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CRUCE DE CAMINOS
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El tesón de Carolina Marín, su mayor grandeza

El deporte, tan ilusionante como cruel, en ocasiones sirve en bandeja golpes duros sin descanso

Carolina Marin lesion
Carolina Marín, junto a su técnico, Fernando Rivas, este jueves en un entrenamiento en el CAR de Madrid.INMA FLORES (EL PAIS)

La vida está repleta de situaciones que escapan a nuestro control. Aprender a aceptar esos momentos define nuestra madurez, nuestra capacidad para afrontar las dificultades que aparecen en el camino. Para nosotros los deportistas, acostumbrados a llevar nuestro cuerpo al límite, los imprevistos surgen con frecuencia.

El viernes Carolina Marín anunció que no podrá disputar el Campeonato del Mundo de bádminton que arranca este domingo el Huelva. Celebrado en su ciudad natal, el evento es una de las citas más especiales de toda su carrera. La lesión sufrida en la rodilla izquierda el pasado mes de mayo, que ya le hizo renunciar a los Juegos Olímpicos de Tokio, le va a impedir estar presente en un momento inolvidable. Las lesiones nunca son bien recibidas por los deportistas. Y este es un momento especialmente complicado. Anteriormente, Carolina venía de recuperarse de una lesión que había sufrido por primera vez en la rodilla derecha. Llevaba muchos meses apartada de las canchas asumiendo el régimen que ello conlleva: operación, dolores, tratamientos diarios y entrenamientos adaptados.

Cuando digo que esta lesión es especialmente dolorosa me refiero al impacto físico y mental que provoca un trago de este tipo. El aplazamiento de los Juegos le dio la oportunidad de intentar recuperarse y prepararse para defender su medalla de oro, pero tuvo la mala fortuna de volver a caer lesionada. El deporte, tan ilusionaste como cruel, en ocasiones sirve en bandeja golpes duros sin descanso. Nadie sabe mejor que Carolina la sensación de renunciar a citas de esta importancia. La sensación de tener que regresar a la casilla de salida después de una dedicación inmensa para colocarse en la cima del deporte. Es parte del juego y parte de la vida, aceptar que ningún esfuerzo garantiza un resultado.

Para una atleta que ha roto moldes, convirtiendo una disciplina eminentemente asiática en un deporte cercano en España, perderse este momento requiere de una fortaleza interior notable. Más que un Mundial es la plasmación de un legado deportivo, la huella de una pionera en una disciplina que ha fortalecido con su tesón. Esa es la grandeza que representa este evento en tierras andaluzas. En la cabeza de Carolina estará esa ilusión de haber competido en casa. No hay nada que se pueda comparar a un público que vibra por ti, que te arropa hasta hacerse sentir inmenso. Puedo imaginarme esa frustración, esa rabia mezclada con tristeza. Por eso, es un momento para hacerle sentir arropada y agradecerle el mérito deportivo que representa su carrera profesional.

Me consta que Carolina habrá intentado todo, habrá sufrido como nadie poniendo de su parte para llegar a participar. Sin embargo, si un deportista no tiene buenas sensaciones no debe arriesgarse. Puede haber una falta de confianza en los movimientos, unos nervios al realizar ciertos gestos. En definitiva, unos miedos que puedan derivar en una recaída. Ser prudente es también una virtud que se aprende en la alta competición.

Su entorno en este momento juega un papel fundamental. El deportista tiene una vida de emociones intensas, vive sensaciones difíciles de explicar fuera del deporte, y el círculo cercano tiene una importancia alta en trances complicados. Sentirse apoyado tanto en lo físico como en lo mental puede ayudar a reponerse de un golpe de extrema dureza. Estamos impacientes por verla de nuevo en la cancha, disfrutando con su soltura y desparpajo que engancha a cualquiera. Sobre todo, con ese talento para conseguir cosas que solo ella ha sido capaz de enseñar a todo un país. El bádminton existe más allá de Asia, como demuestran sus títulos europeos, mundiales y olímpicos. Le deseo una pronta recuperación y ojalá podamos volver a ver volar bien alto ese volante. Quizá Carolina no esté en el mundial pero, con el escaparate de Huelva, la oportunidad es grande para que España valore a una de sus mejores deportistas.

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