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Sergio García estalla contra el PGA: “¡No puedo esperar a dejar este circuito!”

El golfista castellonense, enfadado con los árbitros por una decisión, deja entrever que abandonará el circuito estadounidense para enrolarse en el proyecto de una Superliga saudí

Sergio García, este jueves en la primera jornada del Wells Fargo Championship.
Sergio García, este jueves en la primera jornada del Wells Fargo Championship.Tim Nwachukwu (AFP)
Juan Morenilla

Fue en el hoyo 10, un par cinco, en la primera jornada del Wells Fargo, torneo del circuito estadounidense que se disputa en Potomac, en el estado de Maryland. La bola de Sergio García se perdió entre la maleza y el golfista castellonense, de 42 años, disponía, como marcan las normas, de tres minutos para encontrarla antes de que se diera por perdida y eso supusiera un golpe de más en su tarjeta. Y ahí se armó el lío. García consideró que los jueces pusieron el marcha el cronómetro antes de cruzar un río que daba acceso a la zona donde se había perdido la bola, por lo que no tuvo el tiempo reglamentado para buscarla. Según el español, el tiempo debía comenzar a contar en el momento en que iniciara exactamente la búsqueda, y no mientras se desplazaba al lugar, debido además a la confusión respecto al lado exacto donde se encontraba la bola, por la presencia de otros jugadores en el campo y la falta de claridad en las imágenes televisivas. El caso que García estalló contra los árbitros del circuito estadounidense, el PGA Tour: “¡No puedo esperar a dejar este circuito! No puedo esperar a irme. Solo un par de semanas más y no tendré que tratar con vosotros nunca más”.

Sergio García salvó el par y finalizó la ronda con -3, después de un maravilloso eagle en el par cuatro del hoyo 15, a cuatro golpes del líder, el australiano Jason Day (-7). Y al terminar la jornada, el PGA Tour admitió su error y que el español tenía razón. “García invirtió una considerable cantidad de tiempo en acceder a la otra zona del arroyo. El reloj estaba todavía corriendo y se debió detener. Cuando la bola fue encontrada, el tiempo de tres minutos marcado por los árbitros había expirado y la bola se dio por perdida”, explicó el circuito en un comunicado, a pesar de lo cual la tarjeta del español ya no se podía modificar.

Sin embargo, más allá del incidente concreto en sí, las palabras de García han caído como una bomba en el mundo del golf por lo que dejó entrever: que en breve abandonará el circuito estadounidense y se enrolará en el proyecto de un millonario circuito en Arabia cuya primera prueba se celebra el próximo mes.

El terremoto es de aúpa en el golf. El proyecto de crear una Superliga fuera del PGA Tour es el epicentro de una revolución. El dineral suadí pretende atraer a los mejores golfistas del mundo para disputar la Saudi Super Golf League (SSGL) y quedarse así con una parte del pastel económico. El pasado febrero, Jon Rahm, entonces número uno del mundo (ahora en el segundo escalón, tras Scottie Scheffler), dejó clara su posición: “Esta es la primera y única vez que hablaré de esto. Declaro oficialmente mi lealtad al PGA Tour. Soy miembro del Consejo Asesor de Jugadores y creo mucho en (el comisionado) Jay Monahan y en el producto que nos darán en el futuro. Se ha hablado mucho y se ha especulado sobre la Superliga saudí. Simplemente no es algo que crea que sea lo mejor para mí y mi futuro en el golf, y creo que el mejor legado que puedo lograr será con el PGA Tour. No juego por el dinero, que es la única razón para ir allí. Te lanzan números y creen que te impresionan. Yo juego por el amor al golf y para convertirme en un campeón. Crecí viendo a muchos increíbles jugadores, hay una historia, un legado, y eso me atrae mucho. Lo otro no me parece inteligente”.

Jon Rahm, con el trofeo del Open de México, conquistado el pasado domingo.
Jon Rahm, con el trofeo del Open de México, conquistado el pasado domingo.Francisco Guasco (EFE)

El paso al frente de Rahm, hasta ese momento la primera gran figura que había mostrado públicamente su opinión, se unió a las reacciones en el mismo sentido de Rory McIlroy, Dustin Johnson y Bryson DeChambeau, entre otros. Pero la polémica ha seguido subiendo de temperatura, sobre todo al salir a la luz unas declaraciones de Phil Mickelson, ganador de seis grandes, el último el Campeonato de la PGA el curso pasado a los 50 años, recogidas en la redacción de una biografía: “Son unos hijos de puta (los saudíes) con los que da miedo involucrarse. Sabemos que mataron a (el periodista Jamal) Khashoggi y que tienen un historial horrible en materia de derechos humanos. Allí ejecutan a gente por ser gay. Sabiendo todo esto, ¿por qué iba a considerarlo? Porque esta es una oportunidad única en la vida para remodelar el funcionamiento del PGA Tour, que es una dictadura que utiliza el divide y vencerás porque saben que los intereses de los jugadores top no son los mismos que del resto”.

El incendio que prendieron estas declaraciones ha llevado a que Mickelson desaparezca del PGA en los últimos torneos (no disputó el Masters de Augusta), en lo que se interpreta como una sanción encubierta del PGA por su posicionamiento a favor de la Superliga saudí. Las exclamaciones públicas de Sergio García han echado todavía más leña al fuego.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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