Cazorla (Jaén)

La sierra de Cazorla para un final de verano

Esta región montañosa de Jaén compite con el litoral apoyada en rutas de senderismo, una fauna vistosa, una iglesia obra de Andrés de Vandelvira y un entorno apacible representado en el parador, desde donde arrancar a andar y terminar para cenar y descansar sin el bullicio de la costa

Mariano Ahijado

A la sierra de Cazorla (Jaén) se va a descansar sin estarse quieto. El horario y la dificultad de la actividad física la marca el visitante, tenga este 7 o 70 años. Sobresale el senderismo por el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, el de mayor superficie de España, donde con la llegada del otoño berrea el ciervo y ronca el gamo. Donde las cuestas que conducen hasta las cerradas (cañones estrechos y profundos) se suben con el corazón y se bajan con las piernas, como dice el guía local Jesús Ruiz. Donde nacen 22 ríos, entre los que se incluye el Guadalquivir, propicio en su primer tramo para la práctica del barranquismo. Donde se ubica el parador de Cazorla, punto final a la hora de comer si la pateada pide libro y piscina, o ya al atardecer, cuando la terraza del hotel se convierte en el espacio más cotizado del parque por sus vistas. A ella acuden todos los que andan por Cazorla y que en el más tranquilo septiembre son los que ya saben y conocen esta zona de interior, una alternativa a la playa cuando muchos ya están limpiando la bandeja de entrada del e-mail.

Dentro del parador

Al fresco

Clientes del parador cenan a la caída del sol en la terraza con vistas rodeada de vegetación, en la que sirven platos veraniegos de la zona como el rinrán (puré de patata con tomate y bacalao) o la pipirrana (ensalada de pimientos y tomate con atún marinado).

Calma dentro y fuera

Construido en 1965, el parador de Cazorla cuenta con 34 habitaciones. Algunas disponen de cama con dosel y ofrecen vistas a la sierra. El 80% de los clientes son nacionales. La doble ventana mejora la climatización, pues el silencio está garantizado de todas las maneras.

Aislado de todo

Juan Diego Martínez, su director, en el jardín de este hotel de cuatro estrellas enclavado en el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, sin poblaciones cerca. Los aficionados a la caza del siglo pasado han dado paso a los amantes de la montaña y del senderismo.

Fauna autóctona

Un gamo macho joven, en las inmediaciones del hotel. Este cérvido se activa a primera hora del día, cuando la temperatura es más baja. Sestea a la sombra cuando hace calor. Conviene fijarse con atención porque yace mimetizado con el terreno.

Después de la caminata

La piscina de temporada abre todos los días en verano de 11 a 19. Rodeada de césped natural y de grandes dimensiones, permite tanto refrescarse después de andar como nadar, otra oportunidad de hacer ejercicio.

Muy local

El hotel recrea un cortijo andaluz, con un portón de madera grande de acceso. Pinos y un gran chopo presiden el jardín. En el restaurante y la terraza, muy demandada, se sirven platos regionales como la trucha a la serrana o los talarines, una pasta de harina con conejo y hierbabuena.

Bastones para caminar

Dos bastones de madera indican que el parador de Cazorla se encuentra en un lugar óptimo para iniciar rutas de senderismo y de media montaña para todos los públicos. Muchos clientes desayunan a las 8, cuando abre el bufé, ya vestidos para salir a caminar.

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La desconexión es total en el parque. No solo porque se trata de un espacio apacible y silencioso en el que relajarse sin hacer nada o preguntando para hacerlo todo, sino porque apenas hay cobertura. La señal se va a lo largo de toda la actividad matutina que lidera Ruiz como chófer de un 4x4 y como gran experto en cérvidos y reptiles y rapaces –en todo lo que se mueve–, y en las plantas, 24 de ellas endémicas, que dan sentido al entorno.

También domina las costumbres del lugar porque se las han transmitido y porque nació en la comarca. Explica sin perder ojo a lo que sucede fuera –por si divisa un gamo; los mamíferos siempre se llevan todas las fotos– que los lugareños obtenían cal al quemar piedra caliza en hornos al aire libre, en caleras. O detalla cuando se acerca la hora de comer las recetas tradicionales de los serranos que campaban en esta zona que en un tiempo fue de ocupación libre. Cuando el costumbrismo se agota, se explaya en consejos de montaña: “Siempre conviene ir al menos tres personas por si a una le pasa algo, que tenga acompañamiento y el tercero vaya a pedir ayuda”, relata. Un podcast de naturaleza en vivo, que solo el cliente pone en pausa cuando hace alguna pregunta.

Naturaleza para los Sentidos

Actividades culturales, turismo sostenible, dinamización de la zona...
Cómo sacarle el máximo partido al entorno del parador de Cazorla

“Detrás de las montañas hay más montañas”, afirma Ruiz, de TurisNat, para recalcar la inmensidad de este parque, formado por tres sierras, y para constatar que no se ve en dos días. Cambia el paisaje si se opta por las partes más altas, por los poyos (montañas planas), o si se prefiere caminar por las cerradas, siempre siguiendo el curso de los ríos que forman esos desfiladeros. Un lagarto llama la atención de María Angustias Ruiz y José María de Lara, un matrimonio jubilado de Granada que veranea desde hace unos 15 años en el parador de Cazorla. El reptil se ha quedado petrificado al sol sobre una roca. El trajín de los visitantes en el nacimiento del Borosa, que ofrece un agua helada y rica cuando se bebe, hará que desaparezca.

El guía Jesús Ruiz, a la izquierda, da explicaciones a unos visitantes en las inmediaciones de una laguna, en el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas.
El guía Jesús Ruiz, a la izquierda, da explicaciones a unos visitantes en las inmediaciones de una laguna, en el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas.Jose Manuel Pedrosa

“La playa es solo playa y playa”, define María Angustias, gran caminante junto a su marido y defensora del turismo de interior. Ambos destacan la posibilidad de iniciar rutas desde el mismo parador, sin necesidad de mover el coche. A las 8 empapas de aceite la tostada en el desayuno y a las 8.15 sostienes los bastones para caminar. Estos granadinos dedicados toda su vida a la pedagogía y la docencia ensalzan la ausencia de grandes lujos y el carácter agradable y cercano de los jienenses.

—Bueno está todo, señores. El paté de perdiz lo hacemos muy rico. El rodaballo está saliendo muy bueno. La corvina ni te cuento… Esto ya depende de lo que les apetezca.

Un trabajador del parador recita la carta del restaurante a unos clientes habituales. Momentos antes les ha saludado de forma afectuosa, muy contento de verlos de nuevo otro año más. Todos los empleados se desviven por su tierra y lo transmiten con información detallada, con conocimiento, pero de forma modesta, sin alharacas. El visitante será el que ponga los adjetivos. Y los pone.

Marco Antonio, Lydia y Antonio recomiendan

En la nava de San Pedro o en la de San Pablo, planicies con pocos árboles, los ciervos y los gamos, en celo, persiguen a las hembras. Con las primeras lluvias de septiembre comienza la berrea del ciervo y un poco después la ronca del gamo. La de estos últimos es más espectacular, son más activos, se pelean más.

Marco Antonio Castillo

Oficial de Administración 24 años en Paradores

La Ruta de la Cerrada de Elías te adentra en un cañón formado por el río Borosa. La caminata consta de 9 kilómetros y se realiza pegado al paredón, a la izquierda, mientras el agua fluye por la derecha. Varios puentes de madera permiten cruzar el río. Se completa en tres horas parando a hacer fotos y es apta para todos los públicos.

Lydia Marchal

Responsable de Recepción 20 años en Paradores

“Para disfrutar de unas vistas generales del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas recomiendo ir a los Poyos de la Mesa, una altiplanicie a 1.600 metros. A los pies queda el valle del Guadalquivir. Se puede dar un paseo sin dificultad por las laderas frondosas, donde habitan muflones.

Antonio Muro

Camarero 26 años en Paradores

Juan Diego Martínez, el director del parador, constata que los visitantes están muy fidelizados. Sus razones: la ubicación del hotel, alejado de núcleos urbanos; las rutas a pie por el parque; el carácter y el servicio del personal; la agenda semanal con actividades al aire libre: “El parador ha contribuido al desarrollo del turismo en la zona”, afirma Martínez. El guía Jesús Ruiz abunda: “El hotel está muy presente. Nos da vida de forma directa e indirecta”.

Aventura en el agua

La instructora Belén Piñar, propietaria de Tierraventura, pone a saltar a los visitantes que buscan actividades más agitadas. Conduce a grupos de todas las edades por las pozas que se forman en los cursos del río Guadalquivir. Descienden durante unas tres horas ataviados con cascos y cuerdas por si se tienen que enganchar a alguna vía en lo que se conoce como barranquismo. También organizan descensos en balsas (rafting) cuando los pantanos liberan agua y se genera más caudal, y escalada en vías ferratas: “Los visitantes buscan emoción y salir de la rutina”, resume Piñar, que lleva 25 años en el sector.

Un grupo proveniente de Alicante realiza barranquismo por el río Guadalquivir, una actividad que consta de varios niveles de dificultad.
Un grupo proveniente de Alicante realiza barranquismo por el río Guadalquivir, una actividad que consta de varios niveles de dificultad.Jose Manuel Pedrosa

La emoción también se encuentra en el pueblo de Cazorla, a 43 minutos en coche del parador –las distancias se miden en tiempo, no en kilómetros, por la orografía del lugar–. Es una emoción tranquila, se produce al visitar la iglesia inacabada de Santa María, atribuida al arquitecto renacentista Andrés de Vandelvira. El templo al descubierto, convertido en un auditorio que acoge obras de teatro, conciertos y danza, y bodas y graduaciones, tiene hechuras de catedral y se construyó sobre el cauce del río Cerezuelo. Una bóveda de 130 metros de largo y 13 de alto se despliega sobre el agua. Una pasarela permite contemplar este antojo del autor, puro deleite en su obra. Cazorla fue elegida capital del turismo rural en 2022. Tiene tanto este pueblo encaramado a la falda de la montaña y el parque natural en el que se ubica que ni se ha hablado del mar de olivos que inunda la zona.

Visitantes contemplan la iglesia inacabada de Santa María de Cazorla, que se restauró entre 2006 y 2010 como monumento y como espacio público para espectáculos.
Visitantes contemplan la iglesia inacabada de Santa María de Cazorla, que se restauró entre 2006 y 2010 como monumento y como espacio público para espectáculos.Jose Manuel Pedrosa

Andalucía, en 16 Paradores

CRÉDITOS

Redacción y guion: Mariano Ahijado
Coordinación editorial: Francis Pachá
Fotografía: José Manuel Pedrosa
Desarrollo: Rodolfo Mata
Diseño: Juan Sánchez
Coordinación diseño: Adolfo Domenech
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