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Pizzi se suelta

El portugués del Espanyol trabaja más por el equipo y recupera la confianza de Aguirre

Juan I. Irigoyen
Pizzi celebra el gol conseguido al Elche.
Pizzi celebra el gol conseguido al Elche. Andreu Dalmau (EFE)

Pizzi (Bragança, Portugal; 1989) llegó este verano a Barcelona convencido de que sería su año. El portugués, con el Mundial a la vista, quería jugar en España y se dejó seducir por el Espanyol. Aguirre lo pidió con insistencia y Óscar Perarnau, director deportivo, le dio el gusto al entrenador. Estaba llamado a iluminar el juego del cuadro blanquiazul, pero su luz se consumió al ritmo de una cerilla. Saltó en el once inicial en los primeros tres partidos de la Liga y luego comenzó a rotar entre el banquillo, las gradas y los minutos finales de los partidos. Andaba con el pie torcido y hasta en el invierno se especuló con su salida. Pero algo cambió en el 2014. Pizzi se soltó y se reencontró con su fútbol.

Pizzi aterrizó en el Atlético en el 2012. Sin continuidad en el conjunto de Simeone, se marchó cedido al Deportivo. De viaje a en viaje andaba el portugués que este verano fichó por el Benfica. Pero, el extremo tiene el Brasil en la mira y quería minutos de juego. Apareció el Espanyol y no dudó. Volvía a la liga española a pesar de que el curso pasado le había dejado un sabor agridulce, el Depor perdió la categoría, pero de la mano de José Luis Oltra, primero y de Fernando Vázquez después, el portugués era el dueño del cuero en el conjunto gallego. “Oltra me daba mucha confianza. Me dejaba tirar todos los córners, las faltas, los penaltis... En los primeros partidos me salieron muy bien las cosas: marqué goles y cuando estás en ese nivel, coges confianza”, cuenta Pizzi. “Después de dos o tres entrenamientos, le dije: ‘Macho, este año tienes que marcar las diferencias”, revela Oltra; “mi pelea con él era porque tenía que volver a defender, mirar más por el equipo”.

Nunca estuve presionado por nada, ni por ser el sustituto de Verdú ni de nadie" Pizzi

Y si en el Deportivo le picaba el traje de faena, en el Espanyol aún más. “Al inicio de la temporada me costó un poco adaptarme a la manera de jugar del míster. En el Deportivo tocábamos más la pelota y aquí el estilo de juego es diferente. Pensé que debía cambiar un poco la manera de jugar: correr y pelear un poco más”, dice Pizzi. “A principio de año no se lo notaba cómodo. Pero desde enero que está a un nivel altísimo en los entrenamientos y eso se empieza a notar también en los partidos”, aseguran desde el vestuario.

“Nunca estuve presionado por nada, ni por ser el sustituto de Verdú ni de nadie. Simplemente las cosas no me salían bien. Estaba sin confianza. Ahora, llevo ya dos meses que me estoy soltando más y estoy más tranquilo”, afirma el portugués, que el domingo pasado Aguirre le volvió a dar la llave del equipo y esta vez Pizzi dijo presente. “Me parece que se liberó, que pensó: ‘no vengo a cargar el equipo en mi hombre solo”, reflexiona el técnico mexicano; “quizás ir al banquillo o ni entrar en la convocatoria le abrió los ojos”. “Lo veo suelto, protagonista, pateando al arco, pidiendo la pelota, defendiendo sin necesidad de hacerlo. Este es el Pizzi que nos cautivó y por el que llamamos al Benfica”, cierra Aguirre.

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Sobre la firma

Juan I. Irigoyen
Redactor especializado en el FC Barcelona y fútbol sudamericano. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Ha cubierto Mundial de fútbol, Copa América y Champions Femenina. Es licenciado en ADE, MBA en la Universidad Católica Argentina y Máster de Periodismo BCN-NY en la Universitat de Barcelona, en la que es profesor de Periodismo Deportivo.

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