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Las criptomonedas saltan al deporte: una historia de conveniencia y desconfianza

Las plataformas de divisas digitales están invirtiendo grandes cantidades en patrocinios, pero su desembarco ha provocado algunas controversias

Álvaro Sánchez
Crypto.com Arena
El Crypto.com Arena, antes conocido como Staples Center, el pabellón donde juegan los Lakers en Los ÁngelesAaronP/Bauer-Griffin (GC Images)

Hace años, los monoplazas de Ferrari volaban con la marca de tabaco Marlboro inscrita en su alerón trasero. Los atletas del equipo madrileño de Moratalaz competían con las rojas letras de la ginebra Larios sobre el pecho. Y uno de los equipos más señeros de la ACB de baloncesto se llamaba Ron Negrita Joventut. La ley que prohibió la publicidad del alcohol y el tabaco en el deporte acabó con una relación tan lucrativa como dudosa éticamente.

Pero el final de esta asociación no acabó con la controversia sobre los patrocinios deportivos. Las casas de apuestas fueron omnipresentes durante años en las camisetas de los equipos de fútbol, hasta que el Gobierno impuso un veto en pleno auge de la adicción al juego, con muchos jóvenes como víctimas. Y las últimas en provocar polémica han sido las firmas de criptomonedas, que están invirtiendo agresivamente en los deportes con más seguidores. Se comprobó en la última SuperBowl, la retransmisión deportiva por excelencia en EE UU. Y también la más cara para los anunciantes. La plataforma estadounidense de compra y venta de criptomonedas Coinbase pagó por un minuto de espacio casi 14 millones de dólares. Y otras cuatro empresas del sector se publicitaron, algo que no había sucedido nunca.

Los ejemplos de compañías de criptoactivos que tratan de asociar su imagen al deporte son muchos. El antiguo Staples Center donde juegan Los Angeles Lakers será el Crypto.com Arena durante al menos 20 años a cambio de 700 millones de dólares. Rebautizar la cancha de los Miami Heat fue más económico. Por 135 millones pasó de American Airlines Arena a llamarse FTX Arena los próximos 19 años.

Los nombres de los pabellones se pagan bien, pero el negocio va más allá. En el fútbol, desde el año pasado la camiseta del Inter de Milán lleva un mensaje de Socios.com, que está desembarcando en muchos otros clubes. Y Crypto.com patrocinará el Mundial de Qatar. En el motor es parecido: rara es la escudería de F1 que no cuenta entre sus patrocinadores a una plataforma como Crypto.com, Socios.com, Binance, FTX o Fantom.

Rara es la escudería de Fórmula 1 que no recibe fondos de firmas del sector

La ola ha llegado a España. La austriaca Bitpanda patrocinó el Mutua Madrid Open de tenis de este año y la Copa Davis de 2021. Varios equipos de Primera han llegado a acuerdos con Chiliz, la dueña de Socios.com, que también firmó con la UEFA y con LaLiga. Y el Baskonia de baloncesto tiene como principal patrocinador a Bitci, una plataforma turca que paga dos millones de euros por dar nombre al equipo y aparecer en la camiseta una temporada.

El incumplimiento de sus contratos está generando desconfianza hacia Bitci. El Espanyol ha anunciado acciones legales porque le debe dinero. Y el Cádiz, el Celta y el Alavés podrían seguir sus pasos. Desde el equipo cadista, del que Bitci es el patrocinador principal, confirman que la firma les debe parte de lo prometido para esta temporada, y que alega problemas por las restricciones de las autoridades turcas a las criptomonedas.

Los acuerdos pueden plantear problemas de reputación

El conjunto andaluz firmó por tres temporadas, y elude desvelar cuánto percibe. Su presidente, Manuel Vizcaíno, explicó así los problemas: “Elegimos Bitci porque era el que más credibilidad tenía y va regular. Bitci pagó una parte, pero no ha pagado todo”. Algunos patrocinados de Bitci ya han dado la espantada: el equipo de F1 McLaren, el Sporting de Portugal y el Spezia italiano han roto sus contratos por los impagos.

Estas empresas no solo buscan clubes y organizaciones deportivas. Seleccionar embajadores en los que el gran público confía es una vía para ganar respetabilidad y contrarrestar los mensajes negativos que las asocian a fraudes, blanqueo y especulación. Por eso, la plataforma Binance contrató a Andrés Iniesta para que publicara un tuit donde decía que había elegido a Binance para iniciarse en el mundillo. ¿Su público potencial? Más de 25 millones de seguidores, entre ellos jóvenes de menor cultura financiera.

No trascendió cuánto cobró Iniesta por el tuit, pero le costó la reprimenda de la CNMV, que le recordó que conllevan “riesgos relevantes” por tratarse de productos no regulados. El organismo está cada vez más vigilante: desde enero obliga a las empresas que animan a invertir a solicitar autorización e incluir un mensaje advirtiendo de los riesgos.

Esta semana Binance anunció un acuerdo con Cristiano Ronaldo para lanzar colecciones de NFT que se podrán comprar solo en su plataforma. El portugués tiene 459 millones de seguidores en Instagram.

Estas compañías crecieron a lomos de los máximos del bitcoin. Pero ahora están en crisis, lo que puede frenar los fondos para el deporte.

“Nadie ha rechazado nuestras propuestas de patrocinio”

La austriaca Bitpanda es una de las más activas en Europa en inversión publicitaria, y defiende su derecho a aparecer en eventos deportivos: “Somos europeos, estamos regulados y apoyamos firmemente el papel del regulador para nuestra industria. Hacemos gran hincapié en el absoluto cumplimiento normativo y hasta ahora nunca hemos tenido la situación de que alguien no haya aceptado nuestras propuestas de patrocinio”, dice Alejandro Zala, su responsable en España. El jefe del equipo Red Bull de F1, Christian Horner, coincide en que sería un error vetar los patrocinios cripto. “El mundo está evolucionando y cambiando. Todo el sector de las criptomonedas es fascinante”.

La mayoría acepta el dinero, aunque en ocasiones se han producido resbalones casi antes de empezar. El FC Barcelona firmó el 4 de noviembre del año pasado un acuerdo con Ownix para lanzar una colección de NFT, pero canceló el acuerdo dos semanas después, cuando detuvieron por fraude con criptomonedas a Moshe Hogeg, propietario del club israelí Beitar, y vinculado a la plataforma de cripto.

Más recientemente, la Federación Española de Fútbol aplazó un acuerdo con la china Huobi —ahora con sede en Gibraltar—, hasta que aclare su situación legal. Huobi figura en la lista de entidades advertidas de la CNMV, que dice que “no está autorizada para prestar servicios de inversión”. Fuentes de la CNMV señalan que cuando se enteraron del pacto contactaron con la RFEF para advertirle de que Huobi no cumple con sus requisitos. “Nos parecía especialmente preocupante”, dice un portavoz del organismo.

Los clubes y campeonatos que se asocian a las criptomonedas afrontan riesgos reputacionales. ¿Qué pasaría si la plataforma que llevan en la camiseta se hunde y hace desaparecer los ahorros de miles de pequeños inversores? La caída de Luna (Terra), que solo tres meses antes de su quiebra firmó un acuerdo de patrocinio con los Washington Nationals —parte de la MLB, la principal liga de béisbol de EE UU—, muestra que esa no es una hipótesis descabellada.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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