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Peligra el modelo Barça

La Covid-19 amenaza tanto el mandato de Bartomeu como la esencia de un club hipotecado por sus figuras y condicionado por el coste de las secciones del Palau

Los capitanes del FC Barcelona, con Josep Maria Bartomeu al centro de la imagen.
Los capitanes del FC Barcelona, con Josep Maria Bartomeu al centro de la imagen.EL PAÍS

El coronavirus amenaza ya a la esencia del Barça. El modelo de club, uno de los cuatro que no es una Sociedad Anónima Deportiva (junto con Osasuna, Athletic y Real Madrid), está en riesgo después de que la Covid-19 haya agravado la delicada situación económica de la entidad a causa de la discutida gestión de la directiva de Josep Maria Bartomeu. La manera en que el presidente afronte la crisis, expresada en el ERTE anunciado el jueves, condicionará la continuidad del actual proyecto y, por extensión, el debate de las elecciones previstas para 2021.

“Necesitábamos revisar la situación económica”, confiesa un directivo cuando se le pregunta por el riesgo de quiebra que algunos analistas advierten en el Barça. “Aunque la incertidumbre nos impide hacer predicciones, entendemos que superaremos el momento, como ya hicimos en 2013”, añade. “No hay que temer por el futuro, sobre todo porque la situación patrimonial es muy buena, y el club continuará siendo de los socios”. La junta entiende que su suerte y la de la institución pasa para empezar por una buena aplicación del ERTE anunciado este jueves.

El expediente se tramitará próximamente ante la Consejería de Trabajo de la Generalitat y no afectará por igual a los más de 1.800 trabajadores implicados, sino que la directiva estudia las medidas a aplicar a cada departamento, su escala salarial y cómo complementar sus sueldos. “La regla es atender a la proporcionalidad en los ingresos. Un ejemplo: intentaremos no tocar el sueldo a un jugador de rugby que cobre menos de mil euros”, añaden desde las oficinas del Camp Nou. El punto neurálgico son los futbolistas y las figuras del Palau Blaugrana.

El consejo dirigido por Bartomeu, cuya aspiración es que los profesionales se rebajen el sueldo en un 70%, trata de llegar a un consenso con los afectados antes de formalizar el ERTE y, de momento, parece que ha encontrado un punto de apoyo: Mirotic. La estrella de la sección de baloncesto se muestra dispuesta a aceptar la petición, decisión que ha sido instrumentalizada desde la junta para añadir que, además, el jugador mediará con unos compañeros especialmente molestos por el trato discriminatorio recibido con respecto al equipo que capitanea Messi.

“En ningún momento he hablado con el presidente y nadie me presionó para que lo acepte; ha sido mi propia decisión de apoyar al club en este momento”, precisó Mirotic en las redes. A Bartomeu, que negocia personalmente con los futbolistas y delega en las secciones, le convendría que Messi siguiera el ejemplo de Mirotic. Ocurre que tampoco hay una decisión unánime en el Camp Nou a la espera de noticias de LaLiga, la AFE y del Gobierno, que aprobará un decreto por el que los contratos afectados por un ERTE se reanudarán y tendrán vigencia mientras dure su suspensión. La idea de la plantilla sería la de reducir el salario anual un 10% (54,2 millones) frente al plan de la junta de aplicar una rebaja del 70% (31,6 millones por mes) que afectaría solo el tiempo que dure el estado de alarma decretado el 14 de marzo. Hay que delimitar, además, si solo se tocaría el sueldo o también los complementos de los jugadores, piedra angular del presupuesto (1.047 millones) y de la marca Barça. El coste deportivo asciende a 642 millones (masa salarial más amortizaciones, un 61% del presupuesto) y los salarios no deportivos ascienden a 37 millones.

La inversión en las secciones profesionales se sitúa en 64,4 millones: baloncesto (41,3 millones), balonmano (9,6), hockey patines (3,3), fútbol sala (6,4) y otras (3,8). El fútbol femenino se autofinanciaría con la aportación de 3,5 millones del patrocinador Stanley. La mayoría son deficitarias, especialmente la del baloncesto, que ingresa 9,2 millones mientras los sueldos de la plantilla ascienden a 32,2 millones según los presupuestos del club y después de los muchos fichajes realizados por el equipo de Pesic.

Los números obligan a reparar en la difícil viabilidad del plan de la junta de Bartomeu, volcada en contentar a los futbolistas de la primera plantilla —es el club que mejor paga a los jugadores con una media de 11,4 millones de ficha—. Y en una directiva también dispuesta a sostener el modelo Barça, que mantiene a nueve secciones amateur y seis profesionales, especialmente potenciadas desde la etapa de Núñez y la construcción del Palau. Algunos analistas defienden que el club debe inventarse de nuevo tras sobrevivir a situaciones críticas como la de 2002 con el mandato de Gaspart.

Elecciones en 2021

El modelo de Laporta ideado en 2003 ha sufrido muchas modificaciones con Rosell y Bartomeu. El próximo reto son las elecciones de 2021. No es un detalle cualquiera si se tiene en cuenta que el actual presidente no se puede presentar a la reelección y que alguno de los proyectos capitales están parados, caso del Espai Barça. El cierre del ejercicio es decisivo porque los estatutos prevén la posibilidad de destitución de los directivos si el club supera un techo de endeudamiento y el déficit no se corrige en dos años —las pérdidas del curso actual pueden rondar los 140 millones—.

El presupuesto no se cumplirá, y menos si se tiene en cuenta que la entidad tiene previsto vender jugadores por un importe de 124 millones. Y queda por ver cuántos precandidatos están dispuestos a presentarse además de Víctor Font ya que los aspirantes al cargo deben avalar una cifra equivalente al 15% del presupuesto. Tanto los continuistas como los aspirantes al cambio están pendientes de las maniobras de Bartomeu, ahora mismo con problemas para aplicar el ERTE tanto en el Camp Nou como en el Palau, más dispuesto a mimar a las figuras que a buscar soluciones colectivas, como se aprecia en el caso del baloncesto y de Mirotic.

Aunque ya ha remontado situaciones extremas, como en 1961 después de la construcción del Camp Nou en 1957, la Covid-19 amenaza no solamente a los actuales gestores, sino que compromete el futuro de una entidad emblemática y única, siempre distinguida por ser més que un club, como es el FC Barcelona

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