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La nube negra del Madrid de Laso

El equipo se ha desconfigurado en el últimos mes y medio por la falta de timón y puntería, con 57 puntos de media en las cuatro derrotas europeas consecutivas

Pablo Laso al frente del banquillo del Madrid en el partido del martes ante el Estrella Roja. Getty
Pablo Laso al frente del banquillo del Madrid en el partido del martes ante el Estrella Roja. Getty
Faustino Sáez

El Real Madrid de Laso se ha desconfigurado y no encuentra la tecla para resetear. Los blancos, inmersos en una crisis galopante de identidad, juego y resultados, enlazaron en Belgrado ante el Estrella Roja su cuarta derrota consecutiva en la Euroliga, con una media inaudita de 57 puntos por partido —cuando en siete de los 10 cursos anteriores cerraron su estadística en la frontera de los 85 puntos y nunca bajaron de los 79—. Secó y desacertado como no se le recuerda en la última década, el equipo madridista suma nueve derrotas en los últimos 16 partidos (tres de ellas, desalentadoras ante el Barça), siete en los últimos 10 si se acerca la foto. Este jueves, en el WiZink Center (20.45, DAZN), el Olimpia Milán de Ettore Messina será el termómetro para medir la fiebre madridista.

El equipo de Laso, que hasta el 23 de enero lideraba la ACB y la Euroliga, había ganado la Supercopa y encadenaba una secuencia de 21 victorias en 22 partidos, se ha convertido en un equipo irreconocible tras un mes y medio de bruma creciente hasta la nube negra. En el intento de atajar a un Barça hegemónico en el duelo directo (10 triunfos de los azulgrana en 13 clásicos con Jasikevicius), el Madrid fue perdiendo el ritmo, la solidez, los automatismos, el estilo, la solvencia y, sobre todo, la puntería.

Entre las nueve derrotas en 45 días, destacan tres con guarismos famélicos: con 51, 59 y 47 puntos. Consecuencia, fundamentalmente, de las carencias en la creación de juego y del agujero en el perímetro: 6 de 30 en triples ante el Fenerbahçe (20%), 4 de 23 ante el Barça en la final de Copa (17%), y 1 de 15 ante el Zalgiris (6,7%, en la peor anotación histórica de los blancos en la Euroliga) respectivamente. El domingo, ante el Baskonia, un 4 de 24 (17%), con solo 48 puntos en juego y 24 tiros libres. Y el martes en Belgrado, otra oda al desatino con 9 de 37 en triples (24%). “A trabajar juntos para estar más acertados y cambiar esta dinámica”, lanzó Llull tras caer ante el Estrella Roja. “La palabra es trabajo y nada más. Parte de la derrota pasa por mí, así que lo dicho: trabajo, trabajo y trabajo”, señaló Rudy, tras su 0 de 7 en triples en la mítica Sala Pionir.

La falta de puntos y de timón ha convertido el balance madridista de inicio de curso, de 34 victorias y cuatro derrotas, en el 41-13 actual. En estas semanas, el potente juego interior encabezado por Yabusele y Tavares (desactivados en los clásicos) ha languidecido como sustento fundamental, el perímetro ha evidenciado su falta de argumentos, y la sala de máquinas ha quedado anegada por las dudas. Ni rastro de la idea fundacional del lasismo, impulsada por exteriores trepidantes, ni de la solidez de los primeros meses de competición, cimentada en las torres interiores.

A base de golpes de pecho, los de Laso lograron competir en la final de Copa en Granada, pero la manta que abrigó una defensa brava no pudo cubrir un ataque alarmantemente enclenque. En la búsqueda de un título estratégico, el técnico descartó a Williams-Goss, probó con Abalde de base para potenciar la salida de balón y frenar la creación azulgrana, y estableció una defensa de ayudas con Taylor y los grandes sujetando a Calathes. No alcanzó el trofeo y, a cambio, dejó a Williams-Goss y Heurtel sumidos en la desconfianza —por el camino se lesionó además Alocén—.

El Madrid busca ahora la salida del bucle sin generadores ni desatascadores del juego. Pese a todo, los blancos son segundos en la Euroliga (20-7 por 21-5 del Barça) y primeros en la ACB (17-5 por 16-4 del Barça, con mejor porcentaje de triunfos).

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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