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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Núria, nos debemos una foto

Para mí, hablar de “el día de la mujer” es como tomar una fotografía. Pensamos que todo lo debemos concentrar en ese espacio, en ese día, y olvidarnos de ello el resto del año

La base española Nuria Martínez, durante un partido con el Spar Citylift Girona.
La base española Nuria Martínez, durante un partido con el Spar Citylift Girona.FEB (FEB)

Nunca he sido muy de hacerme fotos con deportistas. Más por vergüenza que por otra cosa. Siempre me ha podido el sonrojo al momento fan. Una de las pocas fotos que recuerdo con una deportista fue la que le pedí a Núria Martínez, jugadora por aquel entonces del Perfumerías Avenida de Salamanca.

Sería 2005, yo tendría 14 años y coincidí con la selección española de baloncesto concentrada en un hotel de Cádiz, en el que yo también me alojaba junto a mi familia. Mi padre fue el que me animó a pedirle la foto, sabiendo que, con lo vergonzosa que era, iba a dejar pasar un momento único. Yo también jugaba al baloncesto y desde que la conocí en persona, quise ser como Núria. Cuando veía sus partidos me fijaba en cómo se movía. Quería correr como ella, asistir como ella, tirar tiros libres con su misma técnica. Mi padre, que fue quien nos tomó la foto, me insiste a día de hoy en que deberíamos hacernos otra, casi 20 años después, y ver cuánto hemos cambiado las dos. El deporte también ha cambiado para las mujeres en este tiempo. Afortunadamente ha cambiado mucho, pero desafortunadamente no lo suficiente.

Ahora las niñas saben que pueden ser como Alexia, Carolina Marín, Lydia Valentín o Sandra Sánchez. Pueden ser quienes quieran y lo que quieran. De ahí la importancia de tener modelos femeninos. Debo confesar que siento envidia. De mi hermana, por ejemplo. Cuando a sus 16 años va a entrenar con la camiseta de Laia Palau. Tengo envidia de las niñas y niños que van a la Ciudad Deportiva Wanda con una pancarta en la que pone “Virginia, dame tu camiseta”. De Dania, la niña de 8 años que en el partido entre el Alhama y el Real Madrid cumplió su sueño de conocer a Athenea del Castillo. También de las niñas que quieren ser Alexia. Le llamo envidia, pero en el fondo siento un orgullo inmenso.

Una vez leí que la fotografía es el momento en el que la vida se detiene. Pausa. Pulsas un botón, te quedas sólo con lo que hay dentro del encuadre y lo que ha salido en el revelado justo en ese clic. Mucha gente debe pensar que tomar una foto es eso, pulsar el botón y ya está. Fácil. Cualquiera puede hacerlo. Spoiler: no es así. Para mí, hablar de “el día de la mujer” es como tomar una fotografía. Pensamos que todo lo debemos concentrar en ese espacio de 10 cm de ancho por 15 cm de alto, en ese día, y olvidarnos de ello el resto del año. El 9 de marzo sigue siendo nuestro día y el 10 de abril y el 25 de agosto. Todos los días del año. Nos ponemos la medalla el 8M y parece que cumplimos con las mujeres y con el deporte femenino. Que nadie se olvide de hacer hoy el post en Instagram o Twitter.

Me pasa desde hace algunos años que, cuando se acerca el Día Internacional de la Mujer, hay gente, instituciones o medios de comunicación que me escriben para hablar de la salud del deporte femenino, para contar mi experiencia como periodista en un mundo históricamente ligado a los hombres. Entiendo la iniciativa, de verdad. Pero, ¿y el resto del año? ¿Sólo vale mi experiencia ese día y porque soy mujer? Es como esos amigos que te felicitan el día de tu cumpleaños y desaparecen el resto del año. No es suficiente.

No nos olvidemos de esto. Yo tampoco me olvido: Núria, si estás leyendo esto, nos debemos una foto.

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