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Sitapha Savané: “España necesita a África más que África a España”

El histórico pívot de la ACB desarrolla ahora su vocación política y empresarial, ejerce de comentarista y proclama su compromiso social

Faustino Sáez
Sitapha Savané, en la sede de la ESCP Europe Business School.
Sitapha Savané, en la sede de la ESCP Europe Business School.jaime villanueva

Planificó de forma tan meticulosa la retirada de las pistas de baloncesto que en su agenda no dejó ningún resquicio a la nostalgia. Sitapha Savané (Dakar, Senegal, 1978) lo tenía claro: “Alguien que está en la mitad de su vida no puede quedarse pensando que lo mejor quedó atrás”. Después de tres lustros jugando en la ACB, con 488 partidos, 2.015 rebotes y 499 tapones en su hoja de servicios, el pasado verano colgó la camiseta de tirantes y se lanzó a desarrollar sus “otras pasiones”.

Actualmente, cursa el máster Executive MBA en la ESCP Europe Business School para impulsar su vocación empresarial y política; colabora con su hermano en un negocio familiar que promueve el intercambio comercial entre Europa y África y ejerce de comentarista en Movistar+ para los partidos de la Liga Endesa y la Euroliga. “El deporte de élite te mete en una burbuja. Te lo ponen todo muy fácil y casi te empujan a mirar para otro lado. Pero mi voluntad siempre ha sido la de impactar sobre mi mundo”, explica el histórico pívot.

Savané, en su etapa en el Gran Canaria
Savané, en su etapa en el Gran Canaria

El hijo de Landing (político y exministro senegalés) y Marie Angélique (activista feminista y alta funcionaria de la ONU), integró desde niño el compromiso ideológico, la importancia de viajar y el valor de debatir. Creció ejerciendo de “mitinero” en su pandilla y quedó marcado por la persecución que llevó a su padre a la cárcel. Su estirón, a los 14 años, coincidió con el encantamiento por el dream team de Barcelona 92 y su marcha a Estados Unidos para estudiar Económicas, con una beca avalada por Jimmy Carter, le llevó a abrazar definitivamente el baloncesto. No se aventuró a probar en la NBA, pero tuvo una carrera sólida y longeva en España. Jugó un año en Menorca, tres en Tenerife, nueve en Gran Canaria, dos en Badalona y los dos últimos en Madrid con el Estudiantes. “A muchos les deja el baloncesto. Hay mucho vértigo a la retirada. Yo pude elegir cuando dejarlo”. Finalizado el trayecto, confiesa que se ve más como ministro que como entrenador.

“Seule la lutte libére” (sólo la lucha libera), reza el lema de su twitter, reducto de opiniones comprometidas y polémicas. “Estamos en un mundo difícil de analizar y más difícil aún de predecir”, apunta. “En España teníamos la suerte de que no había ningún partido de extrema derecha con representación. Ahora ya están ahí. Y cuando se atacan valores fundamentales no vale ponerse de perfil. O te posicionas en contra o lo estás facilitando”, señala el exjugador hispano-senegalés.

“El deporte de élite te mete en una burbuja. Pero mi voluntad siempre ha sido la de impactar sobre mi mundo”

“Ahora busco mi posición en el mundo y me apasiona el emprendimiento social. Es la tercera vía entre la política y la empresa”, analiza antes de hilvanar un discurso que incumbe a sus dos países. “En España las únicas noticias que llegan de África son guerra, hambre, pobreza, inmigración ilegal, y algún safari. Hay que educar a la gente para que vean las oportunidades que hay allí”, recalca. “A medio plazo España necesita a África más que África a España. Estamos pegados y la colaboración debería de ser obvia, en un negocio win-win, sin limosnas ni mentalidad colonialista. Habría que pensar en los millones de personas que están al otro lado y necesitan muchísimas cosas que España puede proveer o desarrollar”, plantea. “Mientras, el PP habla de la invasión de millones de inmigrantes. A mí, como español, me preocupan mucho más los millones que nos roban. Aunque, como hijo de político, no caigo en el ‘todos son iguales”.

Savané, con el equipo de Movistar+ integrado por David Carnicero, Amaya Valdemoro, Milena Marín y Lucio Angulo.
Savané, con el equipo de Movistar+ integrado por David Carnicero, Amaya Valdemoro, Milena Marín y Lucio Angulo.

Padre de un niño de cinco años, Savané está afincado en Bilbao, ciudad natal de su mujer —“ellas no tienen que seguirnos siempre. Ahora me tocaba a mí”—, y también tiene apuntado el reto de aprender euskera. No lo necesita en su faceta de comentarista. “Soy el único negro en la televisión española, o uno de los pocos. Hay muy pocos afrodescendientes que alcancen visibilidad”, advierte. “Eso es lo que ven los niños”, lamenta, convencido de que la educación es “el único camino para la salvación de este mundo”.

“El racismo siempre va acompañado de ignorancia y de clasismo. En el año 2000, cuando llegué a España, iba por la calle y gente que no conocía de nada me tocaba el pelo como si fuera un perro. Se ha mejorado en cuestión de ignorancia, pero el clasismo sigue vigente. La imagen que ha quedado de los africanos es la del chico vendiendo bolsos falsos en la calle”, sentencia.

Durante el último tramo de su carrera sacó lustre a todas las facetas de la capitanía. “Ejercí casi de mánager y consejero, sobre todo con los jóvenes. Para advertirles de que esto es muy largo. No conviene venirse arriba cuando estás bien ni hundirte cuando algo va mal. Yo me rompí el Aquiles, sufrí una parálisis facial, me dieron por retirado mil veces, pero pude resurgir y jugar hasta los 40”. En su lista de elogios aparecen Llull, Navarro, Pau... “Me encanta la gente que empieza muy abajo, llega muy arriba y no cambia por el camino”.

Savané comienza su segunda carrera. “Siendo negro y alto, hace mucho que aprendí que no podía esconderme. Siempre he estado conectado al mundo. Desde la posición que tenga quiero seguir impactando”.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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