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Tánger, la casa del fútbol

La Supercopa de España se juega en Marruecos, país volcado con el balón y la dualidad Barça-Madrid

Jordi Quixano
El PSG festeja en Tánger la Supercopa francesa del curso pasado.
El PSG festeja en Tánger la Supercopa francesa del curso pasado.Getty Images

El revuelo y la crítica salpicaban a la federación porque Julen Lopetegui escogió al Madrid antes que a la selección, por lo que Luis Rubiales le enseñó la puerta de salida a escasas horas de comenzar el Mundial. No era, sin embargo, la única preocupación del presidente en esos días porque apenas quedaban fechas para la celebración de la Supercopa, toda vez que el Sevilla compite en la previa de la Liga Europa. “¿Y si la haces en nuestra casa como hicieron el año pasado el PSG y el Mónaco?”, le preguntó su amigo y homólogo de la federación marroquí, Fouzi Lekjaa; “tenemos buenas instalaciones y la respuesta de la gente está garantizada”.

La propuesta fue una solución porque el trofeo sería a partido único y no a doble eliminatoria. El Barça lo vio bien porque aligeraba el calendario y el Sevilla aceptó a regañadientes, al no entender el motivo de jugar lejos de su afición. Así, tras pedir permiso a la FIFA y al Consejo Superior de Deportes —protocolo exigido por si hay algún impedimento de seguridad—, se resolvió jugar en Tánger, la ciudad más multicultural y abierta del norte de Marruecos, con una Medina magnética camino de la kasbah, caótica pero con un paseo marítimo bien moderno, siempre con el Café París como referencia y con lugares escondidos y bellos como el hotel Villa Josephine que Cristina López Barrio plasmó en su libro Niebla en Tánger. Pero, sobre todo, es una ciudad volcada con el balón.

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No hay tetería en la ciudad que no se llene cuando hay partido de Liga o Premier. Muchos de los mayores ataviados con chilaba y los jóvenes, con camisetas de fútbol, sobre todo del Barça y Madrid, de Messi y Cristiano, que ahora está en la Juve. “Controlan nuestro fútbol a la perfección”, cuenta Ricardo Serna, exjugador del Dream Team que dirigió al IRT Tánger hace una década y media. “El tirón es el Barça y el Madrid, pero también se están haciendo del PSG por los fichajes”, añade Antonio Ayala, ahora jugador del Guijuelo y hace un par de cursos del Mas Fes marroquí. “Aunque el suyo lo viven incluso más”, cuenta Juan Carlos Garrido, entrenador del Raja Casablanca que pasó por los banquillos del Villarreal y el Betis; “en casa jugamos ante unos 50.000 aficionados”. Es por eso por lo que para Marruecos es tan importante como feliz la casualidad de que se haya llevado el encuentro a Tánger. “Va a tener una gran repercusión y el país está encantado de organizar el evento porque tiene capacidad y porque es una forma de vender la imagen del país”, explica Garrido. “Para Marruecos es un orgullo y estoy seguro de que Tánger, con ese gran estadio —construido en 2011 y con capacidad para 45.000 aficionados—, estará a la altura”, se suma Ayala. “Mis amigos de allí están locos de contentos”, interviene Serna. Y Benito Floro, que estuvo en el Wydad Casablanca en 2012, agrega: “Habrá una afición tremenda. Marruecos, y por extensión Tánger, respira fútbol”.

Entre otras cosas porque Lekjaa ha catapultado al fútbol con numerosas ayudas para mejoras de instalaciones. “Cuando llegué no había estas estructuras”, reconoce Serna. “Se ha invertido en estadios como el de Agadir, Tánger, Casablanca, Marrakech…”, constata Garrido. “Se aprecia el esfuerzo para que la Liga evolucione”, entiende Floro. Ocurre, en cualquier caso, que la Botola Pro —la liga marroquí— ya no solo se preocupa por la infraestructura tal y como lo explica la figura de Joaquín Lobón, director de metodología del Hassania Agadir. “Solo hay un par de clubes que hacen scouting, pero se ve que hay ganas de cambiar”, relata; “todos, por ejemplo, pueden acceder al programa Wyscout a través de la federación, aunque no se usa mucho...”.

Falta disciplina

Cuentan, sin embargo, que hay otros problemas por resolver. “Al llegar, el presidente me exigió disciplina en el equipo”, desvela Serna. “Cuesta que tengan disciplina porque no tienen nuestros hábitos”, expone Garrido; “porque el siguiente paso debe ser invertir en el fútbol base”. Así lo ve Lobón: “Ahora que hay apoyo financiero, esperemos que ese interés se aplique a la base”. Ayala pone de relieve otro inconveniente: “Ofrecen buenos contratos, pero en los pagos, aunque al final cobré todo, se retrasaron”. Y añade: “Pero no descarto volver porque es un país maravilloso y una liga muy competitiva”. Así lo ve Serna: “Por eso los equipos empiezan a estar muy trabajados”.

A Garrido, por ejemplo, le reclamaron un fútbol atractivo, con salida de balón y posesión. “Lo puedo hacer porque tengo un muy buen equipo”, replica; “aunque son muchos los aficionados que piden el denominado tiqui-taca”. Lobón, en cambio, indica: “El jugador tiene perfil español porque es técnico, pero no entiende qué hacer con él, y se basa más en el modelo francés, que es físico”.

Pero todo a su tiempo porque el fútbol marroquí evoluciona y tiene las estructuras para conseguirlo. Por algo el Barça y el Sevilla se juegan el laurel en Tánger.

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