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Jon Rahm: “Ojalá Tiger Woods pueda retirarse cruzando el puente de Saint Andrews”

El golfista vasco también se rinde al legado de Woods y le desea “una vida sana como padre de familia”

Tiger y Jon Rahm, en enero de 2020 en Torrey Pines.
Tiger y Jon Rahm, en enero de 2020 en Torrey Pines.Orlando Ramirez (Reuters)
Juan Morenilla

Jon Rahm tenía un año cuando Tiger Woods se hizo profesional. Era agosto de 1996 y ocho meses después, en el Masters del 97, Woods inauguró con su primer grande una era que hoy amenaza a su fin. La múltiple fractura de la pierna derecha tras un accidente de tráfico este martes pone al mito ante el abismo de la retirada. No solo por la lesión en sí, de la que si todo va bien podría recuperarse para volver a la competición a final de curso, sino porque remata un historial médico incompatible con el ejercicio de élite: un paciente de 45 años, con cinco operaciones de espalda (la última muy reciente) y cinco de rodilla. Un cuerpo lleno de costurones. La leyenda se tambalea y el mundo del golf se arrodilla ante el campeón de 15 grandes. Por cómo cambió el golf en absolutamente todas sus vertientes (el juego en sí, la preparación física y mental, la repercusión mediática, la lista de ganancias...), seguramente no exista un atleta en la historia del deporte que haya revolucionado más una disciplina. Como si fuera el rey león venerado en lo alto de la montaña, los golfistas de hoy rinden homenaje al hombre al que crecieron viendo jugar, y ganar, y al que deben el disfrutar de esta época de opulencia.

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Un ejemplo del factor Tiger es Kevin Kisner. El golfista estadounidense, de 37 años, es el 34º del mundo. El mes pasado admitió que no se veía ganando ningún torneo. “Entonces, ¿por qué jugar?”, le preguntaron. No pudo ser más sincero: “Porque dan un montón de dinero por acabar en el puesto 20″. Eso es gracias a Tiger Woods. El número uno del mundo, Dustin Johnson, ha amasado 58 millones de euros solo en ganancias en los torneos, patrocinios aparte. Jon Rahm, hoy número dos, suma casi 20 millones en cinco años de profesional. El golfista vasco también ha agradecido el legado de Tiger, antes de participar desde este jueves en el primer Campeonato del Mundo de 2021, el WGC Workday Championship. “Estoy muy impactado. Lo primero que pensé es que hace poco más de un año perdimos a Kobe Bryant. Podemos dar gracias de que Tiger siga con nosotros. Ojalá salga bien de esto, y no estoy pensando necesariamente en volver a verle jugar, que ojalá, sino en que pueda tener una vida normal y esté sano. Ha dado tanto a este deporte, ha hecho tanto por nosotros, que cada día recordaremos a Tiger Woods. Su impacto es tan grande que aunque no dé un golpe más tendrá una gran relevancia en el golf”, dijo Rahm, de 26 años.

Rahm es una enciclopedia del golf. Conoce a fondo su historia. Es capaz de recordar una vuelta entera de Seve en un Open Británico y difícilmente se le escapa un dato estadístico de Tiger Woods. Con el Tigre ha jugado en el Masters de Augusta, y le derrotó en un duelo individual en la Copa Ryder de París 2018 (celebró muy efusivamente el último putt y le pidió perdón a Woods). “Ojalá pueda volver a jugar y tener la retirada que sueña, como la que soñamos todos, cruzando el puente de Saint Andrews en el 18 y diciendo adiós de la manera correcta”, expresó Rahm -Saint Andrews acogerá en julio de 2022 la 150ª edición del Open Británico-. “Me encantaría verle ganar de nuevo. Pero siendo realista, solo espero que tenga una vida sana. Su cuerpo ha pasado por mucho en los últimos cinco años y ahora esto. El traumatismo del accidente puede tener consecuencias en otras partes del cuerpo... Solo pienso en que pueda salir de esta y disfrutar de su vida como padre de familia y como embajador del golf. Cuando se retire, siento que habrá hecho mucho por nosotros y espero que nosotros podamos hacer algo por él”. Rory McIlroy se sumó: “Deberíamos rendirle homenaje todos los días por estar en el PGA Tour”.

Cambios en el juego

En el plano deportivo, Rahm jugará su quinto torneo del año después de sumar hasta ahora dos séptimos puestos (Sentry Tournament y Farmers Insurance Open), un 13º (Phoenix Open) y un quinto (Genesis Invitational). Todo ello en medio de un cambio de material y marca, de Taylor Made a Callaway, que le está obligando a hacer algunos ajustes.

“A los palos me he adaptado perfectamente. La bola reacciona diferente y aún me tengo que acostumbrar. Es muy similar en el juego largo a la bola que usaba antes, pero hasta el hierro 8, probablemente más en el 9 y con el wedge, la bola se lanza un poco más abajo, con más efecto, y me da un poco más de variedad en algunos tiros de aproximación. En el margen de las 150 yardas, yo perdía golpes respecto a los mejores del circuito. En el resto, estaba a la par. Es una de las razones por las que esperaba este cambio, para mejorar en ese aspecto. La bola de Taylor Made vuela muy bien, igual que la de Callaway, pero al dar algo más de efecto me permite tener más variedad de golpes y elegir el adecuado. Gira más, reacciona de forma diferente. Es cuestión de jugar y de ir probando. Seguro que mejoro en el juego corto. Todavía es pronto. Espero tener un techo muy alto”.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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