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Londres reestimula a Sir Novak Djokovic

Wimbledon reactiva de nuevo la carrera del serbio, que creció inspirándose en Sampras y se ha apoderado de La Catedral sin ser un especialista sobre hierba

Novak Djokovic Wimbledon
Djokovic come la hierba de la Centre Court tras vencer a Kyrgios en la final del domingo.ADRIAN DENNIS (AFP)
Alejandro Ciriza

Hay dos razones por las que Novak Djokovic es tenista: una es Pete Sampras, y la otra es Wimbledon. También una fecha: 4 de julio de 1993. “Él me inspiró y desde entonces tengo mucha conexión con este torneo”, dice el serbio, que ese día, cuando era un niño de tan solo 6 años, observaba ensimismado la final del grande británico a través de la televisión y quedó abducido por el tenis seductor del estadounidense, que batió a su compatriota Jim Courier (7-6(3), 7-6(6), 3-6 y 6-3) y conquistó por primera vez el torneo. “Fue el primer partido que vi, es la primera imagen que tengo de nuestro deporte”, agrega Nole, que casi tres décadas después de aquella tarde contabiliza los mismos triunfos en Londres del jugador al que siempre admiró.

Después del obtenido este domingo frente a Nick Kyrgios, son ya siete y sitúa de nuevo al balcánico en una posición de privilegio, relanzado en ese fascinante pulso histórico a tres bandas que mantiene con Rafael Nadal (22 grandes) y Roger Federer (20). Se eleva Djokovic (21) otra vez y en un marco que le devuelve a sus orígenes; también, el lugar que le ha servido de acicate en varios instantes críticos de su carrera. Hace cuatro años, el All England Club le devolvió el color después de una peligrosa fase en blanco y negro, en la que llegó a sopesar la retirada; le reforzó uno después, cuando salvó dos bolas de partido ante Federer en el desempate final del super tie-break; y ahora le vuelve a insuflar aire y le catapulta en un momento en el que Nole buscaba la redención. Tras el surrealista episodio de enero en Australia (detenciones y deportación) y medio año intentando reengancharse a marchas forzadas, vuelve a sonreír.

“Históricamente, Wimbledon está ligado a etapas decisivas de mi carrera. No es una coincidencia que vuelva a suceder aquí”, recuerda. “En 2018 me había operado del codo y no estaba jugando bien, pero gané en Londres y eso me sirvió de trampolín para vencer después en el US Open y Australia. Y ahora, después de todo lo que he vivido esta temporada, esto supone un alivio”, agrega Djokovic, de 35 años y que totaliza 86 victorias en el major inglés, por encima de sus registros en París (85), Melbourne (82) y Nueva York (81). Su promedio de éxito en el torneo es del 89,6%, muy cercano al que ha logrado en el Open de Australia (91,1%) y superior a los que ha establecido en Flushing Meadows (86,2%) y el Bois de Boulogne (84,2%).

Tal vez no tenga el poderoso servicio de Boris Becker o el de su preparador actual, Goran Ivanisevic; tampoco la volea de Stefan Edberg o de John McEnroe; no hay mejor conjunción sobre el verde que la de Federer; y nadie ha logrado igualar las hazañas del suizo (2003-2007) y el sueco Björn Borg (1976-1980), campeones en cinco ediciones consecutivas. Sin embargo, Djokovic es un todo. Tenista total, tiene retazos de todos ellos y sigue haciendo historia sobre un terreno que no es su predilecto, o al menos no tan natural para su juego como el cemento.

Relación difícil con la grada

“Con los años he aprendido a ser más eficaz en césped. Al principio de mi carrera me costaban un poco los movimientos, y creo que eso es lo más importante; viniendo de la tierra batida, debes adaptarte y para los jugadores que nos deslizamos bastante, aquí es diferente. No es posible. Puedes hacerlo, pero no tan a menudo ni con tanta libertad”, describe Nole, el jugador que más grandes (9) ha ganado por encima de la treintena, uno más que Nadal; “debes tener mucho cuidado en las maniobras y poner mucha atención en las posiciones. Tienes que golpear desde más abajo, la hierba resbala y el bote es muy rápido. La pelota salta menos que en la arcilla”.

Más allá de tecnicismos, Djokovic guarda una singular relación con la grada de La Catedral, que le reconoce y la aprecia, pero que no llega a entregarse del todo. Ahí está la alargadísima sombra de Federer, el rey querido, y para el recuerdo quedaron los pitos que le dedicó el aficionado inglés durante la final de hace tres años frente al suizo. Ese día, la central se decantó claramente por el de Basilea y a él le cuesta todavía procesar esa hostilidad. Mientras a Federer (41 años el 8 de agosto) se le arropa de manera incondicional y no se escatima con Nadal (36), el serbio sigue encontrándose muchas veces conque el público londinense anima al rival, por más que se coma la hierba y dedique un piropo tras otro al torneo que definitivamente marca su carrera en términos sentimentales.

Djokovic ofrece el título a los aficionados de Londres.
Djokovic ofrece el título a los aficionados de Londres.DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)

“Aunque haya tenido mucho éxito en Australia [conquistado por él en nueve ocasiones], esta central y este torneo tienen el lugar más especial en mi corazón. Soñaba con esto desde mi infancia. Cada vez que salgo a esta pista, la sensación es diferente a todas las demás. Cuanto más ganas, más confianza tienes y más cómodo te sientes. He ganado muchos partidos aquí; de hecho, creo que no he perdido desde 2013 en esta central”, detalla el ex número uno, ahora en el séptimo peldaño del ranking a consecuencia del tira y afloja entre Wimbledon y la ATP. El grande británico excluyó a los jugadores rusos y bielorrusos para esta edición y el organismo que rige el circuito masculino contragolpeó retirando los puntos que asigna en el torneo; por tanto, él pierde los 2.000 que cosechó por el triunfo.

Sea como sea, Sir Djokovic no olvida aquella tarde de 1993: “No tengo palabras para definir lo que significa este sitio para mí. Es el torneo con más historia y el que más prestigio tiene en todo el mundo. Ese día, les pedí a mis padres que me compraran una raqueta”. Y entonces empezó todo.

DE PARÓN A PARÓN, DE 80 DÍAS A DOS MESES

A. C. | Londres

Con la última actualización de la lista mundial, Djokovic ha salido por primera vez del top-5 del circuito desde 2018. El serbio, que ostenta el récord de semanas en lo más alto (373) y domina el cara a cara con Nadal (30-29) y Federer (27-23), divisa un horizonte complicado. La normativa sanitaria de Estados Unidos prohíbe acceder al país a aquellas personas que no se hayan vacunado contra la covid y él, dice, no contempla ponerse la inyección. De este modo, no podrá jugar el US Open, del 29 de agosto al 11 de septiembre.

Después de que lograra la victoria contra Nick Kyrgios, su preparador, el croata Goran Ivanisevic, se refirió a esta circunstancia. “Tengo una película en casa que se llama The Long, Hot Summer (El largo y cálido verano, protagonizada por Paul Newman y Joanne Woodward), y estas van a ser para mí unas largas y calurosas vacaciones de verano”, bromeó el técnico, campeón de Wimbledon en 2001 y que alberga alguna esperanza de que la situación pueda cambiar el próximo mes; “voy a tener vacaciones desde hoy hasta no sé cuándo... No lo sé, pero tal vez el presidente Joe Biden cambie de opinión”.

Además de no poder competir en Nueva York, el balcánico tampoco podrá hacerlo en los Masters 1000 de Cincinnati ni Canadá, adonde tampoco se puede viajar si no se ha recibido la vacuna. Esto complicaría aún más las cosas para Djokovic, que perdería de manera automática los 1.200 puntos logrados el curso pasado por alcanzar la final del US Open y que podría seguir cayendo en el ranking de la ATP. 

“Según tengo entendido, ganar un Grand Slam te clasifica para la Copa de Maestros, a menos que estés fuera del top-20 [como confirma el reglamento] Creo que con los puntos que he acumulado hasta ahora estaré dentro de ese margen, así que no siento ninguna presión ni tengo ninguna necesidad de jugar torneos o hacer un calendario determinado”, indica Nole, que este año también ha ganado el Masters 1000 de Roma y que a raíz de su decisión de no vacunarse estuvo ausente 80 días.

Ahora se expone a otro parón, en este caso de dos meses. Podría reaparecer en la fase de grupos de las Finales de la Copa Davis (14-18 de septiembre) y acudir luego a la Laver Cup (23-25), y elegir más adelante entre citas como Tokio (3-9 de octubre), Shanghái (9-16), Viena (24-30) o Bercy (31 al 6 de noviembre).

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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