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Kitty Green, la cineasta destinada a subvertir los tópicos machistas

La directora australiana estrena ‘Hotel Royal’, un wéstern de terror que enlaza con sus trabajos precedentes sobre la violencia con las mujeres y la cultura del abuso

Kitty Green, el pasado septiembre, durante la presentación en el festival de San Sebastián de 'Hotel Royal'.Foto: Juan Naharro (Getty Images)
Gregorio Belinchón

“Pensé en mi propia vida y reflexioné: como mujer, ¿cuándo es la última vez que he sentido miedo? Y sobre todo: ¿era un miedo real o estaba provocado por los tópicos heredados?”, cuenta Kitty Green (Melbourne, 39 años). La conversación tiene lugar tras un clase magistral ofrecida por la cineasta durante el pasado festival de San Sebastián, y su frase apunta a lugar desde el que está creando su obra una artista que, tras dar un puñetazo sobre la mesa del mundo del documental, reflejó como nadie la oscuridad emanada de una figura masculina de poder como Harvey Weinstein (y en general de cualquier ejecutivo depredador con ínfulas y despacho) en The Assistant (2019). Ahora ha estrenado en las salas españolas Hotel Royal, la subversión de los tópicos del wéstern y del terror con la que concursó en el pasado Zinemaldia, y ha vuelto a confrontar al público con comportamientos machistas heredados y difundidos a través de la cultura.

¿Puede cambiar el cine las narrativas masculinas imperantes? “Necesitamos ampliar la conversación, que la industria sea un poco más consciente de que no solo hay un tipo de historia, que todos deberíamos tener derecho a reflejar nuestra voz”. Y esa brega se ha convertido el motor creativo de la australiana. Green estudió en la escuela de artes de la Universidad de Melbourne, su ciudad natal, y al acabar aprovechó el habitual año sabático de los licenciados australianos para recorrer Europa. Ella misma se ríe de la imagen que puede traslucirse de su físico de rubia eslava. “Mi abuela era ucrania, de ahí mi físico. Y por eso, ante el viejo cliché que maldefinía Ucrania y que se repitió en mi viaje por el continente, decidí centrar mi primer trabajo en lo que, hasta antes de la invasión, muchos occidentales pensaban de ese país”, recuerda.

Julia Garner (izquierda) y Jessica Henwick, en 'Hotel Royal'.
Julia Garner (izquierda) y Jessica Henwick, en 'Hotel Royal'.

Ahí nació la inspiración para su primer largo documental, Ucrania no es un burdel (2013), que desde el título deja claras las intenciones de Green, y en cuyo rodaje fue detenida por las fuerzas de seguridad rusas. “Pasó porque las protagonistas del filme son las activistas de Femen, la organización activista feminista que nació justo en Ucrania, aunque hoy se nos olvide porque su sede está en París”, explica. Green y dos miembros de Femen fueron duramente interrogadas por la policía. “Y tuve suerte, porque soy extranjera”.

Kitty Green, directora del documental 'Ucrania no es un burdel', en medio de las activistas femeninas del grupo Femen en el festival de Venecia de 2013.
Kitty Green, directora del documental 'Ucrania no es un burdel', en medio de las activistas femeninas del grupo Femen en el festival de Venecia de 2013.efe

La cineasta se hizo de repente conocida en el circuito festivalero; y en su siguiente documental encontró ese tono desasosegante que emana de su cine. En Casting JonBenet (2017), la cineasta indagó en el asesinato en 2006 de JonBenét Ramsey, una niña de seis años, reina de concursos infantiles de belleza, caso que conmocionó Estados Unidos y que aún hoy sigue sin resolverse. Para contarlo, Green decidió dar a la historia una vuelta más y convocar y grabar un casting en los alrededores de Boulder (Colorado), hogar de la familia de la cría, para una posible película con el tema. Y a través de las conversaciones con los voluntarios, actores y aficionados, que se presentan para dar vida a los Ramsey, al jefe de policía y a Santa Claus —la niña falleció el día después de Navidad—, entender cómo afectó el crimen a la comunidad.

Las dos protas de 'Hotel Royal', en la habitación donde duermen en el piso superior del bar.
Las dos protas de 'Hotel Royal', en la habitación donde duermen en el piso superior del bar.

El éxito del filme le abrió las puertas al salto a la ficción, y Green fue de las primeras cineastas en encarar el caso Weinstein con The Assistant, y no a través de uno de los ejecutivos cinematográficos más famosos de la historia, sino desde Jane, una asistente recién llegada a su compañía. Detrás de la mesa de trabajo de la nueva hay una puerta. A veces cerrada, a veces entreabierta. Desde allí una sombra gobierna su pequeño imperio. El público nunca le ve la cara, pero sí la espalda, y oirá su voz: es Harvey Weinstein. Y su comportamiento como depredador sexual y como abusador laboral marca la jornada de Jane y de sus compañeros. “Tanto en The Assistant, sobre todo cuando ves las humillaciones que sufre Jane y los escarceos sexuales de su jefe, como en Casting JonBenet, quería que el público sintiera la tensión. Jane no sabe, como el espectador, exactamente qué está ocurriendo”. Lo que desliza su filme hacia el terror. “No estaba segura de esa deriva en su estreno, aunque sí de que nuestra sociedad crea en muchos ambientes y de manera innata, el terror”.

Desde la izquierda, Toby Wallace, Hugo Weaving y Jessica Henwick, en 'Hotel Royal'.
Desde la izquierda, Toby Wallace, Hugo Weaving y Jessica Henwick, en 'Hotel Royal'.

A The Assistant le afectó de pleno en su lanzamiento comercial la pandemia; a cambio Green pudo encerrarse tranquila a escribir y decidió volver a casa con Hotel Royal, a contar una historia en la Australia profunda y a hacerlo a través de dos mochileras extranjeras que tras quedarse sin dinero aceptan trabajar en un tugurio en un pueblo minero donde la única vía de escape es emborracharse en ese bar. “Existe una sexualización inherente a la condición femenina que gracias a los últimos movimientos como el MeToo empieza a desaparecer. En mi trabajo empiezo primero eligiendo el tema, posteriormente me planteo qué cosas me interesan de ese tema y finalmente qué puedo aportar yo”, desmenuza. “Aquí la tensión nace de esa cultura del alcohol, que provoca explosiones de agresividad, y de los vastos paisajes desérticos, que se contraponen a la claustrofobia de la oficina de The Assistant. La cámara se fija en la reacción de las dos protagonistas, siempre alertas, pero también rastreo a los clientes, que, amenazantes, vigilan a las chicas. Sí, será wéstern por la escenografía y los personajes, pero es terror por lo que palpita en el interior”.

La estrella de Hollywood que quiso salvar a las mujeres

Tanto en The Assistant como en Hotel Royal, el alter ego de la directora es la actriz Julia Garner, que desde cría ha ido labrándose su carrera, y ha logrado tres premios Emmy y un Globo de Oro por la serie Ozark (2017-2022). “Sus ojos me permiten transmitir muchas emociones. Aquí construye un enigma: ¿su personaje está loco? ¿Le están haciendo luz de gas? ¿Es ella o el mundo que le rodea?”, explica, porque así Green construye y destruye otro arquetipo, el de la mujer histérica. “Si protestas, eres problemática. Si solo quieres trabajar y no hablar, eres antipática. Y si te quejas, siempre serás la histérica”. Y parte de la culpa “la tiene el cine, con su narrativa imperante” en la que cuando dos excursionistas van solas por el mundo, acabarán asesinadas. “En Hotel Royal sobrevuela ese tópico, porque efectivamente, lo manejo a mi favor. En cambio, es una película sobre mujeres que se encuentran a sí mismas, sobre su fortaleza”. Como anécdota cuenta que al inicio del proyecto una estrella de Hollywood entró en el desarrollo, “y nos hubiera abierto muchas puertas”, hasta que quiso cambiar el final. “Decía que un hombre, en concreto su personaje, tenía que salvar a las chicas. Es decir, ellas, por sí solas, ¿no podían salir adelante? No entendió nada de la historia”.

La actriz Julia Garner y la directora Kitty Green, en el rodaje de 'The Assistant' en 2018.
La actriz Julia Garner y la directora Kitty Green, en el rodaje de 'The Assistant' en 2018.

Así pues, vuelta a una reformulación de la pregunta inicial. ¿Puede cambiar su cine el mundo actual? “No sé si una película puede cambiar la cultura dominante, aunque sí que puede abrir otras puertas por las que entren nuevas narrativas. Y que la próxima generación de espectadores, cuando vean una película sobre dos viajeras, no presupongan que a la vuelta del camino serán degolladas”.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.
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