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Con coraje y justicia, Lanús vence a River y es finalista de la Copa Libertadores

La asistencia por video (VAR) beneficia dos veces al Granate y condena a los de Marcelo Gallardo

Silva y Sand celebran el cuarto gol granate, el de la hazaña.
Silva y Sand celebran el cuarto gol granate, el de la hazaña.EFE
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Hubo que esperar hasta el segundo tiempo del partido de vuelta entre Lanús y River para ver una verdadera semifinal de Copa Libertadores entre equipos argentinos. Almirón y Gallardo jugaron una partida por demás estratégica que, cuando se desequilibró, estalló en goles y emoción. El partido que da como vencedor a Lanús estuvo repleto de ingredientes, al punto que el resultado final fue decidido por el VAR, el sistema de video asistencia arbitral que había debutado en el partido de ida, aunque en aquella ocasión no fue utilizado por el brasileño Wilton Sampaio. En ambos partidos hubo jugadas dudosas que podrían haber sido penales para River.

A pesar de eso, el primer chico, en el Monumental, fue de River. El gol de Ignacio Scocco a los 36 minutos del segundo tiempo fue la única diferencia de dos equipos que se midieron durante todo el encuentro. Almirón le planteó a Gallardo un esquema muy cuidado, con dos férreas líneas defensivas y poco control de pelota. Sin embargo, durante un breve lapso del primer tiempo, Lanús mostró de lo que es capaz cuando decide jugar en ofensiva.

Lanús 4 - River 2

Lanús: Esteban Andrada, José Gómez, Rolando García Guerreño, Diego Bragheri, Maximiliano Velázquez; Román Martínez, Iván Marcone, Nicolás Pasquini, Alejandro Silva; José Sand, Lautaro Acosta. DT: Jorge Almirón.

River: Germán Lux, Gonzalo Montiel, Jonatan Maidana, Javier Pinola, Milton Casco; Enzo Pérez, Leonardo Ponzio, Ignacio Fernández, Ariel Rojas; Gonzalo Martínez, Ignacio Scocco. DT: Marcelo Gallardo.

Goles: 16' Ignacio Scocco (p), 22' Montiel (River), 46' y 48' Sand, 60' Acosta y 68' Silva (p) (Lanús).

Arbitro: Wilmar Roldán (Colombia). Amonestó a Rojas, Ignacio Fernández y Montiel (River); Román Martínez y Braghieri (Lanús). Expulsó a Ignacio Fernández (River).

Estadio Ciudad de Lanús de Buenos Aires.

La vuelta comenzó a jugarse a pocos minutos de que el árbitro marcara el final en Núñez. En Argentina rige una alternante prohibición para el público visitante. Por lo general, sólo se ve público local, pero en ocasiones, algunos clubes deciden vender entradas denominadas neutrales o, directamente, liberan el expendio de tickets a cualquier tipo de público.

Eso sucedió para la segunda semifinal de este martes. Cientos de hinchas de River adquirieron entradas para ir a Lanús, a pesar de que el secretario ejecutivo de la agencia que previene la violencia en el deporte (Aprevide), Juan Manuel Lugones, dijo a este diario que “no hay sectores habilitados para neutrales ni visitantes”. Unos 500 policías controlaron los accesos e inmediaciones del estadio. Sin embargo, tres hinchas de River terminaron internados, uno con traumatismo de cráneo, al ser identificados por otros de Lanús antes de ingresar al estadio.

Esos minutos en los que Lanús dominó el partido en el Monumental fueron una muestra gratis de lo que el Granate exhibió en casa, durante el partido de vuelta. Desde el primer minuto de juego, el local salió a buscar el empate en el resultado global. Pero a los 15, River tuvo la primera llegada clara al área. García Guerreño empujó a Scocco y Wilmar Roldán no dudo: penal que el propio rosarino cambió por gol. El tanto obligaba a Lanús a convertir tres goles y la frustración de sus hinchas se apagó por un rato.

A los 22, Montiel clavó el segundo, aprovechando el rebote del arquero Andrada tras el cobro de una falta. Tal como sucedió en el partido de vuelta ante Jorge Wilstermann, River parecía tener todo resuelto antes de la media hora de juego. Con el resultado tan a su favor, los de Gallardo comenzaron a mover la pelota y jugaron con el reloj.

El partido parecía tan resuelto que daba la sensación de que River ya tenía la cabeza puesta en el Superclásico de liga del domingo, ante Boca. Sin embargo, cuando moría el primer tiempo, José Sand combinó una buena pared con Acosta y marcó el descuento. Antes del minuto de juego, el empate de Lautaro Acosta hizo resucitar al pueblo de Lanús. Pero el árbitro pidió por primera vez en la historia el VAR, el sistema de video referencia y puso un suspenso de largos segundos, hasta que se confirmó el tanto.

Con el empate Lanús se agrandó y la serie ganó en vértigo. El que hasta ahora no había tenido. Andrada tapó en gran forma un mano a mano con Scocco y a los 15 del tiempo complementario, Lautaro Acosta dio vuelta el marcador. Los goles de visitante seguían favoreciendo a River, pero tan sólo un gol separaba al local de la hazaña. A los 20 minutos, otra vez entró en juego el VAR tras una caída de Pasquini en el área por la que todo el estadio reclamó falta. Con la confirmación, el colombiano Roldán dio penal y el uruguayo Alejandro Silva convirtió el gol más importante en la historia de Lanús.

River fue a buscar lo que, sintió, le robaron. Un cabezazo en el palo de Pinola y dos grandes intervenciones de Andrada le frustraron ese gol que cambiaba la historia. La expulsión de Ignacio Fernánez, cuando moría el partido, fueron un síntoma de la impotencia. A principios de año, Marcelo Gallardo dejó entrever la posibilidad de abandonar River luego de tres fructíferas temporadas. El amor por el club que lo vio crecer y la posibilidad de ganar otra copa Libertadores (ya la ganó en 2015), le convencieron de quedarse. Con la derrota aparecerán las ofertas del exterior y posiblemente, la hora de decir adiós a la camiseta que además lo consolidó como entrenador.

Para Lanús es, sin dudas, la mejor noche de su vida. Por primera vez jugará una final de Copa Libertadores, el trofeo más preciado por cualquier aficionado sudamericano. La hazaña es todavía mayor si se repasa su humilde historia. Se trata de un club que nació en 1915 como gran polideportivo de uno de los municipios más densamente poblados del país. Hoy viven allí más de 450.000 personas en tan solo 50 kilómetros cuadrados. Es como poner a todo Murcia en un sólo barrio, de casas bajas, olvidados cráteres en las calles y cientos de fábricas abandonadas.

Sin embargo, y a pesar de que le tocó jugar en la cuarta categoría del fútbol argentino, el Granate ya supo dar algunas vueltas olímpicas, incluso, en los dos grandes templos del país: la Bombonera, con el título de liga de 2007, ante Boca, y en el Monumental, con el de 2016, derrotando a San Lorenzo. Además, participa en forma consecutiva en torneos internacionales desde 2006, año en que ganó la otra media corona del continente, la Copa Sudamericana. Hoy se da otro gusto grande: eliminar a River de la Libertadores.

Toda esa historia quedará sepultada el próximo 22 de noviembre, cuando sea parte de la gran cita del fútbol continental. Y como dicen que para lograr algo sólo basta con desearlo fuerte, este miércoles, muchos hinchas granates ya apoyaron en su almohada la ilusión del Mundial de Clubes y, por qué no, la de ganarle al Real Madrid.

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