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A la hora de la verdad, Djokovic pasa al ataque

El serbio eleva su juego y el tono de su discurso ante la recta decisiva del torneo, mientras se especula de nuevo sobre su lesión, como ya sucediera hace dos años

Novak Djokovic
Djokovic golpea la pelota durante el partido contra De Miñaur en Melbourne.LOREN ELLIOTT (REUTERS)
Alejandro Ciriza

Llega la hora de la verdad, apenas cinco días para que se resuelvan todos los enigmas de este Open de Australia, y se acabó cualquier especulación o trampantojo. Cartas sobre la mesa, máscaras fuera. Todo claro. Por ejemplo, la kazaja Elena Rybakina ha dejado muy claro que, como ya sucediera en Wimbledon, donde triunfó el curso pasado, es toda una candidata al título y que no será sencillo frenarla; tampoco hay duda de que a Victoria Azarenka sigue quedándole tenis de calidad a sus 33 años o de que Stefanos Tsitsipas se siente como pez en el agua en Melbourne; el ruso Karen Khachanov agradece el abandono de Sebastian Korda (muñeca) y también se postula, intentando romper la barrera de semifinales que nunca ha roto en un grande, y hoy vuelve a escena Novak Djokovic, amo y señor del torneo, nueve cetros y 21 grandes en el expediente. Quién sabe si 22 dentro de muy poco.

Vuelve Nole e intimida. En un perfil más bien bajo hasta ahora, sin estar agazapado pero sin llegar a enseñar los colmillos tampoco, el balcánico ha ido desenvolviéndose estos días desde la discreción, sin decir una palabra más alta que otra ni mucho menos mostrar el más mínimo ánimo de revancha después de lo sucedido 12 meses antes, cuando fue detenido y deportado por su intento de acceder de manera irregular al país oceánico. El día de su estreno agradeció la calidez en el recibimiento –”sobre todo por parte de la comunidad serbia”, puntualizó–; las dos siguientes rondas lidió con la lesión que arrastra en el muslo izquierdo –cedió un set contra el 119º del mundo y no pudo contener varios gestos de dolor ante Grigor Dimitrov–; y en última instancia, impactó por el elevado nivel ofrecido ante Alex de Miñaur. “Tan alto que al segundo set, ya había apagado la televisión…”, cuenta un técnico del circuito.

A diferencia de las dos citas previas, trastabilladas desde el plano físico, en ese duelo Nole no evidenció ninguna molestia, más allá de algún estiramiento específico para relajar la musculatura. “Las señales son buenas, pero no vamos a celebrar nada”, exponía en la sala de conferencias tras vencer. Transmitía la mejora y, a partir de ahí, el soniquete de casi siempre: conjeturas, especulaciones, dudas. ¿Hasta qué punto se lastimó el muslo en el preparatorio de Adelaida y en qué medida se ha recuperado para ofrecer ese salto de nivel? Ruido y sospechas a las que no es ajeno. Contenido hasta ese momento, Djokovic, 36 años el próximo 22 de mayo, cambió el discurso rebajado de estas dos semanas en Australia y lo endureció. Explotó durante la charla con los enviados especiales de su país.

“Solo se cuestionan mis lesiones. Cuando se lesionan otros jugadores, ellos son las víctimas, pero cuando soy yo, estoy fingiendo”, afirmó el de Belgrado, citado este miércoles en los cuartos (hacia las 9.30, Eurosport) con el ruso Andrei Rublev.

“Jugar con molestias no es una lesión”

“Tengo la resonancia magnética, la ecografía y todo lo demás, tanto de hace dos años [cuando ganó el torneo pese a jugarlo desde la tercera ronda con un desgarro abdominal] como de ahora. Si lo publicaré en mi documental [sobre su carrera y su vida, ] o en las redes sociales dependerá de cómo me sienta. Puede que lo haga, puede que no”, continuó, en unas declaraciones recogidas por el portal Tennis Majors. “No me interesa lo que la gente piense o diga. Es divertido, es interesante ver cómo continúa la narrativa que me rodea, narrativa que es diferente en comparación con otros jugadores que han pasado por una situación similar. Pero estoy acostumbrado, y eso me da más fuerza y motivación. Les doy las gracias”, ironizó.

Cuando las rampas se inclinan y sobreviven solo los instintos más fuertes, Djokovic mete una marcha más. Hay quienes le cuestionan (de forma más o menos evidente o velada), los hay quienes le defienden. “El 80% de los jugadores lidian con problemas físicos”, opinó el estadounidense Taylor Fritz (nueve del mundo) a través de Twitter; “algunos jugadores hablan más que otros de sus lesiones, pero no creo que se finja. Algunos exageran porque eso les quita presión y les ayuda a jugar mejor, pero puede ser uno de cada 500 y, honestamente, eso está bien. Debes hacer lo que te funciona”.

Una aficionada de Djokovic, en la central de Melbourne Park.
Una aficionada de Djokovic, en la central de Melbourne Park.CARL RECINE (REUTERS)

También intervino en el ciberespacio Daria Saville, la 56ª de la WTA. “Jugar con molestias, con agujetas o incluso con dolor crónico no es una lesión. Una lesión es algo que te causa suficiente dolor como para impedirte competir”, señaló la australiana; “Novak es una máquina y probablemente puede tolerar más dolor que otros, y además de eso estoy seguro de que él y su equipo pasan horas y horas trabajando en su tendón para mejorarlo”.

Un día antes, De Miñaur describió que el serbio, al que censuró un año antes por el episodio en la aduana del país, “se ha movido bastante bien”. El australiano dejó entrever que, como mínimo, le había sorprendido la reacción física del rival. “No lo sé, ¿qué te ha parecido a ti? [dirigiéndose al periodista]. Todo el mundo ha visto lo que ha sucedido en las dos últimas semanas... Es de lo único de lo que se ha hablado; o yo no soy tan buen tenista, o él lo ha hecho bien. Lo ha hecho demasiado bien en todos los sentidos”. A lo que Djokovic, ahora sí al ataque y que le había cogido la matrícula la temporada anterior, replicó: “No tengo relación con él, ya demostró lo que piensa de mí”.

LA ROTURA ABDOMINAL DE 2021

Hace dos años, Djokovic conquistó el grande australiano en una circunstancia similar a la actual. Entonces, el serbio sufrió un desgarro abdominal durante el partido de la tercera ronda contra Taylor Fritz y arrastró la dolencia hasta el final del torneo.

“Si esto no fuera un Grand Slam, definitivamente no estaría jugando. Pero es un Grand Slam, y esto significa mucho para mí a estas alturas de mi carrera. Quiero hacer todo lo posible para seguir en la pista”, afirmó en 2021.

Una resonancia magnética reveló que la rotura abdominal de 1,7 centímetros había crecido hasta los 2,5 al final del torneo, que alzó tras vencer en la final a Daniil Medvedev en tres sets.

“Tengo la piel dura. Hay gente que duda de mí y claro que me duele”, señaló; “he aprendido que no se puede complacer a todos y recibiré críticas haga lo que haga. Soy humano y eso frustra, pero he sabido gestionar bien esa frustración”.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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