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Y los españoles, ¿qué?

A Sergio García no le va Augusta, Olazábal busca su mejor juego y Gonzalo Fernández-Castaño sigue conociendo el Masters

J. M.
Sergio García, este miércoles en Augusta.
Sergio García, este miércoles en Augusta.Andrew Redington (AFP)

Los hay enamorados del Masters, como Olazábal, entregado a Augusta desde que se vistió de verde en 1994 y 1999. Los hay que se enamoran al primer vistazo, como Gonzalo Fernández-Castaño, prendado de la majestuosidad del campo en su debut el año pasado (61º) y reenamorado ahora. Y los hay a quienes este campo les pone un nudo en la garganta, como Sergio García, tan descreído con Augusta como para soltar: “Aquí me he dado cuenta por fin de que no sirvo para ganar un grande”.

Augusta nunca deja indiferente. Son tres españoles lo que compiten en el Masters. Tres historias diferentes:

Sergio García (33 años; 16º del mundo; 21 torneos ganados; 12º en el pasado Masters).

“Eres el mejor embajador de España”, le dice un gallego de Ourense emigrado hace muchos años a Estados Unidos al golfista castellonense, que por fin suelta una sonrisa. Es el Masters el grande que peor le sienta –se cumplen 15 ediciones desde su primera aparición- y Augusta un campo con el que ha tenido una relación de más odio que amor. Hasta tuvo que pedir públicamente perdón por criticar a la organización. “No voy a mentir, no estoy al 100% en mi juego”, dice El Niño en la víspera, acompañado durante su entrenamiento por el extenista Juan Carlos Ferrero y el expiloto Sete Gibernau. “Me faltan coger sensaciones, golpes aquí y allá, solidez, fluidez”. Para colmo le toca lluvia, según las previsiones, en sus primeros pasos en el Masters. “Yo empiezo con mentalidad positiva. Las ganas y la intención no me las quitan”, dice. Cuando se ponga la bola en juego se pondrá también a prueba su fortaleza mental.

El alemán Bernhard Langer, uno de los dueños de la chaqueta verde, comenta en GolfDigest: “El juego largo de Sergio está hecho para Augusta. La manda lejos y mueve perfectamente la bola recto, que en Augusta es hoy más importante de lo que solía ser. Todo se reduce al putt. La cuestión es si es capaz de manejar los greens. Puede que Olazábal no la mande lo suficientemente lejos para Augusta, pero tiene el juego de putt que se necesita. Si pudieras poner el juego de putt de Chema en el juego largo de Sergio ya tendrías al ganador del Masters”.

Olazábal, con el driver.
Olazábal, con el driver.AFP

Chema Olazábal (47 años; 404º del mundo; 29 torneos ganados; no pasó el corte en el pasado Masters; campeón en 1994 y 1999).

Al vasco le recuerdan a cada paso la magnífica victoria en la Ryder, y ha sido propuesto por la federación española para el Premio Príncipe de Asturias (Seve lo ganó en 1989) después de conseguir ya el Laureus al mejor equipo del año pasado. Pero él quiere que le miren y que le hablen como a un jugador en activo, porque así se siente. Aunque el juego, dice, no le acompañe demasiado. Solvente todavía con el juego corto, es en la inmensidad de Augusta donde Olazábal más sufre. “El campo se me hace largo, las yardas cuentan”, asegura él.

Gonzalo F.-Castaño.
Gonzalo F.-Castaño.EFE

Gonzalo Fernández-Castaño (32 años; 30º del mundo; seis torneos ganados; 61º en el pasado Masters).

“Con mucha ilusión” llega el madrileño a su segundo Masters, después del 61º puesto del curso anterior. “Estar aquí es ya una experiencia inolvidable. Es un campo en que la experiencia es un factor fundamental. Jugar el año pasado las cuatro vueltas me va a ayudar mucho, y ahora llego mejor de juego”, dice Gonzalo, que ha compartido entrenamientos con Olazábal y con Ángel Cabrera. En busca de la tarjeta estadounidense, a Gonzalo le sigue maravillando Augusta: “Me sorprende todo, los ondulados de los greens, los cambios de viento entre los árboles, la perfección de todo… Me enamoré profundamente el año pasado y el amor dura”.

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Sobre la firma

J. M.
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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