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Un Real Madrid mermado por todos los sitios

A los muchos problemas físicos se han unido decisiones y apuestas deportivas que han dejado una plantilla menguada en este tramo final y abocada a la resistencia

Lorenzo Calonge
Real Madrid
Zidane, el pasado jueves durante el Granada-Real Madrid.Fermin Rodriguez (AP)

Zinedine Zidane, siempre reacio a sentencias absolutas, aseguró antes de viajar a Bilbao que esta temporada estaba siendo la más complicada de sus seis como entrenador del Real Madrid. Se refería a la catarata de lesiones (casi 60) que le ha obligado a remendar por completo la defensa y reclutar a canteranos, y a la acumulación de positivos por covid, un problema que le afectó incluso a él. La suma de desgracias físicas ha esquilmado la plantilla, sobre todo en esta parte final, ha obligado a incorporar nuevos efectivos (26 jugaron el año pasado y 31 este), y a multiplicar su espíritu competitivo para atosigar al Atlético hasta la última estación de la Liga.

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No obstante, las causas de esta campaña tan espinosa van más allá de los evidentes problemas de salud que han mermado el vestuario de Valdebebas. Algunas decisiones sobre la plantilla, como la ausencia de rotaciones durante un tramo central del curso, la salida de algunos futbolistas en verano y con la temporada ya en marcha, y el desplome de otros, también han dejado al técnico francés con una capacidad de maniobra limitada en este desenlace de máxima exigencia y fatiga.

En agosto, Zizou se encontró en la Ciudad Deportiva con tres delanteros suplentes (Jovic, Mayoral y Mariano) para auxiliar al imprescindible Benzema y aliviar el jeroglífico anotador del equipo. Unos meses más tarde, el único que continuaba era el tercero, al que le habían enseñado la puerta de salida los dos veranos anteriores. El hispano dominicano, de 27 años, sustituto principal en las dos breves lesiones del francés, apenas lleva un gol en 658 minutos, en noviembre en Vila-Real (1-1).

Primero salió Mayoral, cedido dos campañas a la Roma, donde se ha apuntado una cifra nada despreciable de 17 tantos en 2.259 minutos, y en enero se marchó Jovic, que regresó a préstamo al Eintracht con el ánimo de reactivar los 60 millones que costó. En su caso, el intento se ha quedado a medias porque solo ha celebrado cuatro dianas en una trayectoria gaseosa. Así que, cuando llegó el momento de disputar en Bérgamo la ida de los octavos de Champions contra el Atalanta con nueve bajas en la expedición, Zidane se animó a colocar a un menguante Isco de falso nueve en perjuicio de Mariano.

La media del Madrid es la historia de tres hombres brillantes (Casemiro-Kroos-Modric) exprimidos hasta la última gota. En cuanto la cosa se puso fea a finales de noviembre, con la clasificación de la fase de grupos de la Liga de Campeones en el alero, ZZ tiró por la calle de en medio y dedicó esta parcela al monocultivo de este triángulo mágico, por otra parte decisivo en todo lo bueno que le ha pasado al conjunto blanco en la temporada. Sin embargo, sus fuerzas hace ya un mes que entraron en la reserva. El alemán, baja los dos choques finales por covid, se guardó lo poco que le quedaba para las semifinales ante el Chelsea, y el brasileño fue relevado en Stamford Bridge en una de las imágenes que retrataron la distancia que separó a los blancos de los blue en este cruce.

Las caídas de Isco y Marcelo

Desde la comprometedora derrota en Kiev a principios de diciembre hasta la vuelta de los cuartos europeos en Anfield, transcurrieron 27 partidos y la formación Casemiro-Kroos-Modric salió de inicio en 20. Solo se rompió de forma puntual por leves molestias, tarjetas o descanso ante citas más urgentes. Valverde, que empezó el curso adelantando al croata (fue titular y goleador en el Camp Nou), también pasó a la suplencia antes de iniciar una secuencia de lesiones muy dañina. Odegaard se cansó de esperar y nadie le negó la cesión en enero al Arsenal. Allí se había marchado en verano Ceballos, para el que volvió a no haber sitio con Zidane. Y sí se quedó Isco, vieja guardia del técnico que ha vivido este año la confirmación de su desplome, adelantado en esta parte final por canteranos. En suma, de los siete centrocampistas de la primera plantilla que ha tenido a su disposición Zidane, solo tres han estado y rendido de forma continuada.

La caída de Isco es similar a la de Marcelo, dos jugadores a los que el entrenador francés mimó a su regreso y ha tratado de dar carrete en esta segunda etapa en el banquillo blanco, hasta que su fútbol se paró. El brasileño siempre fue la apuesta de Zizou para completar el lateral izquierdo por delante de Reguilón, lo que, unido a la necesidad del club de hacer caja en tiempos de pandemia, acabó con el canterano vendido al Tottenham por 25 millones. Sin embargo, la defensa se quedó coja en ese flanco por el bajo rendimiento de Marcelo, que el técnico ha tratado de paliar escoltándolo con tres centrales. En la última semana, en Granada y Bilbao, al final fue Miguel Gutiérrez, una de las esperanzas de La Fábrica, el que cogió esos mandos ante la ausencia de Mendy, otro ejemplo de crac físico tras la eliminatoria contra el Liverpool después de un año sin respiro.

Una serie de decisiones deportivas, y hasta económicas del club, se han unido a las muchas desgracias físicas en una plantilla que, eso sí, continúa aspirando a repetir título al abrigo del influjo de Zidane sobre los cardenales del vestuario, el obligado descubrimiento de gente como Militão, la nueva vida de Nacho o Lucas Vázquez, y la resistencia de todos ellos.

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