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Carlos Alcaraz, en busca del tiempo perdido

El murciano reaparece en Buenos Aires destronado y tras cuatro meses ausente por una doble lesión: “Sé dónde quiero llegar y lo que quiero ser, eso es lo importante”

El tenista Carlos Alcaraz
Alcaraz golpea la pelota ante la mirada de Antonio Martínez Cascales, durante un entrenamiento en Buenos Aires.Sergio Llamera (EFE)
Alejandro Ciriza

“Hay gente que me ha dicho que esto estaba malísimo, y otra que me decía que está buenísimo. Yo estoy entre medias”, dice con marcado acento murciano Carlos Alcaraz después de sorber el mate. “Esto ya está mejor… Esto sí que está bueno. ¡Sí que lo comía yo!”, prosigue el tenista tras saborear una cucharada de dulce de leche. “Y esto también está bueno, está bueno”, remarca mientras apura un bocado contenido al alfajor, sin olvidar que cada gramo cuenta y que, además, cada segundo es oro. La cuenta atrás ya ha comenzado y él, relegado por las lesiones desde el 4 de noviembre, cuando el abdominal le jugó una mala pasada en París-Bercy, vuelve a escena enfrentado a una misión bien complicada.

Entonces, Alcaraz dominaba desde lo más alto del ranking y a pesar del contratiempo, que lo apartó de la fase final de la Copa Davis y la que hubiera sido su primera experiencia en la Copa de Maestros, miraba de reojo al nuevo curso con la máxima ambición. Su rendimiento después de hacer cumbre en el US Open se deterioró, pero confiaba en que el proceso de rodaje de la pretemporada lo dispararía de nuevo; sin embargo, a solo 10 días del inicio del Open de Australia, un gesto fortuito le dañó el músculo semimembranoso de la pierna derecha y se vio obligado a parar otra vez, hasta hoy, fecha de retorno; 102 días después de su último partido oficial.

Encara el español un reto mayúsculo, el de subirse a un tren en marcha y que ya ha cogido velocidad. Mientras el resto de los jugadores se engrasaban y cogían una buena base en las Antípodas, a él, 19 años y considerado el nuevo prodigio de la raqueta, le tocó pasar por la enfermería, tener calma y reiniciar el sistema con vistas a la gira norteamericana sobre cemento y a la primavera, cuando comience la gira sobre tierra batida. De entrada, retocó la hoja de ruta y eligió la arcilla de Buenos Aires (de categoría 250, cuarta en orden de importancia) como punto de partida.

“He conseguido mi sueño en prácticamente solo un año, me pilló un poquito por sorpresa, pero me lo he tomado de la manera más natural posible. Tengo claro que el tenis es lo que más me gusta y aquello que quiero hacer, más allá de los resultados”, exponía esta semana ante los periodistas. “Después de haber conseguido el número uno hay que marcarse nuevos objetivos a largo plazo, pero por encima de todo debo seguir disfrutando del tenis, seguir entrenando y seguir mejorando, porque soy muy joven y todavía tengo muchísimas cosas que mejorar”, proseguía el de El Palmar, que la temporada pasada conquistó cinco títulos y se convirtió en el líder del circuito más precoz de la historia.

Jugar sin corsés

Fue un año de explosión y descubrimientos, aunque a la vez de peajes. Con el 1 a la espalda, la presión se multiplicó y su cuerpo también acusó la factura. Ahora, con retraso, trata de recuperar el tiempo perdido y de reengancharse, sin atender demasiado al listado –Novak Djokovic le arrebató el trono al coronarse recientemente en Melbourne– y mucho más pendiente de recuperar el buen sabor de boca y volver a jugar con la libertad. Sin corsés de ningún tipo.

“Tuve un año muy bueno y repetirlo no será fácil. Ahora tengo un objetivo, sé dónde quiero llegar y lo que quiero ser, y eso es lo importante”, apunta el dos del mundo, tutelado estos días por Antonio Martínez Cascales, quien también le acompañará en Río de Janeiro (ATP 500) tras el paso por Argentina; “va a ser el primer torneo en 2023, el primero desde que me lesioné en París, y después de tanto tiempo sin competir, sé que no va a ser fácil volver a arrancar y coger el ritmo, y más jugando contra gente que ya ha jugado varios partidos. Pero para eso estoy aquí”.

Alcaraz, durante la conferencia de prensa previa al torneo.
Alcaraz, durante la conferencia de prensa previa al torneo.LUIS ROBAYO (AFP)

Con buenas sensaciones, pero sin los automatismos que proporciona únicamente la competición, Alcaraz pule sus golpes antes del estreno de este miércoles (no antes de las 00.00, Movistar) contra el serbio Laslo Djere, rival en la primera prueba. Encara el murciano el primer test cuando se cumplen cinco años desde que debutara como profesional y lograse su primer punto, con un triunfo ante el italiano Federico Gaio, en Murcia. A partir de ahí, se subió a un cohete. Pero quiere más.

“Cuando eran jóvenes, Rafa, Roger o Djokovic eran buenísimos, pero fueron mejorando”, recuerda. “Y yo tengo muy claro que necesito seguir mejorando en todo, en lo físico y lo mental. Poco a poco iré dando esos saltos con mi equipo para ser aún mejor”, concluye el español, que hace unos días posaba delante del Obelisco de Buenos Aires y miraba impresionado hacia arriba; allí adonde quiere regresar lo antes posible.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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