivo de alcanzar ocho grandes sponsors globales. Tenemos cuatro. Y dentro de poco vamos a anunciar un quinto. Estamos creciendo rápido. Estamos en buen camino para convertirnos en una empresa con beneficios”, dice el boss. “El objetivo era serlo a las cinco temporadas, pero lo conseguiremos antes, seguramente al final de la cuarta”.

Coutts decide por todos. Todos son su equipo. No le gustaba cómo iba España y despidió a Jordi Xammar, el joven conductor que había debutado un año antes, justamente en San Francisco. “Fue traumático echarle, pero en el deporte profesional si no haces ese tipo de cambios, si no eres lo suficientemente audaz para hacerlos, corres el riesgo de que todo el mundo fracase”, dice, y su filosofía de vida, de tiburón, brilla. “No es muy diferente a cualquier empresa, si las cosas no van bien, y no respondes, corres el riesgo de que todo falle. Pero creo que con Diego Botín forman un grupo muy fuerte ahora. Saben que están bajo presión, pero son un equipo muy, muy bueno. Realmente espero que veamos algunos buenos resultados suyos pronto. La química en el equipo es muy fuerte ahora”.

Tiburón que presiona, y sus gentes preguntan en la conferencia de prensa a Botín, recién ascendido al trabajo de piloto, si cree que seguirán un año más. “España es el equipo al que más le está costando encontrar un sólido apoyo económico. Creo que el rendimiento deportivo ha tenido algo que ver con eso [marcha noveno y último en la liga]. Si estuvieran ganando, por supuesto que ayudaría, pero también, creo que está costando mucho tiempo que el interés cale en España”, dice. “Pero espero que el equipo tenga éxito porque tiene un talento increíble. Lo han demostrado en las clases olímpicas. Así que espero que lo consigan. Estoy tratando de ayudarles tanto como pueda. Estoy seguro de que Diego fue el movimiento correcto. Y espero que haga funcionar el equipo antes de que sea demasiado tarde. Creo que el reto de todo el equipo es asegurarse de tener éxito comercialmente. Ese es el principal reto ahora. España es una nación orgullosa a la que le gusta que sus equipos deportivos lo hagan bien. No vamos a hacer ningún cambio en el equipo, queremos darles todas las oportunidades para que tengan éxito”.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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