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LaLiga Santander jornada 27
Villarreal
Villarreal
Parejo 76'Nicolas Jackson 81'
2 0
Finalizado
R. Sociedad
R. Sociedad

El Villarreal vence a la Real con una locura de Chukwueze

Dos goles en la segunda parte, de Parejo y Jackson, acercan a los amarillos a la Champions después del penalti provocado por el nigeriano

Dani Parejo celebra el primer gol del Villarreal ante la Real Sociedad este domingo.
Dani Parejo celebra el primer gol del Villarreal ante la Real Sociedad este domingo.JOSE JORDAN (AFP)
Jon Rivas

El Villarreal le ganó a la Real en un partido delicioso y que pudo acabar de cualquier forma. La primavera florece en La Cerámica. Buen tiempo, manga corta, el solecito de la tarde que va cayendo y unos futbolistas sin la astenia de estos meses en los que está casi todo definido, pero queda casi todo por definir. Florece también el fútbol vistoso, a veces a tumba abierta, pocas veces intrascendente, con fuegos de artificio. Todo tenía un propósito, el de llegar al gol, sin especular. Y el Villarreal interpretó sus opciones de maravilla en la primera parte después de un comienzo prometedor de la Real, pero ninguno de sus intentos acabó en la red.

VLLVillarreal
Villarreal
2
Reina, Alfonso Pedraza (Alberto Moreno, min. 72), Juan Foyth, Pau Torres (Jorge Cuenca, min. 85), Mandi, Álex Baena (Trigueros, min. 85), Parejo, Ramón Terrats (Nicolas Jackson, min. 61), Morales (Giovani Lo Celso, min. 61), Chukwueze y Yeremy Pino
RSO R. Sociedad
0
R. Sociedad
Remiro, Zubeldia, Le Normand, Aihen Muñoz, Gorosabel (Alex Sola, min. 84), Brais, Merino (Illarramendi, min. 84), Martín Zubimendi, David Silva (Barrenetxea, min. 84), Sörloth (Oyarzabal, min. 70) y Take Kubo (Mohamed Ali-Cho, min. 70)
Goles 1-0 min. 76: Parejo. 2-0 min. 81: Nicolas Jackson.
Árbitro Jesús Gil Manzano
Tarjetas amarillas Ramón Terrats (min. 25), Zubeldia (min. 26), Reina (min. 53), Juan Foyth (min. 64), Martín Zubimendi (min. 74), David Silva (min. 75) y Nicolas Jackson (min. 81)

Casi siempre por el centro, como si las bandas fueran un mal menor del fútbol, los dos equipos fueron fieles a sí mismos, aunque a la Real le flojeó Merino, que perdió balones peligrosos que rebañaba Parejo y distribuía Terrats con finura, como en el toque hacia Baena, que de tacón se la puso en el punto de penalti a Yeremi, que se desequilibró en el control y estrelló el disparo en el palo.

Antes del descanso fue Morales el que se quedó solo frente a Remiro, aunque su disparo le salió demasiado alto. Así que faltaron los goles pero juego hubo de sobra, sin empachar, en su justa medida, y no solo por el bando local, sino por ambos, porque cuando Silva recibía, la Cerámica temblaba; cuando Kubo enfilaba, a Reina se le tensaban los músculos. Pero andaba Parejo por allí y su magisterio saciaba a la grada local.

Resultó que en la segunda parte fue la Real la que dio el paso adelante que necesitaba para ponerse a la altura del Villarreal, que no del partido, que ya lo estaba. Mandó Imanol apretar a los suyos en medio campo, y lo que antes habían sido errores de Merino, esta vez fueron aciertos y robos constantes. Zubimendi pudo adelantar a su equipo de cabeza después de un delicioso saque de falta de Brais, y casi sin tiempo para respirar, Kubo puso el larguero en modo tembleque.

En ese realismo mágico del comienzo de la segunda parte, Merino remató fuera un pase de Kubo con Reina mirando al infinito.

Pero perdonó la Real y se le acabó la magia, a pesar de que por la banda había aparecido alguien por fin, y Gorosabel, lo mismo para un roto que un descosido, se convirtió en un titán en su campo y en el ajeno.

Estaba en esas el partido, cuando en una contra del Villarreal que la Real desactivó en un primer impulso, la pelota le llegó a Chukwueze, que intentó lo que cualquier futbolista suele soñar la noche previa a un partido; una locura, más o menos, al borde del área, sorteó a un rival, después a otro, y cuando le salió al paso Zubimendi, quiso volver a hacerlo, pero el mediocentro realista puso la pierna como la barrera de un paso a nivel, y eso en el fútbol es penalti, que convirtió Parejo, despistando a Remiro.

Y poco después, sin que los donostiarras se hubieran recuperado del golpe y trataban de taponar los agujeros por los que se colaban los contragolpes del Villarreal, otra vez llegó el equipo amarillo por el centro. Baena se la dejó a Jackson, que se buscó el espacio, y cuando lo encontró, colocó su disparo pegado al palo para hacer el segundo de su equipo. El estadounidense lo celebró con furia y vio la tarjeta amarilla por patear un banderín; luego vio la segunda por patear a un rival en una entrada fea. Su alegría se diluyó con la expulsión, aunque no la del Villarreal, que se acerca a la Champions.

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