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Víctor Tomás: “De un día para otro, ya era historia”

El excapitán del Barça explica el traumático proceso que le obligó a retirarse a causa de una afección cardiaca y la añoranza que sentirá al ver a su equipo en la ‘Final Four’

Robert Álvarez
Víctor Tomás posa en el Museo del Barça con dos trofeos de la Champions.
Víctor Tomás posa en el Museo del Barça con dos trofeos de la Champions.JUAN BARBOSA (EL PAÍS)

Una afección cardiaca y la llegada de la pandemia en marzo le arrebataron de golpe el balonmano a Víctor Tomás (Barcelona, 35 años). En un punto álgido de su carrera, cuando se preparaba para redondear su impresionante palmarés con su título número 70 y su cuarta Liga de Campeones, tuvo que olvidarse de renovar su contrato con el Barça, su club desde que tenía 13 años, y de volver a pisar una cancha. “Quiero llevar una vida totalmente normal en el futuro, y si quiero hacerlo no me queda más opción que dejar el balonmano profesional”, anunció entre lágrimas el 3 de febrero. No era consciente de que el trance iba a ser más amargo de lo ya de por sí imaginable. Ni siquiera iba a poder despedirse en la cancha. Ni siquiera fue consciente, hasta mucho tiempo después, de que la final de Copa del Rey contra el Benidorm, el 8 de marzo en Madrid, había sido el último partido de su carrera. Diez meses más tarde, el excapitán del Barça comentará para TV 3 una Final Four que también le pertenece por derecho propio, porque fue pieza importante cuando el equipo se clasificó y porque iba a ser su despedida como jugador una vez que los médicos así se lo prescribieron, porque su problema cardíaco se agravaba con la práctica del deporte profesional.

Pregunta. ¿Cómo se encuentra tras un proceso tan inédito y desalentador?

Respuesta. Estoy digiriendo todavía. Mucho mejor que hace dos o tres meses, pero todavía tengo en la cabeza la mala suerte que he tenido y este final tan atípico y tan amargo para mí, para una carrera como la que he desarrollado en el Barça. Nadie se merece algo así, y yo tampoco. Continúo digiriendo todo lo que ha pasado en este 2020.

P. Las desdichas se han cebado en usted.

R. No puedo culpar a nadie de todo lo que me ha pasado y tampoco me siento una víctima. Pero es verdad que, en definitiva, de un día para otro se me dice que tengo ese problema en el corazón, que está en unos niveles ya preocupantes; y de un día para otro se me dice que al final de la temporada me tengo que retirar. Eso ya es de por sí un golpe fuerte. Cuando lo digieres, lo hablas con los tuyos, lo haces público y tienes unos esquemas en la cabeza que pasan por poder ir diciendo adiós, y ver si podrás acabar con la Champions… Con la pandemia todo se para, y no puede ser. Se van posponiendo las cosas hasta que al final se confirma que se anula todo. Cada vez es mayor el dolor. Y de un día para el otro, igual que pasó con la noticia del corazón, estás retirado, sin haberte dado cuenta de que has jugado tu último partido. Siento, al igual que otra mucha gente desde luego, que he tenido muy mala suerte. Jugamos la final de Copa, la ganamos, pero no disfruté aquel título como me hubiera gustado.

P. ¿Qué ha sido lo más duro?

R. Todo el proceso. Yo me sentía bien, en forma, aportando al equipo y, de repente, el doctor un día me dice que tengo que retirarme. Todo el proceso en general es duro. El momento de la noticia es duro. El momento en que después se confirma que todo se anula es duro, que nos dan como campeones en la Liga Asobal y nos dicen que la Final Four de la Champions se jugará en el mes de diciembre. Entonces es cuando me doy cuenta de que ya estoy retirado, de que ya soy historia.

P. ¿Pensaba ya antes en esa retirada?

R. Evidentemente, según avanza tu carrera deportiva vas pensando en ello. Pero yo me sentía bien, llevaba un año muy bueno y el Pasqui [Xavi Pascual, el entrenador] y el Barru [David Barrufet, director deportivo], me habían dicho que contaban conmigo para hablar sobre mi contrato. Pero la retirada inmediata no era algo en lo que estuviera pensando.

P. Le debió costar asimilar su situación.

R. El hecho de retirarme no era algo que fuera traumático para mí. Lo traumático fue cómo sucedió. Y también el hecho de tener que incorporarme a un trabajo nuevo en estas condiciones, trabajando desde casa, sin poder estar en la oficina, sin conocer mejor a mucha gente con la que trabajas, sin poder hacer equipo, que básicamente es lo que sé hacer y lo que he hecho toda la vida. Todo eso, el cómo, ha sido traumático, sí.

P. ¿Cuál es su función ahora en el club?

R. Mi puesto es de nueva creación. Gestiono el Palau Blaugrana, programo el calendario de las cuatro secciones (baloncesto, balonmano, fútbol sala y hockey patines), cada una con su casuística, con partidos que este año, a causa de la pandemia, han tenido que ser recolocados en el calendario, con la exigencia de cesión de la pista a los rivales en el caso del baloncesto y el balonmano… Para mí también es un aprendizaje, saber cómo se trabaja en el club.

P. ¿Cómo es su relación con la afición?

R. Estoy muy agradecido. Me he sentido muy querido, muy valorado. Nunca he oído un silbido contra mí. He tenido mejores y peores momentos, pero el aficionado ha visto lo que yo he querido transmitir: ser honesto en mi esfuerzo, en lo que aportaba al equipo. Creo que la gente ha visto en mí que lo dejaba absolutamente todo en la pista.

P. Se ha sentido como uno de ellos.

R. Es que yo fui uno de ellos durante mi infancia. Hasta que tuve 17 años y debuté en el primer equipo iba a ver al equipo al Palau como un aficionado más.

P. Y ahora, comentarista de televisión.

R. Será algo nuevo para mí. Es una oportunidad que agradezco. Lo que puedo aportar, al margen de mis conocimientos tácticos y técnicos del balonmano, es el conocimiento de lo que puede sentir un jugador en momentos determinados y difíciles en la pista. Será una situación extraña, seguro que sentiré añoranza.

P. ¿Cómo ve esta Final Four?

R. El Barça está en un momento muy bueno y en una buena posición para ganar, pero también es verdad que cualquiera de los cuatro equipos puede ganar.

P. ¿Cuál será el factor más importante?

R. La defensa y la portería han de estar muy bien. Es el pilar básico. El que está mejor atrás es el que acaba ganando.

P. ¿Y el PSG?

R. Es un equipo que practica una defensa 6-0 muy rocosa, muy fuerte, muy física, y en ataque tiene muchas opciones. Ahora, con la baja de Niko [Karabatic], el trabajo que puedan hacer los centrales para sus laterales, Miki Hansen, Remili, Prandi o Kristopans, puede ser lo más peligroso. </CW>

P. ¿Cómo reaccionó su familia cuando le comunicó que debía retirarse?

R. Me apoyó al máximo. Fue una noticia dura, pero no se podía hacer otra cosa que aceptarla y digerirlo.

P. Sus hijos, Mia, de dos años, y Luka, de cuatro, todavía no deben ser conscientes de ello.

R. Bueno, el mayor sí que se entera. Ayer precisamente me dijo que echaba en falta ver jugar a papá con sus amigos. Y a veces tiene salidas de estas, me pregunta cuándo estaré bien del corazón para jugar con mis amigos. Le gustaba mucho venir al Palau, disfrutaba y animaba. Parece que sea muy pequeño, pero se acuerda y lo que quería es que su papá siguiese jugando.

P. ¿Ha visto la serie documental sobre Iker Casillas, un deportista que ha pasado por un trance similar al suyo?

R. No. No he buscado nada, ni he mirado nada relacionado con lo que he pasado porque no me he querido obsesionar. Como también intento no pensar en el día que la afición pueda volver al Palau y se cuelgue mi camiseta con el número 8.

P. ¿Sentirá esta Final Four como algo propio?

R. La sentiré también mía porque mi aportación deportiva fue buena, estaba entre los cuatro o cinco máximos goleadores en la competición y ayudé a que el equipo se clasificara primero de grupo, que fue lo que al final nos permitió estar en la Final Four. Sería un buen regalo que el Barça la ganara y poder acabar 2020 de la mejor manera.

P. El mejor día será cuando la afición pueda volver al Palau.

R. Eso me permitirá cerrar la puerta, acabar una etapa y poder ya olvidarme del tema, pero lo veo tan lejos que ni sueño con ello.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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