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PISTA LIBRE
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ansu y el lado poco envidiable del triunfo

Es un crío todavía, sometido en menos de un año a un proceso que amenazaría la cordura de cualquier adulto

Ansu Fati, durante el partido entre España y Ucrania en Valdebebas.
Ansu Fati, durante el partido entre España y Ucrania en Valdebebas.AFP7 vía Europa Press (Europa Press)
Santiago Segurola

La deslumbrante actuación de Ansu Fati frente a Ucrania invita a una disyuntiva que sólo el tiempo resolverá. ¿Se trata de un gran talento precoz o pertenece a la categoría de los predestinados? Hace un año era un juvenil del Barça, tan desconocido para el gran público como los miles de jóvenes que escalan desde niños las verticales paredes del fútbol, sin otro sueño que jugar y triunfar en un gran equipo. Es una empresa titánica, inalcanzable para la inmensa mayoría de ellos, sometidos en una edad impropia a una exigencia feroz y a la crudeza de la frustración, doloroso trago que Ansu Fati no pasará. Se enfrentará al problema contrario: la agobiante gestión de la fama, las expectativas, los intereses y el dinero que le procurará su condición de estrella.

A los ojos del público ya es un privilegiado del fútbol, un chaval con la vida resuelta antes de tiempo, sin otro objetivo que exprimir su talento en el campo para facturarlo en cantidades industriales de dinero. Ansu Fati no podrá pelear contra este tópico, tan viejo como el mismo fútbol. Por infrecuente, su situación puede calificarse de privilegiada, pero quizá no envidiable. Es un crío todavía, sometido en menos de un año a un proceso que amenazaría la cordura de cualquier adulto.

La aclamación general ha sido la primera consecuencia de su primer partido como titular en la selección. Del segundo interés mediático tampoco quedó duda. ¿Cuál es la cláusula de Ansu? ¿Cuánto tardará el Barça en renovar su contrato? ¿Cuántos clubes han contactado con Jorge Mendes, su nuevo y poderoso agente, para sondear el precio de la nueva estrella? O sea, todas las preguntas asociadas al valor mercantil de Ansu, que ha pasado de cero al infinito con la misma velocidad con la que ha saltado de los campos de tierra a los grandes estadios.

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Mientras se desvela si estamos ante un excelente jugador o un fenómeno, Ansu tendrá que pechar con el universo que se le viene encima. Nunca más será el prometedor futbolista que sorprendió por su rendimiento en su imprevista aparición en el Barça. No disfrutará de la indulgencia que se reserva al progreso de los jóvenes. Ansu es un clamor, ha superado las expectativas tan pronto y con tanta rotundidad que se le medirá como a una estrella.

Su explosión no le permite margen para resguardarse de la presión mediática, popular y mercantil. A una edad tan temprana, Ansu Fati se encuentra en una situación tan desmesurada que invita tanto a celebrar su éxito como a predecir la angustia. Acaba de entrar en un territorio desconocido. Ojalá lo recorra con la misma naturalidad y brillantez que transmite en el campo, pero le resultará indispensable la dosis máxima de sensatez, una felina intuición de los peligros de la fama, la protección de un entorno sereno y los consejos profesionales de la gente adecuada, capaz de distinguir al chico que ha surgido como un trueno de la máquina de producir dinero que ya se adivina.

Ansu no es el primero, ni será el último, que se enfrente a esta clase de desafío, abrumador para cualquiera, resuelto de manera desigual por cada juvenil sensación del fútbol. Pelé, Cruyff, Maradona y Messi lo consiguieron, no sin pagar un altísimo precio personal en algún caso. Muchísimos más, que parecían tan predestinados como ellos —George Best es un caso palmario— tuvieron el brillo de las estrellas y el fugaz paso de los cometas. No sabemos a qué categoría pertenece Ansu Fati. Ni tan siquiera sabemos si es un fenómeno de la precocidad o un fenómeno del fútbol. Sí sabemos lo que le espera, y tiene un lado muy poco envidiable.

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