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Los 20 kilos de cocaína y heroína que dilapidaron el legado de Esteban Loaiza

El exbeisbolista mexicano, uno de los mejores de su país, afrontará un juicio en EE UU tras ser arrestado por posesión, transporte y venta de narcóticos

Loaiza, durante una foto de 2006 con Oakland.
Loaiza, durante una foto de 2006 con Oakland.L. Blumenfeld (Getty)
Diego Mancera

Al buscar el nombre de Esteban Loaiza (Tijuana, 1971) en Google se despliega una lista de acontecimientos funestos. Su divorcio con la fallecida diva de música de banda, Jenni Rivera, su detención por conducir su Ferrari ebrio por las carreteras de California, por no pagar la manutención de su hijo. Y la que ha copado todos los resultados de búsquedas: su detención por portar más de 20 kilogramos de cocaína y heroína. Una de las más radiantes carreras en el béisbol ha sido lanzada al vertedero.

Loaiza, un lanzador diestro, creció en los barrios fronterizos de Tijuana y San Diego. Él se sentía mexicano como sus padres Luis Antonio y María del Socorro. Descubrió su capacidad para lanzar la pelota con una habilidad para ganarle al bate del rival o simplemente para complicarle el golpeo. De un torneo infantil fue contratado para jugar en Ciudad de México con los Diablos Rojos. Con 24 años se mudó a Pittsburgh (Pensilvania) para enfundarse con la camisola de los Piratas de la Major League Baseball, la elite del deporte de las manoplas. Tres años después le ofrecieron un lugar con los Rangers de Texas donde abrió 15 de los 30 juegos de la campaña. Su gran año le sirvió para mudarse a Toronto con los Azulejos, donde demostró ser cómplice de la victoria.

Loaiza durante una de las presentación de su exesposa Rivera en 2012.
Loaiza durante una de las presentación de su exesposa Rivera en 2012.M. Guzmán (Cuartoscuro)

Se le recuerda más en su paso por las Medias Blancas de Chicago. Eso le valió para participar en el mayor honor para los beisbolistas en la MLB: participar en un juego de estrellas. “Es uno de los grandes, no se llega por accidente a los Yankees de Nueva York y a los Dodgers”, comenta Alejandro Aguerrebere, periodista y abogado en materia deportiva. Esteban Loaiza también jugó por los Nacionales de Washington y los Atléticos de Oakland. El legado de Loaiza se visualiza en las 126 victorias que consiguió como pelotero y solo por detrás de los 173 que consiguió otra leyenda mexicana en el béisbol, Fernando Valenzuela. También tiene el mayor récord de ponches para un atleta de México.

Loaiza, de 43 años, se mantuvo por 14 temporadas en el máximo circuito y con un buen desempeño. “Un pitcher que tiene más de 10 años en las Grandes Ligas no lo consigue cualquiera, sobre todo si tuviste salud, porque un jugador en su posición se puede lesionar hasta el cuello y una lesión así puede acabar su carrera. Es muy demandante mantenerse a tope de capacidad”, estima Aguerrebere.

Durante su trayectoria, Esteban Loaiza ocultaba su calvicie con las tradicionales gorras con visera plana. Incluso patentó su propia marca con un águila como logotipo llamada E-Lo Hats y las vendía por Internet. En cada evento promocional o partido que iba a ver en México llevaba una. Junto con su barba de candado fueron parte de su identidad. También las fiestas. “Era un cuate atrabancado y fiestero. Supe que tenía hasta 19 autos de lujo. Se habla de que ganó 43 millones de dólares en toda su carrera, pero de eso le ha quedado muy poco”, comenta a este diario un excompañero de Loaiza que prefiere mantener su nombre en anonimato.

Loaiza como jugador de los Dodgers en 2007.
Loaiza como jugador de los Dodgers en 2007.R.Franklin (AP)

Loaiza se enamoró de la cantante de la diva de la banda, Jenni Rivera, quien irrumpió en un género acaparado de hombres. Su música y voz conquistaron el mercado hispano en Estados Unidos y en México fue el de la televisión. El beisbolista se convirtió en su tercer esposo. Se casaron en 2010 y dos años después se divorciaron. En diciembre de 2012, Rivera murió en un extraño accidente aéreo arriba de su jet privado en México.

El 9 de febrero pasado, Loaiza conducía su Mercedes Benz por Imperial Beach, en San Diego (California). La Policía le detuvo y revisó su automóvil. Los agentes descubrieron un compartimento secreto el cual, la experiencia les ha valido, se utiliza para traficar droga. El Equipo de Erradicación de Crímenes Fronterizos obtuvo una orden de cateo para registrar la residencia de Loaiza. Allí fueron encontrados 20 kilos de cocaína y heroína, con un valor de 500.000 dólares. El beisbolista tijuanense afronta tres cargos por los delitos de posesión, transporte y venta de narcóticos.

Loaiza se declaró no culpable ante el juzgado. La primera fianza impuesta a Esteban Loaiza fue de 200.00 dólares, luego la jueza de la corte de Chula Vista, la aumentó a 250.000 por el riesgo de que pudiese salir de Estados Unidos. El mexicano no puede salir ni siquiera del condado de San Diego. Deberá volver a la corte el 14 de marzo y el 24 de abril. “Era un tipo muy distinto a todos. Yo veo muy difícil que lo exoneren. Llegó a ser un atleta ejemplar para los chavos en las clínicas que impartía”, considera Aguerrebere.

Loaiza durante su comparecencia en la Corte de Chula Vista.
Loaiza durante su comparecencia en la Corte de Chula Vista.D. MAUNG (EFE)

“Es un amante del béisbol, él vive aquí, es muy común verlo en el estadio. Es un tema muy ajeno a nosotros, es su vida personal. Pase lo que pase yo te puedo asegurar que Esteban Loaiza siempre va a tener las puertas abiertas aquí”, comentó Alejandro Uribe, presidente de los Toros de Tijuana, a Telemundo.

En la última fotografía que Loaiza colgó a su Instagram fue cinco días antes de ser detenido. Ahí se le ve dentro de uno de sus automóviles con una gorra de los Tomateros de Culiacán, un equipo del Estado de Sinaloa con el que ganó la Serie del Caribe en 1996. Las imágenes más recientes de Loaiza son las de un hombre con las manos esposadas y con uniforme de procesado.

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Sobre la firma

Diego Mancera
Es coordinador de las portadas web de la edición América en EL PAÍS. También se encarga de informar de historias deportivas de México. Empezó a trabajar en la edición mexicana desde 2016. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y Periodismo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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