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Con Iván Romeo, de 19 años, el Movistar busca su Filippo Ganna del futuro

El rodador vallisoletano, el sprinter colombiano Fernando Gaviria y el portugués Rubén Guerreiro, fichajes del equipo español para 2023

Carlos Arribas
Iván Romeo
Iván Romeo, en la contrarreloj del Europeo de 2021.RFEC (Europa Press)

Fernando Gaviria. Rubén Guerreiro. Iván Romeo. Uno viejo, uno peleón, un teenager. El juego de los fichajes del Movistar para 2023, un año de transición, dicen en el mejor equipo ciclista español. Ninguno para acompañar en las responsabilidades a Enric Mas, reforzado después de su otoño luminoso en la Vuelta y en las clásicas italianas, y en Lombardía. El mallorquín será líder único en el Tour y en la Vuelta. ¿La revolución? En 2024. Se espera a Carlos Rodríguez, la perla que llega y al que aún le queda un año de contrato con el Ineos, en el que crece. “El 24 será el año, el 24″, promete Unzue.

En el 24 cumplirá 21 años Iván Romeo, vallisoletano del 2003, de la generación que hace sentirse ya viejo a Juan Ayuso. Romeo, 1,93m, 75 kilos, no será ni un Juan Ayuso ni un Carlos Rodríguez, más amigos de las montañas que de las llanuras. “Yo no pasaba mal la montaña, pero en profesionales es otro nivel, hay que sufrir mucho todavía. Al principio, aparte de intentar ayudar al equipo dándole todo lo que pueda, me voy a centrar en trabajar las contrarrelojes con Iván Velasco, el ingeniero del Movistar, y creo que puedo destacar bastante”, dice Romeo, crecido como juvenil en el equipo asturiano de Samuel Sánchez y con un año de experiencia ya como profesional en carreras sub 23, sobre todo, en el equipo norteamericano de Axel Merckx en el que trabajó duro y bien para que su estrella inglesa Leo Hayter, ya en el Ineos, ganara el Giro Bio en junio. “Unzue estaba en constante contacto con Merckx y ha sabido valorar muy bien mi evolución, mi trabajo, algo que muchas veces no se ve mirando solo los resultados de las carreras”.

Si Ayuso y Rodríguez se fijan en Valverde o en Contador, el ídolo de Romeo, el ciclista que querría ser, es el italiano Filippo Ganna, rey de las contrarrelojes del Giro, plusmarquista de la hora (56,792 kilómetros) y de los cuatro kilómetros en pista, que recorre en menos de cuatro minutos. El modelo Indurain o Wiggins sin la obsesión de perder peso para convertirse en todoterreno. “Con el tiempo veré si busco más el perfil más completo”, dice Romeo. “Ahora bastante sería con parecerme un poco a Ganna”.

Con el fichaje de Romeo, de 19 años, un joven que en pocos meses ha comprobado la diferencia entre pasar de ser el mejor de su edad en España a sentirse uno más en un mundo ciclístico en el que los chavales llegan cada año mucho más jóvenes a profesionales (y ya Ayuso, a los 20 años, se siente viejo), Unzue rompe una de las líneas ideológicas de su trabajo, de 40 años, al frente del equipo. Siempre reacio a creer en todos los prematuros que inundan el pelotón, el técnico navarro siempre habla de esperar a que maduren antes de lanzarse a por las primicias. Así dejó pasar a Ayuso y Carlos Rodríguez, por quienes todos suspiran. La revolución Remco acaba con todas las filosofías.

Uno viejo es Fernando Gaviria, un sprinter colombiano de La Ceja de alto nivel. Solo tiene 28 años, pero lleva ya ocho peleándose con los mejores, y, a veces, ganándolos, y de él, que este año, con el UAE, solo ha ganado dos veces, dos etapas en el Tour de Omán, en el mundillo ciclista se habla casi solo en pasado, sobre todo a raíz del inicio de la pandemia, marzo de 2020. Hospital en Dubai. Lenta recuperación. Interminable. No ha vuelto a ser el mismo desde entonces.

La consideración es unánime. La mantienen, más que nadie, todos aquellos a los que quitó el hipo viendo, una y otra vez, un vídeo en bucle, cómo derrotó al Cavendish de sus mejores tiempos, en un sprint en Argentina hace casi ocho años, y a los que recuerdan cómo reinventó el sprint para ganar la París-Tours del 17, y sus cuatro etapas con la maglia ciclamen del Giro del 18, y cómo en el Tour del 19 fue Fernandiós. Un pistard con cursillos avanzados en Flandes. Todo ello en el Quick Step de Patrick Lefévère en compañía de su querido lanzador Richeze. En el UAE de Matxin, en el que le acompañó Richeze y al que se sumó el otro sprinter colombiano de su generación, Juan Sebastián Molano, nada de eso. Nada para el recuerdo sino enfermedad y decepciones. El responsable máximo del Movistar, Eusebio Unzue, con fama de resucitador de causas perdidas, espera el velocista antioqueño si no alguna victoria en Giro o Tour ni una San Remo, el monumento para el que parecía predestinado Gaviria, sí al menos triunfos en carreras de las que dan más puntos para la clasificación de los que su escasa fama parecen predecir. “Así resolveremos uno de los problemas que nos llevaron a sufrir para conseguir puntos para la permanencia en el WorldTour”, dice Unzue. “Necesitamos ganar carreras de ese tipo. A Fernando le acompañará Max Kanter, nuestro sprinter alemán, que sigue aprendiendo, e Iván García Cortina, cada día más maduro”.

Uno peleón es Rubén Guerreiro, un portugués de Montijo que aunque tiene también 28 años, como Gaviria, también tiene toda su carrera por delante. Hace dos años, en el Giro más portugués, el de João Almeida largos días de rosa, Guerreiro, del equipo EF, logró sus mejores victorias, una etapa en los Abruzos y la maglia verde final de rey de la montaña. Encontró allí un sentido a su carrera, un hueco en el pelotón de los buenos. Un ciclista de fugas, escalador, luchador, un incordio.

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Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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