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Jakob Ingebrigtsen consigue su 10º título europeo de atletismo al ganar los 1.500m en la pista cubierta de Estambul

El burgalés Jesús Gómez terminó cuarto de la prueba en una jornada en la que la belga Thiam batió el récord del mundo de pantatlón y Husillos pasó a la final de 400m

Carlos Arribas
Ingebrigtsen
Ingebrigtsen celebra su victoria.UMIT BEKTAS (REUTERS)

El valor de un podio, dicen los deportistas lo define los atletas con quienes lo compartes, y Jesús Gómez, un campesino de Burgos que tantas ganas tiene de volver y ver su tierra ya verde, el cereal ya sembrado brotando en el invierno duro, antes de la final ya había compartido dos podios con el rey del medio fondo, o el emperador, tanto domina Jakob Ingebrigtsen, un noruego de 22 años, campeón de todos los campeonatos, olímpicos, mundiales, y 10 veces campeón europeo en todas las distancias y terrenos, los 1.500m, los 3.000m, los 5.000m y el cross. En Estambul, Gómez, que reverdece este invierno como su trigo duro después de un año lesionado, no pudo alcanzar su tercer podio junto al chaval noruego. Acabó cuarto (3m 38,11s), “remando”, dice, para que no le alcanzaran después de intentar engancharse al tren que tras el veloz nórdico se formó desde el primer metro, abrió hueco con casi todos y nunca se salió de vía

Y, feliz en ese tipo de carreras, tan lineales, Gómez habla admirado del noruego, al que llama el rey, y del placer casi que siente viéndole correr, “una liebre de lujo”, aunque le machaque, su forma de progresar en cabeza, de acelerar imperceptible pero tremendamente, y el sufrimiento que inflige a quien más de cerca le sigue, el escocés Neil Gourley, que ha corrido en 3m 32,58s este invierno y tiene una coz tremenda, una patada que suelta a 180 metros pensando que derribará a Ingebrigtsen, y da en el aire, porque la energía en el noruego que no se aburre rodando horas y horas en el tapiz mecánico de Sierra Nevada parece manar de un pozo sin fondo, inagotable. Ingebrigtsen resiste el cambio de Gourley y cambia más aún en la recta final y gana batiendo (3m 33,95s, y liebre de sí mismo), el récord de los campeonatos. Gourley termina en 3m 34,23s y el tercero, Azeddine Habz, el francés con el que no puede Gómez, en 3m 35,39s.

Bestué, primera española finalista de 60m

Encerrada media hora antes en la cámara de llamadas, calor agobiante, sudores nerviosos, miradas que huyen, media hora antes Jaël Bestué sufre, dice, porque le cuesta concentrarse, poner el foco en la carrera, en visualizar los siete segundos y un poco, salida, primeros apoyos, enderezada ya, lanzada, de la carrera de 60 metros como en el conservatorio visualizaba los dedos sobre las teclas del piano o las llaves del saxofón. “Y por eso, porque me es difícil focalizarme, controlar tantos impulsos, quizás en la salida no esté como deba estar”, dice la velocista, y en cuarto de Medicina, de Sant Cugat, que en la serie de la mañana penó para acabar en 7,30s, 11 centésimas peor que su mejor marca, y que en la semifinal de la tarde, de nuevo salida lenta (167 milésimas, la más lenta de las ocho), se clasificó para la final. “Estoy contenta porque he sabido, al menos correr relajada, sin crisparme y progresar, porque qué desastre de salida”. Tiene 22 años. Es la primera española finalista de 60m en la historia, un hito, y allí peleó, ella, la pupila de Ricardo Diéguez, una de ellas, con las reinas europeas de la distancia más corta, bombas de velocidad, la suiza Mujinga Kambundji (7,00s), la polaca Ewa Swoboda (7,09s) y la británica Daryll Neita (7,12s). Ella, octava (7,26s).

Marta Pérez, séptima en 3.000m

Por cálculos cuyos ingredientes solo la federación europea conoce no hubo día de descanso entre semifinal y final de los 3.000m femeninos (mientras a las y los del 800m les dejaron librar ayer), en los que Konstanze Klosterhalfen (KK), la aparentemente frágil, y aires casi anoréxicos, fondista alemana de 25 años, fiel a su costumbre hizo de espectacular liebre para que ganara otra. Capaz de encadenar maquinal e infatigablemente miles a 2m 50s e incapaz de cambiar de marcha, KK condujo a su compatriota Hanna Klein hasta que a falta de 150 metros esta le dijo adiós para ganar con mejor marca personal (8m 35,87s) en una carrera que todas vivieron como una agonía. Klosterhalfen logró su tercera medalla de plata y la soriana Marta Pérez, la mejor de las españolas, terminó séptima (8m 49,19s), mientras la leonesa Marta García fue décima (8m 54,92s), tres puestos por delante de la heroína local, Emine Hatun Mechaal, nativa de la Antakya, la Antioquia de los romanos, destruida y martirizada por el terremoto hace justo un mes, y aplaudida como nadie.

Husillos, finalista

De la depresión del 400, las lesiones de Cañal y Guijarro, su mala serie matinal que le condena a la calle 4, y da gracias a la fortuna porque podría haber sido la tres, emerge Óscar Husillos con una sonrisa y un golpe de orgullo en las semifinales, una salida rápida para coger el segundo la calle libre, detrás de la locomotora KW (Karsten Warholm -”un amigo, un compañero, un rival”, lo describe--, que corre libre y potente (45,43s) y un pecado de relax en la última recta, y por esa culpa el belga Julien Watrin le mete la cabeza, le adelanta por cuatro centésimas, bate el récord de su país (45,82s) y condena al Expreso de Astudillo, tercero (45,86s) a otro sorteo indeseado, el que decida si la final (hoy, 18.20) la correrá en la calle uno o dos, ratoneras sin salida. Cuatro de los finalistas bajaron de 46s en la semi, y Husillos recordaba, para encomiar el gran nivel de la prueba, que él corrió en 46,02s cuando ganó el Europeo hace dos años. “Correr a ritmos de ahora, 21,2s-21,3s el 200, por estas calles con curvas cerradas va a ser muy complicado”, dice el velocista palentino. “Pero estoy donde quería estar. Vine a defender mi título y eso haré en la final”.

Récord del mundo de Nafissatou Thiam

Corrió los 60m vallas en 8,23s; saltó 1,92m en altura y 6,59m en longitud; lanzó el peso a 15,54m y terminó los 800m, y casi parecía una lechuga perfectamente conservada en la nevera, tan fresca, en 2m 13,60s. No era una superwoman, o quizás sí, la que lo hizo ayer en solo 12 horas en el pabellón de Ataköy, sino una atleta belga llamada Nafissatou Thiam, de 28 años, doble campeona olímpica y mundial de heptatlón: 5.055 puntos. Récord del mundo de pentatlón dos semanas después de que la norteamericana Anna Hall llegara a 5.001 se convirtiera, con 5004 puntos, en la primera mujer que pasaba de 5.000 en ocho años.

La plusmarca mundial anterior, 5.013 puntos, estaba en poder de la ucrania Nataliya Dobrinska, que lo logró en los Mundiales de 2012, también en Estambul. Y la segunda clasificada en el Europeo, la polaca Adrianna Sulek (5.014 puntos) también superó, por un solo punto, la plusmarca mundial de la ucrania.

En triple salto, el portugués Pedro Pablo Pichardo, campeón olímpico, mundial y europeo, ganó con 17,60m, superando por un centímetro la mejor marca mundial del año que el español Jordan Díaz fijó hace dos semanas.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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