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Crítica | Políticamente incorrectos
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Políticamente incorrectos’: el consenso político está en un calentón sexual mutuo

Arantxa Echevarría dirige un intento de sátira con ecos a la actualidad, que ni abre debates, ni aporta ironía o mordacidad, ni tiene gracia

Juanlu González y Adriana Torrebejano, en 'Políticamente incorrectos'.
Javier Ocaña

Se podría decir que Políticamente incorrectos es una sátira política, pero el concepto le viene tan enorme que habrá que reducirlo. Para gozar de tal calificación tendría que haber un discurso, provocar un debate, tener unas intenciones subversivas y una capacidad para la ironía y la mordacidad, ser incisiva e incluso hiriente, además de lograr encontrar el entretenimiento y, por supuesto, el humor. Pero la nueva película de Arantxa Echevarría, escrita por Olatz Arroyo, carece de todo ello.

¿Una astracanada política, entonces? Algo más cerca, sobre todo en lo de la astracanada, aunque el apellido “política” habría que sustituirlo por “ambientada en la política”, lo que no es lo mismo. Porque aquí, a pesar de que la película se desarrolle alrededor de la campaña electoral de los dos principales partidos políticos de nuestro país, rebautizados como España Liberal y Nueva Izquierda, de la presidenta del Gobierno y del líder de la oposición, y principalmente de sus nuevos y jóvenes números dos, procedentes ambos de la base juvenil de cada uno de los partidos, apenas hay reflexión política ni social más allá de un cargamento de clichés que podría soltar cualquier troll en una mala tarde de redes sociales.

¿Una comedia romántica con tintes de astracanada, desarrollada en torno a la política, los medios de comunicación y la opinión pública, volcada esta en redes sociales? Por ahí vamos mejor. Como también se podría hablar de oportunidad perdida. Una más, como tantas otras cuando el cine español reciente se ha acercado desde la comedia pura a las alturas del poder político, a la polarización, a la debilidad de los ideales y a la práctica de la corrupción: Atilano, presidente (1998) y alguna más, siempre en la memoria.

Gonzalo de Castro y Elena Irureta, cabezas de lista de partidos rivales en 'Políticamente incorrectos'
Gonzalo de Castro y Elena Irureta, cabezas de lista de partidos rivales en 'Políticamente incorrectos'

“Una roja” que no pronuncia en toda la película una sola idea y “un facha” al que solo se le distingue por el chaleco y el cinturón con la bandera de España se convierten, por obra y gracia de un entuerto que no acaba de entenderse en el guion, en los números dos de cada uno de sus partidos de cara a las elecciones y a los debates televisivos. Hasta aquí, la política. Mientras, por culpa de otro asunto aún más rebuscado e inverosímil (la astracanada lo es por naturaleza), acaban sintiendo entre ellos una abrumadora atracción sexual después de quedar atrapados durante una noche en un paraje solitario que los obliga a ayudarse mutuamente. Y hasta aquí, el romance.

La primera media hora, justo la que ocupa el inicio de la relación en un bosque junto a un pantano, que para ellos es como una isla desierta, es infame. Resulta incluso chocante que todo este pasaje haya superado algún filtro de calidad en el proceso de producción de la película. Después, una retahíla de lugares comunes sobre “la libertad”, los conflictos con el entorno abertzale, la herencia franquista o el obligado borrado de tuits, sin gracia ni imaginación. A Elena Irureta, la presidenta, la han vestido y maquillado para que parezca Esperanza Aguirre, y el resto de intérpretes hace lo que puede con unas líneas de guion y unas situaciones desquiciantes (Pepa Aniorte es la que mejor parada sale). Entre decenas de chistes verbales y de gags físicos, apenas un par de ellos hacen diana: uno sobre la distancia entre generaciones, en torno a los dos rombos; y otro sobre las cacas de los perros.

Lejos de sus películas más personales (Carmen y Lola, y la estupenda Chinas), Arantxa Echevarría tampoco logra nada salvable con la puesta en escena y el montaje, en la segunda de sus vertientes profesionales, la de obras de encargo como La familia perfecta, también escrita por Arroyo. En un país polarizado, se supone que con Políticamente incorrectos se busca la cohesión a través de la risa y de lo que quizá pueda ser el mejor pegamento entre los españoles de uno y otro extremo: el consenso político está en un calentón sexual mutuo.

Políticamente incorrectos

Dirección: Arantxa Echevarría.

Intérpretes: Adriana Torrebejano, Juanlu González, María Hervás, Elena Irureta, Gonzalo de Castro. 

Género: comedia. España, 2024.

Duración: 91 minutos.

Estreno: 23 de febrero.




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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.
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