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El Huesca pidió dinero al agente de Íñigo López para amañar un partido

El representante del futbolista dice que desconocía que los 25.000 euros que prestó al club fueran para pagar primas a terceros en el Reus-Valladolid señalado por la policía

Carlos Laguna, contable del Huesca.
Carlos Laguna, contable del Huesca.ALVARO CALVO (EFE)

Hay un papel que conecta la primera decena de detenciones de la Operación Oikos, el 28 de mayo, con la segunda tanda, el 26 de noviembre. Se trata de un manuscrito encontrado en mayo por la policía en la mesa del despacho del entonces presidente del Huesca, Agustín Lasaosa. Contiene una tabla con tres columnas: préstamo, cantidad y coste. Y bajo ellas, nombres y cifras. Según los investigadores, el documento “recogía una operativa de recaudación, reparto, devolución y entrega de fondos para el condicionamiento de un resultado”.

La policía explicó que “los investigadores han constatado que un club de fútbol desembolsó fondos en metálico a la plantilla de otro equipo”. Otro documento policial precisa que se trataba de “condicionar el resultado final del partido entre el CF Reus Deportiu y el Real Valladolid el 4 de junio de 2017, para beneficiar los intereses deportivos de la SD Huesca”. La inesperada victoria del Reus (2-0), que se pagaba 5 a 1 en las apuestas, permitió al club aragonés terminar sexto y jugar el playoff de ascenso a Primera.

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En la primera columna del papel, bajo el epígrafe “préstamo”, figuran siete nombres que parecen la guía de los últimos arrestos. Según la policía, “diferentes personas físicas y jurídicas relacionadas directa e indirectamente con el club, adelantaron diversas cantidades en efectivo para el pago de la prima, generando una deuda en el club”.

Uno de esos nombres es “Rodrigo”, a quien la policía identificó como Rodrigo Fernández Lovelle, representante de futbolistas como Íñigo López, detenido en ambas oleadas de la Oikos. Al lado del nombre de Rodrigo, se lee “25.000” bajo “cantidad”. “Los 25.000 euros es dinero que le presto al Huesca”, dice Lovelle a EL PAÍS. El agente desliga su préstamo de una presunta prima a terceros. “Nunca se me ocurriría meterme en la compra de un partido. ¿Acaso sé yo lo que hacen con mi dinero?”, se pregunta Lovelle.

El agente defiende que su préstamo al Huesca no constituye una extrañeza en la industria. “Los representantes tratamos con el club mil cosas”, dice, y relata que cuando otros equipos le han solicitado ayuda económica, ha comprado palcos VIP, acciones o abonos. “Entonces tenía dos jugadores en el Huesca, Íñigo y Borja Lázaro…”, dice, y explica que desde el club le aseguraron que le devolverían el dinero a través de las comisiones de operaciones posteriores. En la siguiente columna del manuscrito, bajo el epígrafe “coste”, y siguiendo la fila de “Rodrigo”, se lee: “25.000+5.000”.

En el documento también figuran otras dos personas que aseguran que el Huesca les debe dinero y que al reclamarlo lo atribuyen a “comisiones”. Se trata de los exfutbolistas Raúl Bravo y Carlos Aranda (“Raúl/Aranda” en el papel), según los investigadores cabecillas de la presunta trama de amaños. Ambos fueron detenidos en la primera oleada y estaban libres con una fianza de 100.000 euros. Y ambos fueron detenidos brevemente el martes y liberados sin llegar a comparecer ante el juez Ángel de Pedro en Huesca. Junto a sus nombres, en la columna “cantidad”, “125.000”; y bajo “coste”, “125.000+20.000”.

Además de ser los cabecillas para la policía, para el entonces presidente del Huesca eran “los malos”. El sumario contiene multitud de conversaciones entre Lasaosa, López y el entonces jefe de los servicios médicos del club, Juan Carlos Galindo, también detenido en las dos oleadas, en las que los llaman así. Y en las que mencionan una deuda de 100.000 euros del club con ellos y por la que llegan a amenazar a Lasaosa. El 7 de enero de este año, Aranda envía un mensaje a Lasaosa: “¿Cuándo podemos cerrar los 100 que tenemos pendiente? Todo el mundo salió bien parado menos nosotros que organizamos todo. Y encima estamos metidos en un lío con la gente que puso la pasta y sólo nos aguanta este mes. Si no contestas, iremos a verte con esta gente y te aclaras tú con ellos. En esta vida hay que ser serio y agradecido”, le escribe.

Cuando después de su primera detención, el juez De Pedro preguntó a Aranda por esa deuda, el exfutbolista dijo: “Es de comisiones. En el fútbol cobran comisiones los agentes que hablan con los representantes. Se me prometió, no este año, ya hace años, y yo es lo que le estaba reclamando”.

El contable

Ese día Lasaosa aporta al juez una explicación similar: “¿Qué se le va a deber a Raúl Aranda si con el Huesca no tiene relación? Estoy dudando porque hay gente que se dedica al fútbol y se dedica a ser agente de futbolistas, te ofrecen... ¿El Huesca cómo le va a deber dinero a Aranda este?”, dice, pese a que en las escuchas reconoce la deuda en varias ocasiones.

En el manuscrito de su despacho también aparecen como presuntos prestamistas él mismo y Galindo (“Doctor/Agustín”), que habrían aportado 10.000 euros cada uno. Bajo la columna coste aparece “80.000” tachado y al lado, “40.000”. Los otros dos detenidos el martes que según la policía aparecen en la lista son Jacobo Sanz (“Jacobo”), preparador de porteros del equipo kuwaití Al-Qadsia, que habría aportado 80.000 euros con un coste de “80.000 + 60.000 + año contrato”; y Aritz López Garai (“Garai”), entonces jugador del Reus. No figura ninguna cantidad como aportada, pero sí aparece un número en la columna “coste”: “20.000”. Garai y otro ex del Reus, Pichu Atienza, ahora en el Zaragoza, también fueron detenidos el martes.

En la presunta compra del Reus-Valladolid, la policía identifica cinco niveles de participación: interesado (se beneficia deportivamente), beneficiarios (reciben la prima), intermediarios (entre los anteriores), aportantes de efectivo y colaboradores externos (encargados de “ocultar/regular” los pagos). En esta última categoría caen dos empresas a las que los investigadores solicitaron facturas que creen modificadas para camuflar pagos. Son el cátering San Lorenzo, que sirve los desayunos y las comidas a los futbolistas del Huesca; y la constructora que remodeló El Alcoraz, Pryobra, cuyo responsable, Jesús Sanagustín, fue detenido.

La segunda oleada de detenciones nació de la combinación del manuscrito de Lasaosa y las conversaciones halladas en los teléfonos incautados en los primeros arrestos. Así se llega al último detenido, Carlos Laguna, contable del Huesca. Según los investigadores, no le tienen grabado, pero muchos implicados lo señalan.

“¿Hice algo tan malo? Los de los ERE no pasaron por el calabozo”

Los detenidos el martes fueron conducidos el miércoles por la mañana a los juzgados de Huesca, y ninguno de ellos declaró, después de que el propio juez les reconociera que, con las actuaciones secretas, era lo esperable, y además les anunciara que preveía dejarlos en libertad sin medidas cautelares. Entre los abogados de los arrestados cundía el malestar por que se hubiera vuelto a detener a varios que ya habían sido detenidos y sobre los que ya pesaban medidas cautelares. El más contrariado era Juan Pablo Lerena, defensor de Íñigo López y su representante, Rodrigo Fernández Lovelle, que al día siguiente presentó una queja formal en el juzgado en la que amenazaba con denunciar a la policía. Lovelle quedó muy afectado por la detención: “¿Hice algo tan malo? Los de los ERE no llegaron ni a pasar por el calabozo. Estas 28 horas no se las deseo ni a mi peor enemigo”, se lamentaba el agente.

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