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La hazaña del Granollers | “Nosotros no podemos hacer más por el balonmano”

El pase del equipo vallesano a la F4 de la EHF Liga Europea reivindica de nuevo el modelo de juego español y la formación de talento, y supone otro grito para recuperar el terreno perdido en la Liga. Técnicos y dirigentes analizan la situación

Lorenzo Calonge
Flensburg Johannes Golla
El jugador del Flensburg Johannes Golla lanza ante el portero del Granollers Rangel LuanBalonmano Granollers

Dentro de dos semanas, se cumplirá una década exacta del último título nacional que perdió el Barcelona de balonmano: la Copa del Rey de 2013, en semifinales ante el extinto Atlético de Madrid. Desde entonces, de los 286 partidos del equipo azulgrana solo en Liga, apenas ha cedido dos derrotas, y una fue por alineación indebida (en 2021 contra el Torrelavega). La otra se produjo en 2018, frente al Granollers, con el torneo ya ganado.

Estas eran las cuentas (de siempre) que hacía una mayoría, los que se desconectaron de la Asobal por la gran brecha entre los culés y el resto, y solo se asoman a este deporte con la selección y las aspiraciones del Barça en Champions. Hasta que el pasado martes, el Granollers dio un gran pelotazo. Y esta vez, sin atenuantes para el rival. Los vallesanos se clasificaron para la Final Four de la EHF Liga Europea, la segunda competición continental, tras apabullar al Flensburg de Alemania (27-35; había caído 30-31 en la ida), uno de los gallos del torneo, de una de las ligas más poderosas, y con algunos jugadores top mundial, como Jim Gottfridsson o Johannes Golla.

El Granollers ya entró en la misma fase final de 2016, aunque esta vez las formas de lograrlo han multiplicado por mucho el impacto. Y también porque desde entonces se han ido acumulando años de sequía en el balonmano que vive lejos del Palau tras el crac inmobiliario. Una década que se tragó gigantes (San Antonio o Ciudad Real), y dejó a todos los clubes menos el Barça asfixiados por la escasez de estructuras y las penurias económicas.

Las dificultades persisten y nadie intramuros ha vuelto a tutear a los azulgranas, pero la hazaña de este histórico supone la enésima reivindicación del modelo del juego español -pese a las estrecheces financieras-, y otro grito para tratar de recuperar parte del terreno perdido en la Liga. Incluso, para preguntarse si puede ser una señal de que el resto de pelotón avanza. De lo que nadie duda es que debería ser una oportunidad.

“Ahora el club debe aprovecharlo”, pide Antonio Rama, el técnico del equipo vallesano

“Quiero pensar que algo se mueve. La liga es cada vez más competitiva y vamos hacia una profesionalización”, introduce Antonio Rama (Louro, A Coruña; 40 años), el entrenador del cuadro vallesano, abrumado por tantas felicitaciones. “Pero tampoco hay que negar las dificultades. En paralelo, vemos otras noticias sobre la fuga de jugadores y la poca inyección económica”, añade.

El Granollers es un ejemplo de las virtudes y dificultades generales. Por la capacidad para formar el talento (la mitad contra el Flensburg eran canteranos) y saber manejarlo bajo la dirección de un técnico español, una de las banderas a ojos del mundo. Pero también por el poco margen en la tesorería para retener lo que produce. En enero se les fue Pol Valera al Barcelona (les cedió a cambio al emergente Bruno Reguart), en verano se marcharon los hermanos Márquez, y antes lo hicieron Ian Tarrafeta, Adrià Figueras y Mamadou Gassama.

“Cuando te quitan a Pol, hay que seguir compitiendo. Otra cosa es que nos hubiéramos quedado con esa excusa. Ahí le dimos la oportunidad a Reguart, Jan Gurri ha dado el salto, y a otros jóvenes los hemos puesto en la palestra”, expone Rama, que también disfruta de la tercera juventud de Antonio García (39 años). “Si tuviéramos más dinero, igual no veríamos a los de abajo”, continúa el entrenador del Granollers, que no oculta la necesidad de más recursos para, al menos, hacer dudar a los jugadores cuando les llega una oferta extranjera. “En el vestuario no podemos hacer más para que se nos vea y se hable de nosotros. Ahora, los otros estamentos del club tienen que aprovecharlo. Es el momento”, lanza como reto a cinco semanas de la F4, en Flensburg precisamente (27-28 de mayo, ante el Füsche, Göppingen y Montpellier).

La mayoría, sobre los 1.500 euros mensuales

A Manolo Cadenas, a los 68 años, le cuesta adivinar un futuro prometedor. Dirigió dos cursos al Granollers (2010-12); se le alegra la voz cuando recuerda la hazaña de sus ex –”una victoria que ni soñada”, dice-; y se felicita por el refuerzo que ha supuesto para el juego español; sin embargo, el preparador del Ademar León lo califica de “hecho aislado”.

“Desde que volví a España, hace cuatro años, mi sensación es que esto no avanza. Los clubes se administran con el dinero que tienen y punto. Los jugadores se van fuera y no podemos traer a otros de gran calidad. Necesitamos más promoción y equipos base”, desgrana. “Ahora, el primero que debe aprovechar esto es el Granollers, que dejó salir a jugadores por ajustes presupuestarios. Si ellos no pueden, el resto menos”, remata el técnico, protagonista de los años dorados, cuando durante un cuarto de siglo, desde 1990, alzaron un título o llegaron a una final europea el Valladolid, León, Ciudad Real, San Antonio, Balonmano Aragón, Bidasoa y Granollers, además del Barcelona.

Manolo Cadenas: “Esta gesta es un hecho aislado, no veo avances”

Una posible vía de progreso, al menos simbólica, podría ser la reciente catalogación de la Asobal como Liga profesional por parte del Consejo Superior de Deportes. El presidente de la asociación, Servando Revuelta, explica que, aunque ya existe un convenio colectivo, el nuevo estatus obliga a “eliminar las temporalidades en los contratos y a que todas las entidades sean auditadas”. El fin último será siempre dotarse de grandes estructuras, algo en lo que coinciden los pesimistas y los optimistas.

En la sede central de la patronal, por ejemplo, trabajan ahora ocho personas, entre internos y externos. “Dos más que hace tres meses”, destaca Revuelta. A pie de pista, en el vestuario del Granollers, Antonio Rama desliza que los sueldos oscilan entre el salario mínimo interprofesional (1.080 euros mensuales) y los 3.000, aproximadamente. La mayoría se encuentra alrededor de los 1.500 de media.

La principal fuente de ingresos común de la Asobal es el contrato televisivo (sobre un millón), que la patronal aspira a renovar, siempre con la condición de mantener un partido semanal en Teledeporte (el resto va por la app de pago de LaLiga, de escaso alcance). “Y hemos conseguido un patrocinador de una gran empresa internacional (Plenitude) que nos da más dinero que el anterior (Sacyr). Nos quedan dos años de contrato”, subraya Servando Revuelta, para el que el éxito del Granollers es el refrendo de una “Liga divertida, igualada, a la vanguardia por los entrenadores y con el escaparate del Barcelona”. En el objetivo último, nadie discute: que la gesta del Granollers valga para algo.

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