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Alcaraz contra la maldición de Miami

El murciano aspira a convertirse ante Ruud en el primer hombre español que eleva el trofeo de Florida tras los intentos esquivos de Bruguera, Moyà, Ferrer y Nadal (5)

Carlos Alcaraz, durante el partido de semifinales contra Hurkacz.
Carlos Alcaraz, durante el partido de semifinales contra Hurkacz.ERIK S. LESSER (EFE)
Alejandro Ciriza

A sus 18 años, Carlos Alcaraz tiene este domingo (19.00, Movistar Deportes) la posibilidad de darle un doble bocado a la historia del tenis. Si el murciano (7-6(5) y 7-6 (2) a Hubert Hurkacz en las semifinales) mantiene la formidable dinámica de los últimos días y es capaz de batir al noruego Casper Ruud (6-4 y 6-1 a Francisco Cerúndolo) se convertiría en el primer representante masculino español que conquista el Masters 1000 de Miami y, de forma simultánea, en el campeón más joven en la historia del torneo. Hoy día, el récord está en posesión de Novak Djokovic, que el 1 de abril de 2007 se coronó ante el argentino Guillermo Cañas con 19 años y 314 días, elevando así el primero de sus 37 trofeos en dicha categoría.

Antes del envite actual de Alcaraz, se quedaron a las puertas del premio Sergi Bruguera (1997), Carlos Moyà (2003), David Ferrer (2013) o Rafael Nadal, batido en 2005, 2008, 2011, 2014 y 2017. Solo Arantxa Sánchez Vicario (1992 y 1993) se entronizó en el lustroso marco de Miami.

“Estoy tratando de ver la final como cualquier otro partido. Voy a tratar de divertirme y a hacerlo lo mejor posible”, señalaba el español después de rendir a Hurkacz en un duelo a cara o cruz, dirimido en dos desempates que resolvió con maestría. Nada más lograr la victoria, el chico se fue a la silla y antes del saludo a los aficionados repitió la sentida dedicatoria que viene haciendo esta semana y media: lanzó un beso al cielo y acto seguido estampó una dedicatoria en la cámara: “Esta victoria es tuya, Juanki”. El destinatario era Juan Carlos Ferrero, su preparador, ausente en Florida debido al reciente fallecimiento de su padre.

“Todo lo que he logrado es gracias a él y para él. Aunque no esté aquí, él siempre está conmigo”, subrayó el talento de El Palmar, una pedanía de 25.000 habitantes en la que se crio y comenzó a dar sus primeros raquetazos. “El éxito de tener una relación duradera es la amistad y la persona, mucho antes que lo profesional. Carlos me está demostrando eso y mucho más. Creo que está haciendo un esfuerzo extra por todo lo que está pasando”, había expresado previamente el ex número uno en declaraciones al canal #Vamos, agradecido por el plus que se ha autoexigido su jugador.

“Cabeza, corazón y co.....”

Ferrero viajó con Alcaraz a Miami, pero el suceso le obligó a volver a España. En su ausencia, Samuel López –técnico de Pablo Carreño, también integrado en la academia de Villena donde trabaja a diario el finalista– le supervisa desde el banquillo y tampoco se separa de él su agente, Albert Molina. “Y además está mi padre conmigo. Han venido tres de mis tíos, mucha gente”, contaba la perla del tenis español, un revolucionario que ha puesto el circuito patas arriba y que invita a pensar en que ahora sí o sí, sin más dilación, el relevo generacional será una realidad. Lo hace, dice, apoyado en las tres patas recomendadas por su abuelo, las tres ces: “Cabeza, corazón y co.....”.

Tiene todavía Alcaraz esa espontaneidad en el habla y esa frescura pueril de las figuras en ciernes que aún no han sido excesivamente manoseadas. En cualquier caso, la bola va haciéndose más y más grande, y si Nueva York ya marcó un punto de inflexión el año pasado –alcanzó los cuartos del US Open–, Miami puede suponer un antes y un después en una carrera que pinta fantástica.

Alcaraz se dispone a golpear de revés frente a Hurkacz.
Alcaraz se dispone a golpear de revés frente a Hurkacz.ERIK S. LESSER (EFE)

Pese a que ya se le adivinaba un porvenir de oro, el murciano está acelerando el proceso más de lo previsto y su aterrizaje ha supuesto un órdago a la grande en un circuito que hasta ahora era relativamente estático y anquilosado, previsible, sin demasiadas oportunidades de promoción y con una jerarquía muy predefinida: los tres grandes, tres o cuatro respondones que no han conseguido tumbar la puerta y el resto, con el piloto automático. Es decir, la atronadora irrupción de Alcaraz –tercer mejor jugador de 2022, según establece la carrera anual– supone un impacto absoluto en su deporte, a la espera de que la titulación pueda catapultarle hacia la dimensión que se le presupone.

Mientras tanto, él, que ha ganado 22 de sus 24 últimos partidos, lo asume todo con una naturalidad insultante. A las puertas de la historia seguirá el protocolo de rigor; es decir, antes del choque con Ruud –derrotado en el único precedente, el curso pasado en la arcilla de Marbella– se echará una siesta reponedora de 20 minutos, dos horas antes de saltar a la pista, y se entretendrá un poco con el móvil y charlando con su nutrido círculo cercano. En este último sentido, recuerda a Nadal, que acostumbra a desplazarse por el mundo acompañado de un convoy familiar y profesional importante.

De debutante a debutante

“Tengo mucha gente alrededor”, incide sabiendo que si gana será el tercer jugador más joven de la historia en coronarse en un 1000, por detrás solo de Michael Chang (18 años y 5 meses en Toronto, 1990) y Nadal (18 y 10 en Montecarlo, 2005). Ya suma 50 victorias en el circuito de la ATP, registro conseguido a una edad más temprana que Roger Federer (19 años y dos meses) y Novak Djokovic (19 y 4).

Sigue volando y acaparando elogios Alcaraz, señalado con unanimidad como el máximo candidato a apoderarse del futuro. El presente, no obstante, se resume en un cara a cara con Ruud, un noruego formado en la Rafa Nadal Academy que a sus 23 años ocupa el octavo puesto del ranking mundial y que también debutará en una final de esta magnitud. De naturaleza terrícola –seis de sus siete trofeos han sido obtenidos sobre tierra batida–, en su trazado ha apeado a Laaksonen (86º), Bublik (33º), Norrie (12º), Zverev (4º) y Cerúndolo (103º). Se caracteriza por su solidez en los intercambios y su dureza mental, aunque le falta colmillo en la definición del punto.

“Todos vemos el talento que tiene. Entiende muy bien el juego, tiene una mentalidad extraordinaria y selecciona a la perfección los tiros. Es impresionante, pero también asume riesgos; con suerte, cometerá algunos errores. Cuando me ganó me hizo sentir que no tenía ninguna posibilidad, pero ahora quiero usar aquella experiencia”, adelanta el nórdico. “Siento que ahora soy muchísimo mejor jugador”, corrobora Alcaraz, que estos días ha expresado su fortaleza anímica en los tie-breaks, ante Miomir Kecmanovic y Hurkacz. “Pero, claro, Rudd también lo es”, concluye en la antesala de una fecha que puede marcar un giro trascendental en el deporte de la raqueta.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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