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Carlos Rodríguez y la importancia de la primera vez

El ciclista granadino, de 21 años, inaugura su palmarés profesional con el triunfo en la quinta etapa de la Itzulia el día que Evenepoel se viste de amarillo

Carlos Rodríguez, en pleno esfuerzo durante la quinta etapa de la Vuelta al País Vasco entre Zamudio y Mallabia.
Carlos Rodríguez, en pleno esfuerzo durante la quinta etapa de la Vuelta al País Vasco entre Zamudio y Mallabia.Alvaro Barrientos (AP)
Jon Rivas

Para un deportista siempre llega esa primera vez. Como para el multimillonario que enmarca el primer dólar que ganó, el periodista que pega en un álbum su primer artículo publicado o el tenor que debuta en la Scala y guarda el programa de ese día como oro en paño. En tiempos de Masters se puede recordar el primer major de Jon Rahm, el Open USA de 2020, el Gran Premio de Malasia de 2003, cuando Fernando Alonso subió a lo alto del cajón de la Fórmula 1; el trofeo Ciudad de Albacete, que fue el primer título profesional de Rafa Nadal el mismo año de Alonso, o cuando Muguruza se estrenó en 2014 con su primer WTA en Hobart.

Pero la la Vuelta al País Vasco, la Itzulia, es ciclismo, y Miguel Indurain recuerda que la primera vez fue en la Vuelta a Salamanca de 1983; Alberto Contador se fue lejos, a Polonia, para ganar su primera carrera profesional en 2003 y Alejandro Valverde, el mismo año, que fue muy bueno para el deporte español, levantó los brazos en la meta de Vitoria, en la Vuelta al País Vasco, cuando todavía era un ciclista prometedor y con el pelo rubio y rizado.

Como Carlos Rodríguez, rostro anguloso, gesto serio; granadino de Almuñécar, de 21 años, esperanza granadina del Ineos, que en la misma carrera en la que se estrenó Valverde, no levantó los dos brazos sino sólo uno, para no caerse, a los pies de la ermita de San Pedro, en Mallabia, una trampa de 250 metros al 15% de desnivel, mojada por la lluvia, que le trastrabilló en la penúltima pedalada. Fue después de una larga escapada junto a Marc Soler, que llevó el peso de la carrera pero se desfondó en Karabieta.

Siempre hay una primera vez, y por fin le llegó al ciclista español, uno de los estandartes de la nueva generación, el momento de subir al podio y recibir los honores. Ahora le queda lo más complicado: engordar ese palmarés para que ocupe varias páginas. Hace tres temporadas ganó su primera carrera en categoría junior también en el País Vasco. No han pasado demasiadas primaveras para estrenarse en el World Tour. “No tengo palabras”, asegura.

Fue el mismo día en el que se destaparon las vergüenzas de Primoz Roglic; o sus debilidades, más bien. El lunes arrasó en la crono; el martes, el miércoles y el jueves aguantó, aunque sin dar la cara. El viernes se descolgó de los favoritos en Karabieta, el último puerto de una etapa descarnada, de sube y baja, la más dura de la Itzulia a falta de la tradicional llegada a Arrate. Atacó Remco Evenepoel, con su habitual furor juvenil, le siguieron todos los componentes del Top 10, pero se quedó el líder. A pesar de las constantes miradas hacia atrás de su lugarteniente Vingegaard, Roglic perdió la estela resignado y llegó a Mallabia un minuto después del resto de favoritos. Evenepoel, por dos segundos sobre Daniel Felipe Martínez, es el nuevo líder, que tira de tópicos para referirse a la lluvia, como Frederick Pentland, el míster del bombín, que reconoció años después de su llegada a España que mientras viajaba hacia Santander esperaba encontrar un sol, abrasador, naranjos por las calles y señoritos montados a caballo.

Remco también piensa algo así: “La lluvia y los descensos en España no son una buena combinación, porque las carreteras están resbaladizas”, apunta, como si el País Vasco fuera habitualmente un erial con registros pluviométricos similares al desierto de Gobi. Tal vez sea un íntimo pavor a los descensos, después de la caída en el Giro de Lombardía de 2020. “Espero que en la última etapa los equipos jueguen limpio, y si llueve, no se lancen a lo loco en las bajadas”, que de las subidas ya se encarga él: “Para eso me he entrenado tres semanas en Tenerife”, dice.

En la Itzulia todo queda para la última etapa con final en el Santuario de Arrate y los kilómetros previos, después de una etapa que fue la primera vez de Carlos Rodríguez, y en la que quedan escenas para el recuerdo, como la espectacular caída de Lucas Hamilton por un terraplén, en la que aterrizó dos metros por debajo, magullado y aturdido pero entero, o la llegada a la meta de dos de los favoritos, Vingegaard y Vlasov, empujando las bicicletas después de una caída a veinte metros.

Clasificaciones de la Vuelta al País Vasco

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