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“Hoy creen que matarse es imposible”

El campeón del mundo en 1997 carga contra el comportamiento de los pilotos en la pista y analiza las diferencias con su época

Oriol Puigdemont
Jacques Villenueve, en Montecarlo.
Jacques Villenueve, en Montecarlo.Vladimir Rys (Getty)

A Jacques Villeneuve (Quebec, 42 años) se le recuerda en la F-1 por proclamarse campeón en 1997 después de tenérselas tiesas con Michael Schumacher, y por hablar tan claro como pocos lo hacen. Cuando la mayoría habla con él se acuerda de Gilles, su padre, uno de los pilotos de la historia convertido en mito a pesar de no haber logrado nunca el título. En Nürburgring lanza su mirada sobre un campeonato que regresa tras la polémica de los reventones. Hamilton sale hoy (14.00, A3) primero por delante de Vettel y de Webber, y con Alonso octavo fiado a la estrategia tras rodar la última tanda clasificatoria con neumáticos duros.

Pregunta. ¿Qué recuerda de su padre?

Respuesta. Que estaba loco. Hacía cosas increíbles cuando se subía al coche y seguía haciéndolas cuando se bajaba. Con 10 años me dejaba pilotar su helicóptero. Cualquier cosa la llevaba al extremo, aunque también es verdad que era otra época. Ahora, si haces cualquier cosa de ese estilo se entera todo el mundo, la policía, y te metes en un buen lío.

P. La semana pasada, en Silverstone, Williams celebró su gran premio número 600 en la F-1, el año que ha firmado el peor arranque de su historia. Usted es el último campeón del mundo con esa escudería. ¿Qué queda de aquel equipo?

“Está de moda fichar a pilotos que pagan en lugar de centrarse en ser rápidos”

R. Queda algún mecánico, pero en estos momentos Williams debe reformularse. Durante muchos años, los constructores tomaron el control. Cuando las marcas se fueron la estructura se quedó sin dinero, en cueros. Si estás acostumbrado a trabajar con un gran presupuesto, volver a la austeridad no es una opción. Los patrocinadores que llegan lo hacen porque el constructor los recluta, y cuando este se va, pues ellos, también. Por eso está de moda contratar a pilotos que pagan en vez de centrarse en si son rápidos. Eso termina por convertirse en un bucle del que es muy difícil salir.

P. ¿Qué incidencia tiene a ojos del espectador?

R. Hay corredores que no saben muy bien si lo que están haciendo está bien o mal. Fernando, por ejemplo, en general sabe lo que se trae entre manos. Pero, al mismo tiempo, también hay otros que no tienen ni idea de lo que pueden hacer y lo que no, se creen que están dentro de un videojuego. Y no sé si es debido a la educación que reciben o a la infinidad de normas que hay. La F-1 se ha vuelto como el fútbol: si puedo putearte sin que me vean, lo hago. Antes, estas cosas no pasaban porque si tú estampabas a alguien contra el muro, sabías que en la siguiente carrera él te iba a hacer lo mismo. Ahora no hay ese respeto, se ha perdido. En este sentido, los hay que ni siquiera creen que este deporte sea peligroso. Los de mi época sabíamos que lo que hacíamos era muy arriesgado; yo he visto morir a mi padre y a Ayrton Senna, pero cuando eso ocurrió algunos de los que ahora están aquí ni siquiera habían nacido. Hoy en día, los pilotos creen que matarse es imposible, no es algo que entre en sus cabezas, y por eso luego hacen cosas discutibles.

P. ¿Qué opinión le merece el embrollo alrededor de los neumáticos?

R. Al final han decidido cambiarlos, aunque los responsables de todo han sido los equipos, no Pirelli. Estos compuestos que se emplearán aquí estaban listos para Montreal, pero hubo tres escuderías [Ferrari, Lotus y Force India] que se opusieron y no firmaron porque creían que esas gomas, llamémoslas peligrosas, les beneficiaban debido a las características de sus coches. En vez de pensar en el bien de la F-1 pensaron en el suyo propio. Se mantuvieron esos neumáticos hasta que, a raíz de las explosiones en Silverstone, la FIA pudo actuar en pro de la seguridad sin la aprobación de los equipos. Demasiada política en todo el asunto.

P. El rendimiento de Mercedes ha aumentado mucho en el último mes y medio. ¿Le parece justo que pudiera rodar tres días en Montmeló y solo le cayera una regañina?

R. No estoy al tanto del reglamento hasta ese detalle, pero seguramente Mercedes hizo algo que pensaba que podía hacer.

P. Después del ataque de Vettel a Webber en Malasia, desobedeciendo las órdenes de equipo, muchos vieron en el proceder del alemán el del viejo Michael Schumacher, con quien usted se dio bastante cera. ¿Le parece acertada la comparación?

R. Vettel no estuvo bien en Malasia porque Red Bull había obligado a Webber a bajar el ritmo, pero ese mismo día, Webber también encerró a Vettel y le llevó hacia el muro. Michael obedecía al equipo, se hizo ayudar pero también hubo carreras en las que echó una mano a Irvine o Barrichello. Lo que él hacía era otra cosa: estampaba a la gente contra el muro y no era sancionado.

“Schumacher estampaba a la gente contra el muro y no era sancionado”

P. ¿Qué piensa de la decisión de Webber de dejar la F-1 para irse a correr con Porsche a Le Mans?

R. Creo que será bueno para Red Bull porque habrá más energía positiva de puertas hacia adentro. Ahora todo el mundo trabajará para Vettel porque Webber se marcha en cualquier caso. Su decisión facilitará la vida a la mayoría.

P. En ocasiones, usted se ha mostrado muy duro con Vettel.

R. Vettel es rapidísimo pero aún está creciendo, es un poco niño. Este año ha madurado algo, pero la temporada pasada, cada vez que estaba en una situación delicada cometía errores, se cabreaba, se quejaba de los comisarios y cosas así. Hay mucha gente del paddock que piensa que solo ha triunfado porque conduce el coche de Adrian Newey. Haría falta verle en otro equipo. Aunque alguien que ha ganado tres títulos seguro que es bueno.

P. Cuando usted ganó el Mundial también lo hizo con Newey.

R. Es que Adrian es un mago. Siempre diseña monoplazas extremos, muy difíciles de conducir pero muy veloces, y además es capaz de adaptarse al piloto. Hay veces que se pasa en algunas cosas y el corredor se ve desbordado; entonces es capaz de volver atrás. Es un genio porque allí donde va, bien sea a Williams, a McLaren o a Red Bull, consigue construir un prototipo que termina ganando en pocos años. Logra saber qué dirección hay que tomar. Cuando el reglamento cambia, sabe interpretarlo y buscar los puntos importantes que le permitirán marcar la diferencia. Sus monoplazas no son fáciles de dominar hasta que los llevas al límite, pero cuando encuentras ese punto te das cuenta de lo bueno que es.

P. Esta temporada, parece que Ferrari se ha acercado a Red Bull.

R. Lo bueno que tiene Ferrari es que siempre apoya a su primer piloto, nunca le traiciona, y eso es muy importante y bonito de ver. Los hay que cuando cometes un error te señalan con el dedo y remarcan que la culpa es tuya. En Ferrari no pasa.

P. ¿Y no cree que eso puede llegar a crear monstruos?

R. Ferrari apoya al máximo a Fernando pero nunca ha criticado a Massa. En el caso de Alonso, fue él quien el año pasado mantuvo vivas las opciones del equipo, por eso deben protegerle. Si alguna vez le tienen que decir algo negativo lo harán pero de puertas hacia adentro, y eso es algo que los demás deberían aprender.

P. ¿Qué cambiaría de esta F-1?

R. Eliminaría el suministrador único de neumáticos, retiraría todos los elementos artificiales como el KERS y DRS y también acabaría con las restricciones en el número de motores y cambio. Menos reglas, carreras más puras, algo parecido al NASCAR.

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