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Ander Mirambell: “Hubiese seguido, pero no quería ser un turista que viaja y hace ‘skeleton”

Pionero de este deporte en España y cuatro veces olímpico, el catalán se retira con la misión de asegurar un relevo en una disciplina con solo cuatro pilotos nacionales en activo

Bernat Coll
Ander Mirambell
Ander Mirambell, piloto de skeleton, con su primera zapatilla, construida con un rallador de queso, este martes en Barcelona.Carles Ribas (EL PAÍS)

Ander Mirambell (Barcelona, 39 años) no teme a la muerte. “Forma parte de la vida”, defiende. Por eso dice que ha llegado la hora de su “muerte deportiva” tras 17 de años de descensos a 140 kilómetros por hora y cuatro participaciones en los Juegos Olímpicos de Invierno. Se retira. Admite que tenía ilusión para seguir en activo, aunque remarca que es hora de asegurar el relevo del skeleton en España, un deporte que consiste en descender a grandes velocidades por un circuito de hielo y que cuenta con cuatro atletas nacionales en activo. Siempre podrá decir que la primera licencia fue la suya.

Pregunta. ¿Qué da más vértigo, pilotar a 140 km/h o retirarse de la competición?

Respuesta. La retirada, sin duda. El descenso depende de ti: si entrenas tendrás más opciones de bajar bien. Ahora dependeré de terceros: de que salgan proyectos o de que un jefe quiera darme un puesto de trabajo.

P. ¿En qué momento decide retirarse?

R. A mediados de marzo me reuní con la federación para valorar mi rol como deportista, pero la idea no me motivó porque no era competitiva. No quiero ser un turista que hace skeleton.

P. ¿Hubiese seguido compitiendo?

R. Sí. Creo que tengo un ciclo olímpico en las piernas. Pero aguantar hasta los próximos Juegos hubiese sido egoísta a pesar de convertirme en el español con más Juegos de Invierno. ¿Me hacía ilusión seguir? Sí. ¿Tenía sentido? No.

Ander Mirambell, durante su participación en los Juegos de Pekín, el pasado febrero.
Ander Mirambell, durante su participación en los Juegos de Pekín, el pasado febrero.Adam Pretty (Getty Images)

P. ¿Por qué?

R. Porque el dinero que se invertiría en mí puede invertirse en Ana Torres Quevedo [joven promesa de 20 años] y otros jóvenes que suben con opciones olímpicas. Mi misión también en mantener el sueño olímpico de la federación.

P. ¿Qué éxito busca a partir de ahora?

R. Tengo la suerte de haber confirmado algunos proyectos: seré director deportivo de la Federación Española de Deportes de Hielo, entrenaré a Kim Meylemans [piloto belga de skeleton] y presentaré mi candidatura a vicepresidente de la Federación Internacional de Bobsleigh y Skeleton.

P. ¿La paternidad interfiere en las prioridades deportivas?

R. En parte. Antes pasaba el 90% del tiempo pensando en el skeleton y ahora dejo el teléfono para estar con mi pareja y con mi hijo. Pero a la hora de pilotar sé que si me ocurre algo mi hijo estará bien con su madre. Lo tengo preparado para que no les falte nada.

P. Convive con el riesgo.

R. Sí, pero sabes dónde está el límite. Si en algún momento hubiese creído que me pudiera haber pasado algo no hubiese continuado.

P. Pero la gracia del skeleton es cruzar el límite.

R. Es verdad. Creo que entre la locura y la cordura hay una línea fina que hay que bordear. Los que están muy locos acaban en el hospital y los muy cuerdos no van rápidos.

P. ¿Qué es más importante: la técnica o la valentía?

R. Para empezar, la valentía. Para ser de los mejores del mundo, la técnica.

Ander Mirambell y Queralt Castellet, abanderados de España en los Juegos de Pekín.
Ander Mirambell y Queralt Castellet, abanderados de España en los Juegos de Pekín.David Ramos (Getty Images)

P. ¿Su técnica ha evolucionado mucho?

R. Ahora soy mucho más tranquilo. También muevo con más suavidad los pies. Intento buscar el por qué a cada movimiento. No se puede bajar “por huevos”. Antes bajaba como un loco buscando el techo.

P. ¿Qué le llevó pasarse al skeleton?

R. Ir a unos Juegos Olímpicos. Yo hacía atletismo, pero lo tenía casi imposible. En 2005, tras ver la película Cool Runnings [sobre el equipo de bobsleigh de Jamaica que participó en Calgary 88] me pregunté: ‘si ellos pueden, ¿por qué yo no?’ Tras las primeras marcas me empezaron a pagar los viajes en 2008.

P. ¿Cómo fueron los inicios?

R. Tenía unos 14.000 euros para aguantar dos temporadas de competición. Aguantaba con los trabajos de verano: cuidaba masías de payés, fui administrativo en un hospital, realicé tareas de técnico de prensa… Con solo las becas no salían los números.

P. ¿Las becas no están al nivel para los deportistas de invierno?.

R. No. Este año no me daban ninguna beca. Entiendo que se invierta en deportistas que aspiran a obtener un diploma olímpico, pero hay disciplinas que no tienen herramientas ni recursos para llegar a esos niveles.

P. ¿Cuánto cuesta un trineo?

R. El mío debe valer entre todos los accesorios unos 10.000 euros. Los británicos tienen uno que quizás vale más de un millón de euros porque trabajan con McLaren y van cada mes al túnel del viento. Por eso tiene mérito marcar la velocidad punta más alta de la historia en el circuito de Saint Moritz [alcanzó los 139,9 km/h el pasado enero], porque yo no tengo estos trineos.

P. ¿Se hubiese acercado a las medallas olímpicas con un trineo mejor?

R. No lo sé. Los dos primeros ciclos olímpicos fueron de supervivencia. No tenía entrenador y la federación pagaba para que entrenara con el equipo del Reino Unido o Suiza. Aprendí mucho, pero no fue fácil porque los compañeros no me querían allí.

P. ¿No le trataron bien?

R. En muchos sitios no. Para ellos, venía un tío de fuera que les ganaba en los entrenamientos. No les gustaba y no me hablaban a la hora de la cena.

P. ¿Ha sufrido la soledad?

R. Sí. Muchas veces. Empecé a escribir un libro en mis momentos de soledad. Lo hacía en el avión o en el hotel.

P. ¿Qué se aprende, en la soledad?

R. Se reflexiona mucho de la vida. Revisas si el camino que sigues es el correcto. No por si está bien o no; sino por si es el camino que te llena.

P. Pero usted tenía fijado un destino, que eran los Juegos, y no tanto el camino.

R. Cierto. Uno de los peores momentos de mi carrera fue tras los Juegos de 2010. Recuerdo que tras la competición me sentí vacío, muy triste. Sentía que caía en un agujero tras tocar la cima. ‘Y ahora, ¿qué?’, me decía.

Ander Mirambell, en los Juegos de PyeongChang 2018.
Ander Mirambell, en los Juegos de PyeongChang 2018.Matthias Hangst (Getty Images)

P. ¿Cuántas veces había pensado antes en dejarlo?

R. Muchas veces, a final de una temporada. No tienes recursos, falta material, no tienes dinero… Ha sido difícil.

P. ¿Se ha sentido incomprendido?

R. Seguramente, sí. Pero cuando se gana una medalla, después tiene mucho más valor por todas estas dificultades. Una vez una federación me ofreció mucho dinero para competir con ellos y poder aspirar más alto, tener más facilidades, pero lo rechacé.

P. ¿Cuál?

R. No lo puedo decir. Pero eso explica que el éxito o el fracaso depende más de las posibilidades que del resultado.

P. ¿Los deportistas de élite son egoístas?

R. Sí, aunque egoísta es una palabra negativa. Quizás somos individualistas, pero tenemos que priorizar. Cuando mi madre enfermó de cáncer, yo la acompañaba a hacer quimioterapia y la recogía después de entrenar. Era nuestro pacto. Ella quería que fuese así y quería ir a los Juegos por ella.

P. ¿Hablaba de la muerte, con su madre?

R. Sí, mucho. Todos moriremos. La manera de morir a veces se puede escoger. Mi madre viajó conmigo a los Juegos de 2018. Fue un regalo poder vivir aquello con ella. Escondemos la muerte porque somos egoístas, no queremos perder a alguien querido, pero todos nos iremos algún día.

P. ¿Llegó a esta concepción de la muerte por realizar deportes de riesgo?

R. No. No tiene que ver con el skeleton. La he vivido de cerca. Mi mejor amigo también murió de cáncer, y cuando era adolescente, un compañero cayó desplomado cuando jugaba a fútbol.

P. ¿Es usted un pionero?

R. Diría que sí. Fui el primero.

P. ¿Quién es el futuro?

R. Me gustaría que Ana Gómez Quevedo fuera la primera mujer española en competir en skeleton en unos Juegos. Tiene un talento innato. Su pilotaje es muy bueno.

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Sobre la firma

Bernat Coll
Periodista centrado actualmente en la información sanitaria. Trabaja en la delegación de Catalunya, donde inició su carrera en la sección de Deportes. Colabora en las transmisiones deportivas de Catalunya Ràdio y es profesor del Máster de Periodismo Deportivo de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.

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