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El lento despertar de Pratto

El delantero se erige como socio de un brillante Messi en La Albiceleste

Pratto cabecea y marca el segundo gol ante Colombia.
Pratto cabecea y marca el segundo gol ante Colombia.N. Aguilera (EFE)

Más de 60.000 brasileños hacían vibrar el Magalhaes Pinto, la casa del Atlético Mineiro. Mientras, en las catacumbas del estadio, casi a los gritos, los muchachos del Galo das Américas cumplían con su ritual: rezar. El capitán, Leonardo Silva, tomó la palabra: “Tenemos que agradecerle a Dios que tenemos a Lucas Pratto en nuestro equipo”. Y Dios cumplió, porque el Atlético Mineiro eliminó a Racing de Avellaneda de la Libertadores con un gol y una asistencia del delantero argentino.

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Pratto se ganó el corazón de la torcida brasileña; también el del Patón Bauza, entrenador de la selección argentina. El técnico de La Albiceleste rompió con todos los pronósticos y en el partido decisivo de Argentina ante Colombia el martes, apostó por él, un delantero prácticamente anónimo, en lugar de Higuaín y Agüero. Y Pratto, como aquella noche ante Racing, cumplió. Firmó el segundo gol de Argentina y se llevó la ovación de la hinchada albiceleste. Un nuevo socio para Messi, que jugó un partido para la hemeroteca en San Juan, con un golazo y dos asistencias incluidas cuando más presionada estaba Argentina en la clasificación para el Mundial de 2018.

“No me sorprende que el Patón haya confiado en Lucas”, opina Ricardo Gareca, técnico de Perú, que hizo explotar el fútbol de Pratto en Vélez Sarsfield. “Es un jugador increíble que no te va a deslumbrar por su riqueza técnica, que la tiene, pero que realiza unos movimientos increíbles”, completa Gareca. Coincide el entrenador de la selección peruana, Leopoldo Luque. “Todo el mundo conoce a Higuaín y al Kun, pero Pratto es un excelente delantero. Es el típico jugador que desquicia a los defensores”, asegura el campeón del mundo en Argentina 78.

Ocurre, sin embargo, que la carrera de Pratto comenzó muy lejos del Edén. Arrancó en las categorías inferiores de Cambaceres (Tercera División), tras ser ninguneado en la cantera de Estudiantes de La Plata. No se vino abajo. Y en el barro del fútbol argentino se le abrió la portería. Sus goles llegaron a los oídos de Martín Palermo, que lo llevó a las divisiones menores de Boca Juniors en 2004. Pero en el club xeneize no tuvo la misma suerte que su mentor Palermo. Pasó por Tigre, Lyn de Oslo y Unión de Santa Fe. Acumulaba más camisetas que goles, hasta que aterrizó en la Universidad Católica de Chile, donde se transformó en ídolo. Después de un fugaz paso por el Génova, Gareca lo pescó para su Vélez. “Nos acordamos de lo que había hecho en la Católica y lo fichamos. No nos equivocamos y el tiempo nos dio la razón. Es un jugador top”, asegura Gareca.

Ahora es una estrella en el fútbol brasileño. Tanto que hasta Dunga, exentrenador de La Canarinha, se lo quiso llevar para su selección. “¿Qué más tengo que hacer para jugar en la selección argentina?”, se preguntaba Pratto. “Si no me llaman ahora no me llaman más”, le confesaba hace unos meses Lucas a su entorno. Todo cambió. Bauza cogió el timón de La Albiceleste y Pratto mandó al banquillo al Higuaín y Agüero.

Con el cariño de la hinchada en el bolsillo, el goleador del Atlético Mineiro recordó la canción El éxito de su grupo de rock favorito, La Beriso. “Cuando tu cuerpo se agota en la largada, la buena suerte te toca y todo arranca”, canta La Beriso. También la canta Pratto. Ayer en el olvido, hoy titular en la selección argentina de Bauza que busca arrancar.

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